Las calles de Culiacán han tomado un tinte más futbolero en los últimos días. Una tierra acostumbrada al béisbol, tiene ahora en Dorados a su equipo predilecto y en su entrenador, Diego Maradona, a una distracción a la rutina del día a día, un pretexto para ilusionarse y olvidarse del agobiante calor combinado con una alta humedad. El territorio culichi, hoy, luce expectante por todo lo bueno y malo que el argentino pueda generar con su llegada.
Las pláticas de rigor con los habitantes son de futbol, de Diego, de su aporte y las cuestionadas formas de conducirse de manera extra cancha:
"A Maradona no le creo nada. Pinche cabrón. No se puede comparar con Guardiola, ése vato era todo lo contrario: sencillo, muy humano; Pep andaba en la calle, se acercaba a uno, platicaba contigo", dijo Raymundo Flores, taxista de profesión y habitante desde nacimiento de Culiacán, previo al estreno del timonel argentino frente a Cafetaleros.
Y es que, hasta por determinaciones que no le competen del todo, Maradona no pasa desapercibido. El 8 de septiembre pasado llegó en medio de tumultos al aeropuerto de Culiacán, con previa y breve escala en la Ciudad de México. Con un semblante descompuesto y rostro que avisaba de su incomodidad, Diego le negó una selfie a un aficionado que logró acceder hasta a él y empujó a un camarógrafo ante el acoso de su lente, finalizando el acto con una entrevista a ESPN en la que hablaba de sus aspiraciones, pero en la que costaba darse a entender.
Un par de días después, con una conferencia que aglomeró más de 100 representantes de medios de comunicación nacionales e internacionales, Maradona fue presentado con los colores de Dorados en el pecho. A Diego se le entregó una playera con su mítico '10' y ya con un lenguaje más fluido hablo de lo que su equipo tendría qué hacer en la cancha:
"Vamos a dejar el alma en cada balón, no tendremos excusas; a mí no me gusta defenderme, así que mi equipo va a jugar siempre ofensivo", apuntaba en la tertulia.
Diego era la noticia y la razón para estar presentes en el estadio Banorte. A la conferencia le siguió un entrenamiento abierto, en el que aparecieron poco más de 500 aficionados del Gran Pez, así como el séquito con el que siempre marcha Maradona. Un par de personas encargadas de sus redes sociales, como Instagram, donde constantemente suben imágenes y tres elementos de seguridad, que más que empleados ya son viejos conocidos del argentino.
De vuelta a la grada. Con algunos miembros de la porra oficial del cuadro de Sinaloa, Maradona tuvo su primer careo con una afición disminuida por resultados recientes y que veía en él el revulsivo anímico suficiente para cambiarle el rostro deportivo a Dorados. El primer contacto fue positivo, terminó con el entrenador aplaudiendo a su tribuna, al estilo de Islandia en la anterior Eurocopa. Las imágenes mostraban a un protagonista sonriente, con gestos genuinos.
DE MENOS A MÁS
En lo futbolístico ya se conoce la historia y de sobra. Dorados rompió una sequía, mejoró su semblante y se impuso con cierta facilidad, sobre todo en el segundo tiempo, dond el mismo Maradona fue factor desde el banquillo. Diego festejó cada gol como si fuera propio y a partir del segundo tanto, volteó permanentemente a la tribuna, a distribuir, como lo hacía con la pelota, sonrisas al por mayor. Y de acuerdo con el Diario el Clarín, de Argentina, el timonel también fue generoso con Vinicio Angulo, autor de tres goles.
El atacante ecuatoriano tuvo una noche brillante ejecutando disparos certeros y cargando con la ofensiva, por lo que Diego le obsequió uno de sus costosos relojes Hublot, como premio a su esfuerzo.
"Vinicio es un fuera de serie, tiene muchísimo talento y claro que hablé con él antes del juego y le pedí que se comprometiera más con el equipo", advirtió Maradona. "Cuando se tiene tanta calidad como él, no se puede esconder. Me siento feliz por Angulo".
Y de acuerdo con el mismo impreso sudamericano, Maradona, acostumbrado a las cábalas, ha comenzado a encontrar las suyas en Culiacán. A pocos metros del estadio Banorte, se ubica la Parrilla 'Los Argentinos', un asadero en el que Diego se siente como en casa y que ha comenzado a llevar a la plantilla del Gran Pez. El restaurante se ubica en las páginas especializadas, como uno de los más prestigiosos del rumbo, así como de los de mayor costo por platillo.
LEJANÍA Y CONTRASTES
Hace apenas una semana, se dio a conocer que el plan inmediato de Diego Maradona era trasladarse al exclusivo residencial La Primavera, un lujoso conjunto ubicado en los límites de Culiacán, que cuenta con dos kilómetros internos de hogares y comercios, donde poco se necesita. Los costos, por supuesto, no son pequeños. Aquí, según algunas notas, los habitantes, los colonos, se habían manifestado para evitar que el argentino se mudara. Versión falsa, aunque con matices de por medio.
Maradona no vive aún en La Primavera, aunque está a días a hacerlo. Este martes pasó su última noche en el lujoso Hotel Lucerna, donde el asedio de los periodistas se convirtió en un tormento para Diego, tanto, que previo al juego contra Cafetaleros, interrumpió sus alimentos y ante las cámaras dijo:
"Muchachos, no sé qué están haciendo aquí, pero es de muy mala educación esperar a alguien mientras está comiendo". Hablaba mientras avanzaba y aludía reporteros.
A partir de la siguiente semana, Maradona tendrá en Sinaloa a algunos de sus familiares, por lo que la propiedad en La Primavera será su hogar. Del residencial se puede hablar profundizando. Mientras que está delimitado el paso con elementos de seguridad de por medio, en prácticamente todo el conjunto, a un costado, en terrenos baldíos, la realidad de Culiacán se hace presente: el lujo, la precariedad y la delincuencia en una misma escena.
Desde hace varios años, este terreno se ha convertido en un tiradero humano, en el que las lápidas destacan, en su mayoría de jóvenes, que como dice un comerciante de la carretera rumbo a Mazatlán:
"Andaban en malos pasos". Al cementerio improvisado y el lujo de La Primavera los divide solo una amplia barda, claro, con alambrado eléctrico... Este es el Sinaloa de Maradona, a pesar de que no han pasado ni 15 días desde su arribo a Culiacán.