La historia de la boxeadora Mariana 'La Barby' Juárez nacida en la Ciudad de México, ha estado llena de éxitos deportivos convirtiéndola en la mejor en su división a nivel mundial.
Los logros sobre el cuadrilátero están sustentados en su carácter y sus terquedad por salir adelante.
El foro de 'Mujeres Milenio, Encuentro de voces con poder', fue el escenario para que esta madre de familia, boxeadora, modelo y empresaria, mostrará sus emociones más allá de la rudeza de su práctica deportiva.
¿Qué te ha llevado a compartir tu experiencia fuera del ring?
Yo siempre estoy muy contenta de poder compartir parte de lo que ha sido mi experiencia de vida, sobre todo para no ponernos límites, nosotras las mujeres somos capaces de muchas cosas, quitándonos ese impedimento que nos ponemos por ser mujer.
Hay que hacerlo por quien sea, por Perla, por Esmeralda, por Patricia, por Lulú, que ellas crean en sí mismas y se quiten de la cabecita que por ser mujeres sólo están hechas para una cosa nada más.
¿Ha habido un momento en tu vida en que te llegaron pensamientos que hicieron limitarte en algo?
Lo único que pudo haberme hecho sentir mal o venirme para abajo quizás fueron los problemas en casa.
El ver a mis papás o mis hermanos mal, quizás eso me limitaba en cierta forma porque era el estarme preocupando por ellos, el estar teniendo que hacer cosas y llenar una cosa con otra.
El tenerme que subir al ring y poder estar peleando pero al mismo tiempo estar viendo que ellos no se cayeran, sí fue algo de limitación, pero aún así lo hacía, es como dicen que hay que hacer las cosas sin miedo, pues aunque sea con miedo, pero hay que hacerlas. Creo que los límites nos los ponemos nosotros mismos.
¿Estas enseñanzas se han ido arraigando en lo personal y profesional. Has trascendido en diversos escenarios más allá del ring?
El simple hecho de hacer lo que me gusta y me apasiona, me ayuda a que todas las cosas se den solas, dirían que el que se dedica a hacer lo que le gusta está condenado al éxito y yo creo que es lo que ha estado sucediendo, que conforme para el tiempo voy aprendiendo, he incursionado como empresaria, como marca, con ideas que se me ocurren y las hago.
El único riesgo es que no funcionen y no pasa nada, le sigo con otra cosa, es como he tratado de caminar, hay cosas que no funcionan al primer momento, pero se van dando, se perfeccionan, se van mejorando, no pasa nada.
Es como en el boxeo, hay que ir avanzando paso a paso, si te caes no pasa nada, te sacudes y a seguirle. Es como en los negocios y en la vida, si nos caemos nos levantamos y no hay de otra.
¿Qué puede doler más, un golpe arriba del ring o fuera de él?
Un golpe siempre va a durar más afuera del ring, porque es muy diferente el dolor físico al emocional.
Un dolor físico te lo puedes quitar con una pastilla o pomada, pero un golpe emocional no se va tan fácil, ese necesita más tiempo, madurez, quizás el ser persistente.
Lo que me ha ayudado para poderme levantar de esos golpes ha sido el estar cerca de Dios siempre me ha levantado de todo y lo que hago siempre lo he dicho, es gracias a él y si sigo en el boxeo es gracias a él y ese don hermoso que me dio que no lo había entendido, el don de golpear, pero profesionalmente arriba de un ring.
¿Qué tan creyente puede ser una boxeadora?
Soy cristiana, pero en estos tiempos más que eso, es que tengo mucha fe en Dios, más que en una iglesia o religión. Esto me sostiene hasta la fecha, cada vez que subo a un ring le doy gracias a Dios por permitirme subir y bajar a las dos con bien y por todo lo que hago.
Creo que el despertar, abrir los ojos y poder ver a mi hija para mi es un milagro y es un regalo que Dios me da.
El año pasado perdí a mi mamá y yo antes de eso, no te imaginas lo que pueda pasar con tus papás, yo sentía que a lo mejor me moría en el momento. Es un dolor terrible pero Dios me ha llevado asimilarlo. Yo que creo en él sé que algún día la voy a ver, él me ha dado las bases para seguir de pie, Dios me ha hecho terca y a tiempo.
¿Cómo pasar del box a los negocios?
Yo creo que esto es parte de la vida. El boxeo no será para toda la vida, es un deporte que da mucho, pero si no sabes cómo retirarte a buen tiempo también pudiera ser algo que te perjudique, es el pensar en un futuro, ir cosechando en lo que he hecho dentro del boxeo, arriesgarte ya que no puedes quedarte sin hacer nada.
No terminé mis estudios pero creo que pero dentro de esto la vida me ha enseñado, es mi escuela.
Mi nombre exactamente ya es una marca. Me he metido a la televisión, a hacer un poco de conducción, algo de modelaje y he emprendido negocios, así nacen las cosas.
¿Por qué el sobrenombre de “La Barby?
Así me puso un periodista del periódico “Esto” en una pelea que tuve en Cancún. Y al regresar a la Ciudad de México, vi en el periódico, encuentro en la portada de ese medio: Gana Mariana “La Barby” Juárez, le cambié para que no me demandara Mattel y poderlo hacer mío.
Al principio no estaba muy contenta, un sobrenombre para una boxeadora no infundía nada de miedo a mi rival, en aquel tiempo era peso mosca, era muy delgadita, siempre utilizaba trencitas con extensiones como que me asimilaron lo del pelo y todo el conjunto quizás pensaron que parecía más una barby que una peleadora. Ya son veinte años con este nombre y lo he adoptado bien.
¿Qué hay sobre la historia de sus tatuajes?
El primero fue una greca en el abdomen, no significa nada y solo fue porque quería hacerme un tatuaje.
Las alas sí las hice en un momento en que me sentía encerrada entre problemas, en que el boxeo no tenía tanto auge, íbamos comenzando, éramos como seis boxeadoras y ya nos habíamos dado la vuelta dos o tres veces, en el año 2000.
Vi unas alas en un video en una canción, con la idea de ponermelas y poder salir de aquí, de repente me sentía medio encerrada en un sólo lugar y sin poder perseguir ese sueño que tenía de ser campeona del mundo.
Estas alas significa no la libertad pero sí el poder volar a donde quieras. El tatuaje de rosas son tan hermosas pero que también lastiman si las llegas a tocar mal por sus espinas, siento que el muchas veces el ser humano puede ser así. Las espías son como una forma de defensa.
¿De qué se tendría que defender?
En este camino te topas con buenas personas personas pero también con gente encajosa, esa gente que ha sacado provecho de uno, por la forma que soy y no me ha ido tan bien con las personas, que se han aprovechado de mi.