Desde que se anunció la pelea, el duelo fue llamativo y mucha de la emoción provocada era por cómo se veía en papel… los récords, los rivales, pero nadie preparó a los fanáticos para ver lo que pasó esa noche.
Por un lado estaba el mexicano Julio César Chávez, monarca de peso superligero del CMB con el impresionante récord de 81-0; en la esquina contraria el boricua Héctor Camacho, también campeón del mundo con un récord de 40-1, pero jamás derribado, ni noqueado.
La sede que se eligió para el encuentro fue el Thomas and Mack Center en Las Vegas y esta cartelera también contó con la disputa por la corona supermedia que ganó el estadunidense Michael Nunn ante el panameño Víctor Cordoba.
“Fue una pelea bien dura, pero que dejó muy satisfechos a todos. Yo quería tumbarlo, noquearlo, pero no se dio, era un gran peleador. A mí me cayó bien, pues había enfrentado ya a cinco puertorriqueños y aunque hablaba mucho nunca se metió conmigo o con mi familia”, recordó el Gran Campeón Mexicano Julio César Chávez, en el marco del anuncio de la pelea homenaje al Macho Camacho, quien fue asesinado en 2012 en Puerto Rico.
Gran rivalidad en el ring
Chávez y Camacho pusieron gasolina a la rivalidad México vs. Puerto Rico, que hasta el momento se mantiene bien encendida. Esa rivalidad no solo se alimentó por lo que sucedió arriba del ring, también durante la promoción en la que ambos se engancharon en una guerra de declaraciones que tenía a los fanáticos súper atentos pues ambos venían con muy buenas victorias sobre compatriotas.
Chávez venciendo a 5 boricuas, Camacho con victorias sobre el compadre de Julio, José luis Ramírez, y sobre Rafael Bazooka Limón.
En una cartelera televisada en PPV y ante 19 mil fanáticos en el lugar, Julio César presionó de principio a fin en busca del nocaut que nunca llegó, mientras que Camacho sobre puntas evitaba castigo moviéndose con la cintura y haciendo fallar al tricampeón. El Macho intentó ajustar su estrategia y ser más efectivo, pero el empuje del sinaloense fue demasiado como para no dejar que conquistara a los jueces, aunque tampoco suficiente para caer a la lona. Tras recorrer los 12 rounds, las tarjetas favorecieron a JC por 119-110, 120-107 y 117-110. Victoria inobjetable.
Ahora contra su hijo
Años después, Chávez reconoció que el salir a dar un concierto de golpes la primera parte fue gracias al enojo provocado por todo lo que habló Camacho – pues como ningún otro rival, el boricua se metió con la familia del campeón y eso es sagrado.
Camacho fue valiente y aunque su golpeo no fue suficiente para hacer retroceder al mexicano no desistió en ningún momento, al grado de haber dejado marcado el rostro de JC.
Ahora a 29 años – en lo que pretende Chávez que sea su última pelea de exhibición – el César del Boxeo se volverá a calzar los guantes para enfrentar al hijo de ese viejo rival en Guadalajara, y aunque no será lo mismo que hace tres décadas, JC aseguró que ahí hay sentimientos guardados que terminarán por salir para beneficio de los fanáticos.