Varios serán los protagonistas que intenten inscribir su nombre en una temporada significativa para la NFL, la de su centenario. Y aunque Patrick Mahomes y Jimmy Garoppolo son las caras más visibles y en las que recaerá la responsabilidad de ejecutar cada jugada ofensiva, detrás de ellos están quienes les facilitan el trabajo.
Los quarterbacks en turno llegan con etiquetas un tanto opuestas. Por un lado está Mahomes, el joven que por segundo año consecutivo guió a Kansas City a la postemporada asumiendo total control de la ofensiva, y por otro está Garoppolo, el eterno suplente de Tom Brady en Nueva Inglaterra que tiene ahora su gran oportunidad de coronarse con San Francisco.
Los mejores valores que ofrece Patrick Mahomes son su brazo, su capacidad para correr y descifrar las jugadas, pero también cuenta con receptores confiables como Tyreek Hill y Sammy Watkins, quienes pocas veces le han fallado en la temporada.
Además, tiene a Travis Kelce, un ala cerrada de élite que no solo genera yardas y primeras oportunidades, sino que también bloquea y abre los resquicios por los que pasa el juego terrestre. Y es justo en esa parte del ataque donde aparece Damien Williams, elusivo corredor que ha brillado en estos playoffs, sobre todo en la final de la Conferencia Americana.
Con estos ingredientes cuenta Mahomes para darle a Kansas City un título que no gana desde 1969. Mucho ha pasado desde entonces.
El caso de Jimmy Garoppolo es un tanto opuesto. Él no es tan elusivo, no es tan espectacular por aire ni genera grandes números, pero lo que sí tiene a favor es la experiencia de haber estado ya en tres Super Bowls, como suplente sí, pero aprendiendo de una de los mejores mancuernas coach-quarterback de la historia: Bill Belichick-Tom Brady.
Dos victorias de Super Bowl es lo que puede presumir Jimmy G, y todo lo aprendido en Nueva Inglaterra es el mejor respaldo que cualquier mariscal titular primerizo quisiera tener en una ocasión así.
La paciencia que ha exhibido toda la temporada es reflejo de esos años de aprendizaje al lado de Brady. De ganar, Garoppolo puede convertirse en el tercer QB que gana un Super Bowl como suplente y luego como titular, honor que presumen Steve Young y Jeff Hostetler.
Pero al igual que Mahomes, Garoppolo tiene sus complementos, y uno de ellos es el backfield que encabeza Raheem Mostert, con Tevin Coleman y Matt Breida como segundas opciones, para quienes trabaja el fullback Kyle Juszczyk.
Y si por aire se trata, Jimmy puede echar mano de Emmanuel Sanders, Kendrick Bourne y el novato Deebo Samuel, un grupo eficiente de receptores que rubrica George Kittle, un ala cerrada capaz de atraer la doble cobertura de la defensiva rival.
Con todos estos ingredientes, lo único que el aficionado puede esperar es que el Super Bowl LIV sea el digno cerrojazo a la significativa temporada 100 de la NFL.