Spencer Haywood, el ex NBA que contrató a un sicario para matar a su entrenador

El ex jugador de los Lakers decidió asesinar al coach que lo despidió cuando su vida estaba manchada por las drogas

Spencer Haywood (AP)
Ciudad de México /

Spencer Haywood, dijo estar arrepentido por las malas decisiones que tomó durante su época como basquetbolista, debido a las adicciones las cuales influyeron para que protagonizara un episodio del cual se arrepintió a tiempo: contrató a un sicario para que asesinara a su entonces entrenador, Paul Westhead.

Durante sus inicios en el basquetbol jugó con figuras como Magic Johnson, Jamaal Wilkes y Kareem Abdul-Jabbar, ganó el oro en los Juegos Olímpicos de México 1968; sin embargo, tras haber pasado por equipos como Seattle y los Knicks, llegó a Los Angeles Lakers, fue ahí donde terminó con su sueño en la NBA debido a las adicciones, por lo que fue despedido.

Haywood se convirtió en una estrella, pero solo duró algunos partidos, ya que después comenzó a sentirse extraño, ya no rendía igual que antes. Jack McKinney, entrenador de los Lakers en ese momento, sufrió un grave accidente de tránsito lo cual lo obligó a abandonar su puesto; Paul Westhead fue quien lo suplió.

“Me sentía sin manos, como si ya no tuviera dedos. Magic me daba buenos pases, y yo no los podía alcanzar. Me negué a creer que fueran las drogas, a pesar de que estaba usando Quaalude, Valium, alcohol y otras cosas para reprimir la fiebre de la cocaína. Culpé de mi pobre rendimiento a todos, incluido Westhead. Mis compañeros se imaginaban que estaba metido en las drogas pero no sabían cómo ayudarme. Me había convertido en un bastardo”, recordó en una entrevista con la revista People realizada el 13 de junio de 1988.

Fue Paul Westhead junto con el dueño del equipo quienes tomaron la decisión de correrlo tras una serie de conflictos. Spencer, como venganza hacia el entrenador, decidió contratar un sicario para matarlo, sin embargo, reaccionó a tiempo gracias una llamada con su madre.

“Dirigí toda mi ira hacía Westhead. En plena ira y tras consumir cocaína llamé a un amigo de Detroit, un tipo llamado Gregory, un gángster genuino certificado. Al día siguiente, Greg y su compañero volaron a Los Ángeles, listos para trabajar. Antes de continuar con el plan, comencé a ver las cosas un poco más claramente. Estaba muy enojado, pero ¿era un asesino? Llamé a mi madre en Mississippi. No le dije lo que estaba planeando, solo que estaba enojado. Ella me dijo: ‘Estás haciendo algo que no es bueno, ¿verdad? Si haces algo malo, te entregaré yo misma. No crié un tonto’. Me hizo entrar en razón”, reveló el Spencer.


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