Un día después del incendio que cobró la vida de diez jóvenes jugadores de Flamengo y enlutó al futbol mundial, surgen interrogantes sobre si el siniestro en el complejo de entrenamiento del club fue en realidad una tragedia evitable debido a presuntas condiciones inadecuadas.
Los juveniles, de 14 a 16 años y en su mayoría oriundos de lugares distantes y algunos de origen humilde, soñaban con llegar y consolidarse en el primer equipo de Flamengo para algún día, tal vez, convertirse en ídolos del club, uno de los más populares de Brasil y Latinoamérica.
Pero, en la mañana del viernes, 10 sueños quedaron truncos cuando un incendio destruyó una parte del campo de entrenamiento del Flamengo, conocido como Nido de Urubú y localizado en la zona oeste de Río de Janeiro, que era utilizado como dormitorio de juveniles. Además de las víctimas fatales, tres jóvenes permanecen internados, uno de ellos en estado de gravedad debido a quemaduras.
La investigación apunta al club. El área arrasada por el incendio en el predio no contaba con el permiso correspondiente para funcionar como dormitorio, según una nota oficial emitida por la alcaldía de Río de Janeiro.
Reinaldo Belotti, director ejecutivo de Flamengo, negó el sábado que las causas del incendio tengan relación con las condiciones del predio.
"Era un alojamiento confortable, que lo mostrábamos a todos con orgullo", dijo Belotti.
Belotti dijo que un pico de energía, después de la severa tormenta que el miércoles dejó siete muertos en la ciudad, habría ocasionado el principio de incendio en un aire acondicionado. "No fue por falta de cuidado ni de inversión del club. Quienes dormían allí eran nuestro futuro y mayor activo", agregó.
El dirigente del club no aceptó preguntas de la prensa ni explicó por qué el área funcionaba como dormitorio pese a no contar con el respectivo permiso.
La Policía Civil de Río de Janeiro (PCERJ), a cargo de la investigación, realizó el viernes las primeras pericias en el centro de entrenamiento y tomó declaración a 13 jugadores y tres empleados del club. Además, ya tiene en su poder imágenes de cámaras de seguridad del club.
“Flamengo siempre ha sido un club negligente con sus divisiones de base. La estructura para sus jóvenes es ridícula y muy riesgosa comparada con la de sus profesionales”, dijo a The Associated Press un ex jugador de Flamengo, aún en actividad profesional, que pasó 10 años en la institución y pidió mantener su nombre en anonimato.
El profesional, quien entrenó en el mismo predio que fue arrasado por el incendio, señaló que recibió la noticia con mucho dolor. “Todos los jóvenes de mi generación nos vemos reflejados en esta tragedia”, dijo.
Resalta que las diferencias entre profesionales y amateurs eran muy acentuadas.
“(El club) ni siquiera garantizaba que todos los chicos del club, algunos muy humildes, fueran bien alimentados”, recordó.
“Si la justicia investiga saldrán más irregularidades a la luz. Es una situación que no sólo se produce en Flamengo sino en todo el fútbol brasileño”, advirtió.
Los jóvenes del Flamengo dormían en cuartos armados sobre estructuras de contenedores en una zona donde, de acuerdo con el proyecto edilicio presentado por la institución y aprobado por la alcaldía en 2018, debía funcionar un estacionamiento. No existía, según la alcaldía, ningún pedido de licenciamiento pendiente para que el espacio fuera usado como área para dormir.
Los cuerpos de siete de las diez víctimas ya fueron reconocidos por sus familiares en el Instituto de Medicina Legal de Río.
Un portavoz del club dijo que, debido al daño que provocó el fuego sobre los cuerpos, el reconocimiento de las tres víctimas restantes podría demorarse y podría ser efectivo solamente mediante análisis de ADN.
Imágenes de una cámara ubicada afuera de la habitación incendiada, obtenidas por el canal Record, muestran a dos jóvenes que consiguen salir del interior, uno de ellos con un celular en la mano, mientras que apenas segundos después un tercero huye despavorido y rengueando --posiblemente herido--, a medida que a sus espaldas las llamas consumen rápidamente el dormitorio.
Cientos de hinchas se concentraron frente a la sede del club en el barrio Gávea, en la zona sur de Río, para homenajear a las víctimas.
Filipe Sales, 26 años, estudiante e hincha del Fla que va asiduamente a los partidos del equipo en el estadio Maracaná dice que el club debe responder por lo ocurrido.
“Es responsable porque debía cuidar de sus jugadores y el dormitorio donde sucedió el incendio no estaba en los planos del club".
Sales cree que Brasil debe aprender de esta tragedia.
“Tiene que ser un alerta para todos los equipos del país y las autoridades deben fiscalizar de forma severa. Murieron 10 chicos. Esto no puede suceder de nuevo", añadió.
Para la noche estaba previsto un nuevo acto de hinchas de Flamengo en el Maracaná.