Los tiempos han cambiado en la NFL. Antes, en el siglo XX, muchos jugadores corpulentos carecían de una velocidad similar a la de los corredores y receptores, elementos de menor talla pero con cualidades suficientes para recorrer muchas yardas en el menor tiempo posible.
Todo esto ha sido distinto. El futbol americano profesional de Estados Unidos ha evolucionado, y sus atletas son parte de estas modificaciones. Pese a ser un poco más pesados, esto no les quita rapidez, incluso les ha permitido competir con algunos de los velocistas más eficaces.
Prueba de esto ocurrió en el Combinado de la NFL, donde los atletas universitarios exhiben sus habilidades físicas frente a visores de los equipos antes del Draft. Dicho evento se llevó a cabo en el Estadio Lucas Oil de Indianápolis.
Para esta edición, los dos mejores jugadores en la prueba de las 40 yardas no fueron un receptor o un corredor. El profundo Zedrick Woods de la Universidad de Mississippi y el esquinero Jamel Dean de Auburn detuvieron el cronómetro en 4.29 y 4.30 segundos respectivamente.
Esto supone un promedio de nueve yardas por segundo, una marca impresionante, más aún si se toma en cuenta que ambos superan los 90 kilogramos de peso. Su desempeño, si bien no es tan cercano como el de otros jugadores (el receptor John Ross de la Universidad de Washington tiene la marca con un tiempo de 4.22 segundos desde 2017), sus números son de destacar, ya que superaron a receptores y corredores en esta prueba.
Woods y Dean han terminado con el prototipo de jugador de americano, donde solo puedes ser fuerte o veloz. Con ofensivas cada vez más explosivas en la NFL, los coordinadores necesitan de jugadores multifacéticos con pies veloces y fuerza suficiente para taclear con efectividad.