Los Warriors de Golden State y los Cavaliers de Cleveland inauguran el cuarto capítulo seguido de su enfrentamiento en las Finales de la NBA. Una rivalidad inédita en la historia de la Liga, que representa el dominio de un equipo encabezado por Stephen Curry y otro por LeBron James.
Aunque los jerseys y las arenas en la pelea por el Larry O’Brien sean los mismos desde 2015, los protagonistas han cambiado un poco, desde las bancas, ya que en aquel primer enfrentamiento el coach de los Cavs fue David Blatt, mientras que en las siguientes tres ediciones Tyronn Lue se ha enfrentado a Steve Kerr, el habitual estratega de los de California.
En cuanto a los jugadores, apenas nueve han estado en todas las ediciones anteriores. Por Golden State: Curry, Klay Thompson, Draymond Green, Shaun Livingston y Andre Iguodala, mientras que por Cleveland, además de LeBron, han sido constantes Kevin Love, lesionado en 2015, Tristan Thompson y JR Smith; el núcleo de dos franquicias que han dominado la mejor Liga de baloncesto en el mundo.
Los Warriors han apostado a la continuidad. Tres de esos jugadores son titulares (Curry, Thompson y Green), mientras que Livingston e Iguodala, descartado para este primer partido, son los principales relevos de Kerr.
Sin embargo, tras perder las Finales del 2016, ante los de Ohio, los Dubs buscaron ayuda a la ofensiva, y encontraron a uno de los mejores jugadores de la NBA, Kevin Durant, el Más Valioso de la serie anterior.
La llegada de Durant provocó la marcha de Harrison Barnes a Dallas para ajustar el presupuesto en California. El resto han sido actores de reparto, como los centros Andrew Bogut y Zaza Pachulia, en una quinteta que ha optado por jugar sin un poste y que ha utilizado en esa posición a Kevon Looney, de 2.06 metros.
Para esta campaña llegaron Nick Young, procedente de los Lakers, y Quinn Cook, de Nueva Orleans, que aportan desde la banca.
UNA REVOLUCIÓN
Del otro lado, Cleveland se transformó, sobre todo este año. Los cuatro jugadores que han estado en todas las Finales son titulares (LeBron, Thompson, Smith y Love), aunque en el caso de Kevin, que no jugó en 2015 y fue clave en la marca de Curry en el séptimo juego del 2016, está en protocolo de conmoción y en duda para el primer encuentro.
El resto del reparto ha cambiado. La baja más importante fue la de Kyrie Irving, habitual segundo de James, quien antes de esta temporada pidió ser cambiado y recaló en Boston, donde se perdió los playoffs por lesión.
James Jones, que acompañó a LeBron en Miami y los Cavs, se retiró al final de la campaña anterior, e Iman Shumpert, que estuvo en las tres primeras Finales, fue parte de la revolución de mitad de temporada.
Justo en el último día de cambios, el 8 de febrero, el roster de los de Ohio cambió por completo. Se marcharon Shumpert, Jae Crowder, Dwyane Wade, Derrick Rose, Isaiah Thomas y Channing Frye, y llegaron Rodney Hood, George Hill, Larry Nance Jr. y Jordan Clarkson, en la búsqueda de ayuda para el número 23.
De ellos, solo Hill es titular, y el mayor aporte a la ofensiva ha sido Kyle Korver, quien llegó al equipo antes de la temporada anterior, con la misión de anotar los triples que abundan en el lado de Curry, Thompson y Durant.
También ha dado un paso al frente Jeff Green, que arribó desde Orlando al inicio de esta campaña y que suplió a Love en el séptimo juego de la final del Este ante Boston.
Pero en esta ocasión, más que en alguna de las tres anteriores, LeBron parece ser el único argumento de los Cavs para impedir la segunda coronación al hilo de los Warriors y la tercera en los últimos cuatro años.
Capítulo IV. Mismos equipos, nueve habituales y otros protagonistas. De nuevo, el Larry O’Brien en disputa.