El Barcelona cosechó su primera derrota de la temporada (1-2) ante un Leganés que supo sobreponerse a la adversidad y resistir después de remontar en apenas dos minutos un tanto adverso.
Era Butarque a priori el lugar ideal para que los azulgranas se quitaran las dudas que pudiera haber generado el empate ante el Girona. Dos veces habían visitado el estadio de Leganés y en ambas se fueron con el triunfo, cosechando ocho goles a favor y solo uno en contra. En eta ocasión, además, los blanquiazules llegaban como colistas con solo un punto de quince posibles.
Quizás motivado por el contexto favorable y ante la necesidad de dosificar los esfuerzos, Ernesto Valverde decidió sacar del once a dos habituales como Jordi Alba y Luis Suárez para dar entrada a Vermaelen y Munir.
Pellegrino, en su voluntad por encontrar soluciones al frustrante arranque de curso, optó por cambiar el dibujo y algunas piezas. La defensa de cuatro pasó a ser de cinco, con un Tarín inédito ocupando el puesto de Siovas. Además Vesga, Óscar Rodríguez y En-Nesyri también se estrenaron como titulares.
Nada de todo esto, ni el planteamiento de su técnico ni el del contrario, pareció afectar a Messi en el inicio del duelo el día que cumplía 700 partidos con el primer equipo barcelonista.
El diez colocaba a sus compañeros, se ofrecía y progresaba con el balón en los pies arrastrando rivales consigo. Así lo hizo en el minuto once, encontrando solo al borde del área a Coutinho en mitad del desconcierto del rival. Controló el brasileño y le pegó de volea lejos del alcance de Cuéllar para adjudicarse un golazo.
Le supo a poco al Barcelona y a Messi, que tuvo dos ocasiones más. La primera de ellas, un tiro que se estrelló en la escuadra silenciando a la grada. Poco después volvió a buscar la portería, pero lo hizo con poca fuerza y al centro.
Golpeado, amenazado y maniatado por las eternas posesiones de los visitantes, al Leganés solo le quedaba el espíritu de supervivencia si quería escapar. Fue suficiente sin embargo para bracear durante el tramo final de la primera mitad.
En-Nesyri, con cuerpo de roble y espíritu indomable, viciaba el ambiente en el área mientras entraba el aire por los costados. Desde el derecho lo probó Juanfran con un intento que tocó en Vermaelen obligando a la estirada de Ter Stegen. El alemán volvería a ser protagonista al filo del descanso cuando voló para bloquear un ajustado tiro de Oscar Rodríguez, esta vez desde la izquierda del ataque.
Tras el descanso, lo que eran destellos de ilusión para el Leganés se convirtieron en fogonazos que terminaron por cegar al Barcelona. Tanto que en solo dos minutos de caos enterró la ventaja que le permitía manejar los tiempos con comodidad, en gran medida debido a sus dificultades para defender los balones en largo.
Una diagonal precisa de Vesga encontró la subida de Jonathan Silva por el carril izquierdo y el centro de éste encontró la cabeza de El Zhar en el segundo palo. Tanta geometría pilló por sorpresa a Vermaelen, quien llegó tarde para evitar el plácido remate del marroquí (1-1).
Sacaron de centro los azulgranas, perdieron el esférico y de nuevo se produjo otro envío kilométrico buscando esta vez a En-Nesyri. Se trabó el punta, pero también Piqué, que despejó hacia el interior del área. Óscar Rodríguez, que había visto la película desde la distancia, interceptó el balón en escorzo y sorprendió al portero.
De repente, lo que era casi una plácida velada en Butarque para el Barcelona se le convirtió en un campo de minas. Rugía la marabunta como nunca y el último clasificado se disfrazó por momentos de 'Dream Team'. Para enmarcar, una secuencia de quiebros y caños sucesivos que no se recordaba en la localidad madrileña.
Era la guerra y a ella había que ir con todo. Suárez, Alba y Malcolm pisaron el verde en lugar de Munir, Vermaelen y Dembélé. Entendió entonces el anfitrión que había llegado el momento de poner las barricadas y guarecerse ante un Barcelona que marchó a la ofensiva.
Puesta la dinamita faltaba la mecha, pero Cuéllar se encargó de soplar para evitar el incendio con una doble intervención portentosa a remates sucesivos de Coutinho y Rakitic. Fue lo mejor de los de Valverde hasta el final. Sin espacios para crear, sus intenciones se diluyeron y con ellas los puntos. Segundo aviso en dos jornadas.