Viviana Michel siempre tuvo claro que quería ser futbolista, un deporte que hasta hace dos años no tenía una Liga profesional en México. No ha sido un camino fácil, pero ella se muestra muy optimista por todo lo que ha aprendido.
¿Siempre quisiste ser futbolista?
Jugar con niños en la calle para mí era increíble, después de la escuela lo único que hacía era jugar futbol. Para que me dejaran salir a jugar tenía que hacer mis tareas, si no, no salía, entonces me ponía hacer mis tareas rapidísimo. Desde pequeña yo tenía el sueño de irme a jugar a Estados Unidos y gracias a Dios se me dio la oportunidad y me fui.
¿Cómo surge la posibilidad de irte a Estados Unidos?
Cuando yo estaba en la preparatoria, estaba en Chivas y fue cuando me platicaron cómo era el proceso para ir a Estados Unidos. Empecé a grabar partidos y entrenamientos, creamos el video con ayuda de un amigo y, bueno, pues una agencia me hizo una revista virtual y fue cuando yo subí el video y vieron mi historial de futbol, los trofeos que había ganado, los partidos y me empezaron a llegar ofertas de varios equipos, elegí una muy buena universidad y aprendí muchísimo en ella.
¿Qué pasó ahí con tu carrera?
Era una buena universidad (Tennessee Tech), pero no me sentía a gusto, no me sentía feliz porque yo no estaba jugando para mí, sino para complacer a un coach y pues era algo que a mí no me gustaba. Tuve una lesión de rodilla y los doctores me dijeron que ya no iba volver a jugar, fue un tema muy traumante porque no entendía las razones ni el porqué me estaba pasando; soy muy religiosa y le preguntaba a Dios porque me estaba pasando eso.
¿Y qué pasó con la lesión?
Allá me decían que no iba volver a jugar que era una lesión muy grave, que tenían que cortar el menisco, que ya no iba tener soporte mi rodilla y que iba ser muy difícil que volviera jugar. Yo no me la podía creer, sentía que algo estaba mal, busqué a mi doctor de Guadalajara, le mandé mi resonancia por correo y la vio y efectivamente me dijo “regrésate a Guadalajara, yo te opero”; entonces, a mí me dio esa seguridad de volver, fue un tema muy complicado porque en Estados Unidos no me querían dejar venir, me querían cobrar la mitad del semestre que estaba dejando. Tuve que entrar a juzgado y dar mis motivos por los cuales me quería regresar y, bueno, pues gracias a Dios me dejaron venir sin ningún cobro. El doctor (Rafael) Ortega me operó y después de los dos meses que tuve de mi recuperación me dieron la oportunidad de venir al América. Los tiempos fueron perfectos… como que Dios los mandó traer.
¿Cómo se dio el apoyo en casa luego de la operación?
Mi papá siempre me ha apoyado, pero mi mamá me decía “ya no juegues futbol”. De hecho, ellos no sabían que venía para el América; ellos querían que me quedara en Guadalajara y aproveché un viaje que tenían a la playa para agarrar un vuelo y venirme así, sin decir nada, y digo al principio sí se molestaron, pero yo quería seguir mis sueños y quería seguir en el futbol. Yo siempre digo que todo es a base de riesgos, si no te arriesgas, no ganas.
¿Te tocó qué insultaran por querer jugar futbol?
Sí, me tocó y creo que todo es mental todo depende como tú lo tomes si quieres darle importancia o no. Me tocó cuando estuve en selección Jalisco que se hablaba más de ese tema, de las mujeres que les gustaba las del mismo género y todo eso. Pero en ese tiempo ya era demasiado madura para dejar pasar los comentarios.
¿Qué consejo les darías a todas las mujeres que quieren ser futbolistas?
Les digo que no se rindan a pesar de las circunstancias o de lo difícil que se pueda ver la situación. Si te cierran algunas puertas, porque a mí se me cerraron bastantes, no te rindas. Si en verdad es tu sueño, sigue luchando por él y jamás te dejes caer, jamás agüitarse por algún tema de lesión o algo así… no te rindas, sigue hasta el final.