Ni River Plate ni Boca Juniors quieren jugar la final de la Copa Libertadores de futbol con público visitante en sus estadios, pese a que el presidente argentino, Mauricio Macri, insistió en ese sentido.
"No estoy de acuerdo con la idea. Hay que solucionar muchos problemas", expresó hoy el presidente de River Plate, Rodolfo D'Onofrio, al canal TNT Sports, mientras aguardaba la decisión de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) sobre el reclamo del Gremio de Brasil contra su club.
El club brasileño, actual campeón de América, denunció a River porque su técnico, Marcelo Gallardo, violó la suspensión que pesaba sobre él durante el partido de vuelta de la semifinal en el que River dio vuelta la serie y consiguió la clasificación.
"Estoy preocupado por la sanción a Marcelo", expresó el presidente de River, aunque dijo que daba por descontado que jugarán la final.
El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, también se expresó en contra de la idea que impulsó Macri el viernes, aunque a última hora dio marcha atrás y dejó librado el tema a la decisión de los clubes.
"Es muy probable que se juegue sin visitantes", señaló Angelici al diario "Olé".
La ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, afirmó hoy que garantiza la seguridad para ambos eventos, pese a que desde hace cinco años está prohibido que hinchas visitantes vayan a alentar a sus equipos a los estadios.
La medida fue implementada en 2013 por la entonces presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) para frenar la ola de violencia en los espectáculos deportivos y entre las los sectores más violentos de las aficiones.
"Las cosas tienen que hacerse con tiempo. Si ya estamos en una etapa en la que hoy se puede decir que todos los partidos de futbol pueden jugar con visitantes, entonces los clubes tenemos que organizarnos para recibir a los visitantes. Pero no se puede hacer así, venir un día y decir 'ahora vamos a jugar con visitantes'. Esto merece una organización", subrayó el directivo de River.
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D'Onofrio citó como ejemplo que esta semana el clásico de la ciudad de Rosario entre Newell's Old Boys y Rosario Central por la Copa Argentina debió jugarse a 300 kilómetros de distancia, en el estadio de Arsenal en la localidad bonaerense de Sarandí, y con el estadio vacío, sin hinchas de ningún club.
"¿Qué diferencia hay entre los rosarinos y los porteños?", planteó el presidente "millonario", que advirtió que permitir el ingreso de 4.000 espectadores visitantes "no cambia nada" porque es muy poca gente y complica aún más la organización.
"Es un problema general, es económico y de seguridad. Cuando se deciden cosas como estas ameritan un análisis más profundo. Y tampoco estoy de acuerdo con jugar un sábado a la tarde. No tenemos nada que ver con el cambio de fechas. Fue de sorpresa y nos trajo problemas de todo tipo. Esto siempre se jugó los días de semana. Yo estoy en desacuerdo", subrayó D'Onofrio.
La Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) reprogramó los partidos de ida y vuelta de la histórica final de la Copa Libertadores para que no coincidieran con los operativos de seguridad de la cumbre del G20 que el 30 de noviembre y el 1 de diciembre reunirá en Buenos Aires a presidentes y jefes de Gobierno de la talla de Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping.
Los partidos estaban previstos para el 7 y el 28 de noviembre y fueron reprogramados para el 10 y el 24 de noviembre.