Una frase trillada en el deporte es que los récords están para romperse y va acorde a otra frase muy conocida y, que a veces a algunos les duele escuchar: siempre habrá alguien mejor que tú.
En el ámbito deportivo las marcas son una referencia de la grandeza de un personaje o un equipo; una x cantidad de campeonatos o victorias refleja que tan dominante se es en una especialidad; aunque esos números nunca quedan libres de aquellos que buscan encontrar algo que descalifique el logro.
Cuando Michael Schumacher estableció su marca de 91 victorias en la Fórmula 1 en el Gran Premio de China de 2006 con Ferrari y, posteriormente, consiguió su séptimo campeonato del mundo en la máxima categoría, mucho se habló de que pasarían varias décadas antes de que alguien pudiera siquiera acercarse a esa cifra. Sin embargo, mientras el Kaiser dejaba su huella, un joven piloto británico preparaba su ascenso al Gran Circo un año después de que el alemán dejara por primera vez la parrilla.
Desde que Hamilton llegó a la F1, ayudado por Ron Dennis y el programa de desarrollo de McLaren quienes sufragaron sus gastos, quedó en claro que estaba llamado a ser campeón, pero como dijo su propio ex compañero y que fuera piloto de pruebas en la casa de Woking en su año de debut, el español Pedro de la Rosa, “no imaginaba que sería así”.
FOTO: Fernando Alonso y Lewis Hamilton compartieron equipo en McLaren en 2007 (EFE)
Con cinco podios en sus primeros cinco arranques contra los mejores pilotos, el nacido en Stevenage se estableció como un contendiente por el campeonato ante su compañero de ese entonces, Fernando Alonso, pero dio un golpe de autoridad cuando ascendió a lo más alto del podio el 10 de junio de 2007, su primera victoria en la máxima categoría en una campaña en la que al final sumaría cuatro, pero en donde se le escaparía su primer título al verse involucrado en una batalla innecesaria contra el asturiano que le abrió las puertas al Ferrari de Kimi Raikkonen.
A partir de ese momento las victorias fueron una constante, sumando al menos una en cada temporada que ha competido en la Fórmula 1, aunque obteniendo sus mayores éxitos con Mercedes, equipo al que se unió en 2013 en sustitución, curiosamente, de Michael Schumacher quien había completado tres años en una segunda etapa en el Gran Circo con la marca de Stuttgart.
FOTO: Reuters
LA CONTROVERSIA A SU LADO
Pero para algunos los récords de Lewis Hamilton son cuestionables, en especial porque en los últimos años no ha tenido rivales que puedan pelear ante él y los dominantes Mercedes que se han apoderado de los campeonatos de pilotos y constructores desde el inicio de la era de los motores turbo híbridos implantados en 2014.
Las cifras son duras y también claras en que Hamilton ha conseguido un dominio con Mercedes, muestra de ello son sus 70 triunfos a lado de la casa alemana, mismos que le han costado esfuerzo y sacrificio e incluso una fuerte rivalidad contra su compañero de equipo como la vivida con Nico Rosberg, el único que ha roto su hegemonía cuando en 2016 asumió el cetro para, de inmediato, anunciar su retiro de la categoría.
FOTO: Lewis Hamilton, piloto de la escudería Mercedes (Reuters)
Tampoco faltan aquellos que ingresan en su vida personal y han buscado una excusa para poner sus decisiones en tela de juicio, como cuando anunció que iniciará una aventura en el mundo de la moda en una sociedad con Tommy Hilfiger, pero el inglés respondió con una seguidilla de campeonatos sobre Valtteri Bottas, su último y actual coequipero.
Pero desde que Hamilton llegó al deporte motor ha dejado en claro que quiere ser reconocido por su talento en pista, más allá incluso de su color de piel dado que es el primer piloto afroamericano en tener éxito en la serie.
“Seré feliz cuando no tengamos conversaciones sobre estos temas, cuando no importe a los medios”, dijo Hamilton en una entrevista concedida a la revista británica Autosport en los inicios de su carrera: “Hasta entonces entiendo que es algo de lo que tengo que hablar”.
Sin embargo, aún hay medios que buscan adentrarse en temas más profundos de su vida íntima como en la relación con su padre, un hombre humilde que trabajaba en la compañía de ferrocarriles, que hipotecó su casa en diversas ocasiones para ayudar en el ascenso deportivo de su hijo en un deporte donde el dinero es vital para escalar, pero que además dirigió su carrera deportiva hasta 2010, año en que ambos separaron caminos para una ruptura dolorosa que tardó en sanar casi 24 meses, tiempo en el que no tuvieron contacto y en el que el británico tomó la decisión de partir a Mercedes.
Pero cómo el mismo dijo en esa entrevista con Autosport cuando ganó por primera vez en la F3 Internacional: “estaré mucho más feliz si hablamos de mi primera victoria”, un triunfo que fue clave para establecer las bases y llegar a la Fórmula 1, donde hoy alcanzó una de las marcas más importantes de Schumacher. En su horizonte está igualar el número de títulos mundiales, siete, los cuales si nada extraño pasa en el resto de la temporada 2020 empatará en próximas semanas.
A partir de ese momento su decisión de continuar en 2021, la cual sigue siendo un misterio, determinará si se convierte en el más grande de todos los tiempos conforme los números dictan.
FCM