Anótelo bien, el próximo domingo La Máquina tiene una cita con sus fantasmas. Sí, por sexta ocasión desde que levantó su último título de Liga, con el ánimo y el anhelo de que, ahora sí, llegue la novena estrella. No hay marcha atrás, el equipo de Pedro Caixinha ha hecho lo necesario para llegar al último escalón, ahí donde aguarda el reto más importante del futbol mexicano: el de consagrar al Cruz Azul campeón.
Y lo ha hecho todo bien hasta ahora, incluso el rebelarse de su fatídico destino, porque ayer el fracaso le coqueteó de nueva cuenta al permitir que los demonios de antaño aparecieran en buen tramo del juego ante Rayados. Pero salió airoso, respirando con tranquilidad, con un 1-0 suficiente para estar en la gran Final gracias a su posición de la tabla.
Pero no fue tarea sencilla para el conjunto de Pedro Caixinha. Hay un pasado tan desolador que suele aparecer de repente; sí, son esos llamados fantasmas. Solo así se puede entender que un delantero tan certero como Milton Caraglio haya fallado un penal al minuto 35, justo cuando La Máquina se había indigestado con la línea de cinco defensores que le paró Diego Alonso.
En la única llegada con peligro del primer tiempo, Marcelo Barovero escupió un tiro lejano y la zaga le cometió penalti a Roberto Alvarado; y Milton tomó la pelota y mandó a un lado. Sí, ese tipo de jugadas son las que alimentan la creencia de los fantasmas celestes,
Después de eso La Máquina no atacó más, mientras que Monterrey siguió atado a lo suyo: defender la mínima ventaja, aunque con la sensible baja de Rodolfo Pizarro, quien salió lesionado.
Lo mejor que le vino a Cruz Azul fue irse al vestuario y replantearse la manera de afrontar el segundo tiempo, pues la inercia no era favorable. La tensión se transmitía y ya había síntomas de nerviosismo.
EL VAR AL RESCATE
Y el complemento empezaba a ser una calca de los primeros 45 minutos. Monterrey echado atrás, sin mayor ánimo de buscar un gol que prácticamente matara a Cruz Azul. Ni Dorlan Pabón, Avilés Hurtado y Rogelio Funes Mori fueron protagonistas en el segundo lapso de esta historia.
Pero nada le salía a La Máquina, que empezaba a sentir la presión del tiempo; los centros iban y venían, sin tanto orden ni idea. Hasta que llegó un tiro lejano de Adrián Aldrete que sorprendió a Barovero que se tendió para taparlo, pero dejando la pelota viva en el centro del área -como había ocurrido en el penal- y ahí apareció Caraglio, sin marca y con todo el tiempo del mundo para mandarla a las redes con un derechazo cruzado.
Pero si no hay angustia, no se trata de un juego de La Máquina, eso tiene que estar muy claro, porque el asistente levantó su bandera y el árbitro avaló el fuera de lugar. Sin embargo, apareció el VAR que luego de unos segundos de mucha tensión dio por bueno el gol de Milton.
Desfogue total en el Azteca. Cruz Azul ya tenía el gol que tanto le urgía y empezó a jugar mejor. Sus desdobles eran más rápidos y peligrosos, mientras Rayados trataba de meterse al juego de una u otra forma.
Ahora sí lució La Máquina como el líder que fue del torneo. Apareció ese empaque y dejó atrás cualquier atisbo de nerviosismo. Cauteruccio tuvo el segundo, pero perdonó, misma historia con Méndez; al final, Rayados tampoco logró inquietar de manera seria, despidiéndose de la Liguilla de manera gris.
Ahora sí, el objetivo más importante de la temporada está al alcance de Cruz Azul. El sueño del doblete, de la novena, de romper la sequía, de enterrar a sus fantasmas y regresar a la grandeza se definirá en esta cancha el próximo domingo. Sí, la cita más importante de La Máquina no será contra América o Pumas, sino contra su propio pasado.