La historia del boxeo se ha visto marcada por diversos personajes de renombre, mismos que a su vez han cargado consigo con sucesos muy polémicos, desde drogadicción hasta asesinatos. Tal es el caso de Carlos Monzón, el argentino que se convirtió en feminicida.
Carlos Monzón nació el 7 de agosto de 1942 en la localidad de San Javier, en la provincia de Santa Fe, Argentina y desde joven comenzó a practicar boxeo en busca de progresar y darle una mejor vida a su familia y, a la par de sus entrenamientos, trabajó como vendedor de diarios, repartidor de aguas gasificadas, lechero, por mencionar algunos.
El 6 de febrero de 1963 hizo su debut como profesional, al enfrentarse a Ramón Montenegro, a quien derrotó por KO. Durante los años siguientes, sufrió varias derrotas como producto de su inexperiencia, pero a partir de 1965 las cosas cambiaron; su suerte y su pericia para este deporte dieron resultados y comenzó con una gran racha de victorias.
Desde entonces, los logros fueron creciendo uno tras otro, así como campeonatos y defensas mundiales, al grado que en 1980 recibió el Premio Konex de Platino como el mejor boxeador de la historia en Argentina.
DE LEYENDA A FEMINICIDA
El 14 de febrero de 1988, Carlos Monzón cometió el femicidio de su ex pareja, Alicia Muñiz al tirarla de un balcón.
Fue juzgado y declarado culpable en un juicio polémico y mediático, siendo condenado a 11 años de prisión por homicidio simple. Su condena la cumplió en el penal de Batán, cerca de Mar del Plata; luego en el de Junín y finalmente en el de Las Flores, en la ciudad de Santa Fe.
ASÍ FUE SU MUERTE
Carlos Monzón, comenzó a gozar de salidas restringidas del penal donde estaba recluido en la etapa final de su condena y en algunas ocasiones, acudía al gimnasio de la Unión de Empleados Civiles a enseñar boxeo, con la condición de volver al penal para pasar la noche.
En 1995, durante su regreso en una de esas salidas sufrió un accidente automovilístico en el paraje Los Cerillos, de la ruta provincial 1, en la provincia de Santa Fe.
En el kilómetro 51, el automóvil que conducía Monzón, a casi 140 kilómetros por hora realizó un movimiento para muchos inexplicable, ya que primero se desvió hacia la izquierda y luego hacia la derecha, por el carril en el que transitaba en dirección norte-sur.
Tras morder la banqueta con su rueda delantera derecha, el vehículo voló, dio cerca de siete tumbos, sobrepasó una zanja de casi dos metros de ancho, arrancó de cuajo un ceibo y a unos 35 metros de la ruta detuvo su marcha. Su muerte fue instantánea.
FCM