Es menor que algunas de las grandes estrellas de la NFL que siguen activas, pero ya tiene un largo recorrido como coach.
Kyle Shanahan es el entrenador en jefe de los 49ers de San Francisco que se quedaron con el título de la Conferencia Nacional, y que por segundo año consecutivo tendrá una diferencia notable en el terreno de la experiencia, como sucedió con Sean McVay y los Carneros.
Sin embargo, Shanahan recorrió un camino más largo, tiene una gran escuela en su propio padre, Mike, quien ganó dos Super Bowls como entrenador en jefe con los Broncos y uno más como coordinador en San Francisco.
Desde 2004 comenzó su carrera en puestos como asistente de control de calidad ofensiva en Tampa Bay y más tarde fue entrenador de receptores, luego de quarterbacks hasta llegar al puesto de coordinador ofensivo para los Texanos de Houston, donde se mantuvo hasta 2009.
Posteriormente se reuniría con su padre del 2010 al 2013 en Washington y desempañaría la misma labor en Cleveland y Atlanta.
Su último año con los Halcones dejó, además de la despedida, una espina que buscará sacarse, pues a pesar del increíble año que tuvo con el ataque de Atlanta, no pudieron mantener una ventaja de 28-3 ante los Patriotas y perdieron el Supertazón LI, donde muchos lo culpan de haber mantenido la estrategia de pase con Matt Ryan y no manejar mejor el reloj con la efectividad de Devonta Freeman.
Al igual que su oponente, Andy Reid, su mentalidad es ofensiva, aunque su equipo llegó hasta esta instancia gracias a una defensiva notable con 48 capturas en la temporada regular y que terminara como las segunda en yardas permitidas durante la campaña.
Tras sumar dos años con marca perdedora, en su tercer año llevó a San Francisco a ser el mejor de la siembra de la NFC con el 13-3 y quiere cerrar con el sexto Vince Lombardi en la historia de la franquicia.
CC