El mexicano Jonathan Paredes y la australiana Rhiannan Iffland regresaron a Chile para explorar la región donde ambos se volvieron campeones de las Series Mundiales de clavados de altura en 2017: la Capilla de Mármol chilena.
“La Patagonia es un lugar único que cuenta con increíbles sitios desde donde saltar. Es fascinante venir aquí y mezclar mi pasión por los viajes, la aventura y los clavados. Es una combinación perfecta”, aseguró Iffland desde un acantilado sobre el lago General Carrera.
Después de otra brillante temporada, la australiana de 27 años ha alcanzado su tercera corona en las Series Mundiales, convirtiéndose en la mujer que más éxitos ha cosechado en la historia de este deporte. Por su parte, el legendario clavadista mexicano finalizó el campeonato de 2018 en tercer lugar. El lugar elegido para los últimos saltos del año no podía haber sido más espectacular: las formaciones rocosas que rodean este glaciar ubicado en Aysén, Chile.
“Estar aquí en la Patagonia es algo muy especial para mí. Es Chile, es muy especial. El paisaje me fascina: enormes montañas, un precioso lago y naturaleza por todos lados. Tengo mucha curiosidad”, dice Paredes, quien en 2017 le ganó la partida por el título a Gary Hunt en esta misma región.
“Me encanta ir a estos sitios tan remotos, donde encuentras cosas especiales y únicas. La naturaleza nos brinda lugares así y los disfrutamos con respeto. Esta es la belleza de nuestro deporte. Es lo que más me gusta del deporte de los clavados”.
En plena primavera chilena y rodeados por montañas nevadas, los atletas saltan desde los acantilados al sur de las cuevas esculpidas por el agua en la Capilla de Mármol. La superficie del lago, de color turquesa, está a solo 7° centígrados debido al glaciar. Para llegar hasta allí es necesario subir a un barco desde el pueblo de Puerto Tranquilo. Los atletas tuvieron que usar un arnés con cuerdas para alcanzar el lugar desde donde se salta, que se encuentra a 20 metros de altura.
“Los clavados siempre suponen algunos desafíos extras. Ya solo el hecho de mantenerte de pie sobre el acantilado es complicado. ¡Y antes tienes que llegar hasta allí! Es necesario explorar el lugar, comprobar que es seguro y, al mismo tiempo, que sea un sitio precioso. Hacía frío y las condiciones supusieron un pequeño desafío, pero la experiencia para nosotros dos ha sido inolvidable. La dificultad hace que todo sea más gratificante”, explica Iffland.
Esta zona de lagos está a más de 2 mil kilómetros de Santiago de Chile, la capital. Aquí hay fiordos y glaciares a los que solo se puede acceder por carreteras de tierra que se extienden a lo largo de cientos de kilómetros. Los afortunados que son capaces de alcanzar esta remota zona se tropiezan con un templo azul erigido por la naturaleza.
Tras sus saltos sobre estas heladas aguas en la Patagonia, ambos atletas entrenarán en lugares más cálidos en sus respectivos países, México y Australia. El objetivo será continuar mejorando, pues una vez más se disputarán dos nuevos títulos cuando las Series Mundiales comiencen en la primavera de 2019.