Triunfar en el Real Madrid es el sueño de cualquiera. El cuadro blanco es palabras mayores. La exigencia de equipo de la capital española es tal, que existen casos de futbolistas que antes demostraron capacidad por racimos y vestidos de merengues, se minimizaron sus cualidades.
El entorno, la presión, las repercusiones de algún error y hasta la escasa oportunidad, merman a cualquiera y más, si se trata de un jugador sin tanta experiencia. No hay tiempo qué perder ni regalar. Y si futbolistas de calidad probada han agotado recursos para ganarse un sitio en la plantilla blanca, es casi imposible que jugadores jóvenes lo logren… Al menos eso se pensaba.
Hace unos meses, la salida de Cristiano Ronaldo colapsó a la prensa y afición que sigue la actualidad del Madrid.
¿Quién sería capaz de llenar los zapatos del ídolo exiliado?
Para empeorar el panorama, la directiva del Real no se reforzó de manera estelar en ataque. Era un tema abierto al debate. Por contrario que parezca a su esencia histórica, el Madrid se vio en necesidad de echar mano de un antiguo fichaje de un juvenil brasileño y de un canterano repescado hacía un par de temporadas, todo gracias al adiós de Cristiano.
Por difícil que resulte creer la actividad de ambos ha sido un acierto, que les ha ayudado a proyectar su talento, cobrar relevancia para la plantilla y generando expectativas, comenzando por el entrenador, Santiago Solari: “Los dos son fenomenales”, dijo.
La historia de Vinícius Júnior es seguramente la de un muchacho que como cualquier otro, algún día soñó en grande. A 10 días de su debut profesional, con el primer equipo del Flamengo de Brasil, el Real Madrid, hacía oficial su traspaso, aunque éste sería hasta el 2018.
En ése momento, el habilidoso extremo tenía 16 años. Increíble. Sin embargo, el nacido en Río de Janeiro ya acumulaba un historial de éxito en selecciones inferiores con la Canarinha, que habían catapultado su fichaje. Fue hasta el vigente curso futbolístico que el Real Madrid le llevó a España, donde poco a poco le han dado participación. Vinícius responde a la presión que implica traer consigo el escudo blanco en el pecho.
En todas las competencias que el primer equipo le ha requerido, ha dado muestra de su capacidad, ya sea repartiendo asistencias, o bien, con goles. Como en la final del Mundial de Clubes, donde sólo necesitó seis minutos para fabricar la jugada del tanto definitivo ante el Al-Ain FC (4-1).
El otro caso es el de Marcos Llorente. En su árbol genealógico se encuentra el ADN deportista y más aún, el del Real Madrid. Paco Gento, su tío abuelo, mientras que Paco Llorente, su padre, le inculcaron el respeto a los colores del equipo y la pasión por el futbol, que practicaron como profesionales en Chamartín.
A sus 23 años, está siendo tomado en cuenta con mayor frecuencia que en el pasado, donde incluso tuvo que salir cedido para cobrar más experiencia fuera. Después de confirmarse como un revulsivo la temporada anterior, con Zinedine Zidane, esta temporada ha mostrado mejor ritmo de juego.
Marcos ha visto acción en Liga, Copa del Rey, Champions League y hasta Mundial de Clubes, en donde colaboró en el título, marcando gol ante el antes mencionado Al-Ain FC. Hoy, con Santiago Solari, su lugar pare más sólido que antes. “Este equipo es todo para mí; desde niño soñaba con vestir esta playera y matarme en la cancha”, comentó.