Nunca fue boxeador, pero aún así el mexicano Alberto Reyes se abrió paso a guantazo limpio para dejar una huella profunda en el deporte de los puños.
La tarde de este miércoles 2 de enero, Alberto Reyes, Beto, como se le conocía en el mundo del boxeo y dueño de la marca de guantes Cleto Reyes, falleció en la Ciudad de México a los 66 años de edad.
El empresario capitalino es reconocido a nivel mundial por los guantes hechos de forma artesanal, cuya historia se remonta a 1945, cuando su padre, Cleto Reyes, inició con la empresa.
La Afición te presenta una fracción de una entrevista realizada a Beto Reyes en 2015 sobre su empresa y el fuerte significado que del boxeo para él y su familia.
¿De dónde nació el deseo de encargarse de la empresa Cleto Reyes?
Desde que fui concebido vivo del boxeo. Recuerdo cuando estaba pequeño y escuchaba con mi papá el boxeo por la radio y me emocionaba porque jugaba a comentar la pelea. Acompañaba a mi papá a los gimnasios, al Jordan, a Los Granada, a los Baños Avenida, a los Gloria, a aquellos gimnasios donde estaban Pancho Rosales y Arturo El Cuyo Hernández, y una cosa llevó a la otra.
¿Nunca le dio curiosidad ponerse a entrenar para ser boxeador?
La verdad, en la escuela siempre fui bien peleonero, pero en una ocasión que me animé a ir a entrenar, mi mamá me dijo que no, porque de por sí ya me peleaba a cada rato, y no me dejaron. Aunque creo que sí hubiera logrado algo, pues se necesita cierto carácter para tener éxito y lo tengo, soy muy aferrado y gracias a ello logré hacer la empresa. Si me hubiera dedicado a ser boxeador, hubiera logrado algo, pero me siento más contento de este lado.
¿Qué se siente ver ahora, después de tantos años y esfuerzos, fotos como la de Muhammad Ali o a los mejores campeones con los guantes?
Ahora ya me he acostumbrado, pero cuando veo una pelea de campeonato mundial y no los traen, se me clava una espinita en el corazón. Sin embargo, me da mucho gusto que la gente reconozca que tenemos un producto mexicano que puede competir con las fábricas del mundo, aunque no somos de primer mundo, pero en esta parte sí les ganamos; y pues con Muhammad Ali, se me hace un nudo en la garganta.
Para llegar a este punto también se necesitan sacrificios, ¿a qué tuvo que renunciar para llegar aquí?
Si les contara... Hubo momentos terribles. Una ocasión prácticamente no dormí en tres días por un compromiso que hizo mi papá sin preguntarme. Fue un esfuerzo físico y mental muy grande para que terminara el trabajo, cuando afortunadamente lo logré, fueron unas 26 o 27 horas dormido de corrido. Incluso mi esposa, en paz descanse, trajo al médico, porque ni me movía. Esa energía, coraje y determinación que se requiere para hacer algo no cualquiera la tiene, es algo un tanto masoquista. Me quedo pensando en la noche el problema que tengo que resolver de producción y aunque suene raro, la solución me despierta. Me he despertado a las 3 de la mañana para poner en papel el diseño de una máquina que haga lo que necesito.
¿Cuál es la meta de Cleto Reyes?
Hay unas políticas y valores que desde que empecé a trabajar las apliqué. La primera fue la responsabilidad de hacer un producto tan bien hecho como si yo lo fuera a usar. En este caso una de las políticas es hacer el equipo y los guantes como si fuera de nosotros, mantenemos esa responsabilidad. De esa manera hemos logrado mantener una calidad respetando los modelos que dejó mi papá. Nos cuesta tenerla, pues en México no existe la cultura permanente de una calidad constante, pero ese es el estándar que nos gusta y así se mantendrá.
Aunque Alberto Reyes bromeaba con la idea de su retiro definitivo de las tareas diarias que implica una marca como Cleto Reyes, Beto nunca se alejó de la fábrica de guantes, que, al igual que el boxeo y su familia, siempre lo llenaron de pasión y orgullo.