Antes de convertirse en una estrella de la lucha libre, Latin Lover tenía una vida alejada de los cuadriláteros: el baile y el fisicoculturismo eran sus más grandes pasiones. No obstante, gracias a esas actividades se volvió en una figura reconocida, no sólo en el pancracio nacional, sino también en el mundo del espectáculo. Pero para llegar a la cima, pasó por una difícil preparación.
Manuel Reséndez se dedicaba a ser instructor de gimnasio, vender hamburguesas y por las noches a ser stripper, con el fin de obtener más ingreso económico. Gracias a esto comenzó a tener fama en la zona norte del país. Ganó algunas competencias de fisicoculturismo en Nuevo León y Tamaulipas, incluso llegó a ganarle el primer lugar al Cibernético en una ocasión.
Una tarde, mientras se entrenaba en su gimnasio, uno de sus amigos lo invitó a una función de lucha libre en la Arena Monumental de Monterrey. Ese fin de semana atestiguó de una contienda estelar donde participaron Konan, Vampiro Canadiense y Mil Máscaras, uno de sus más grandes ídolos.
Días más tarde, al encontrarse con su amigo, este lo invitó a entrenar lucha libre. Con el fin de sólo probar suerte, Víctor Reséndez comenzó su entrenamiento sin la expectativa de volverse profesional.
Pero gracias a que Carlos Moreno, dueño de dicho recinto, le consiguió un papel en una película, donde haría una secuencia de lucha libre, su proyección hacia el deporte-espectáculo comenzó a despegar.
Tras las grabaciones del filme, Sangre Chicana se acercó a Víctor Manuel para felicitarlo por su habilidad sobre el ring. “Usted tiene carisma, ya está listo para luchar”, fue lo que le dijo. Carlos Moreno escuchó lo que el experimentado atleta había dicho, por lo que no dudó dos veces y en esa semana debutó a Reséndez bajo el nombre de Latin Lover.
En algunas ocasiones, Víctor Reséndez confesó que su nombre de luchador proviene gracias a su antiguo grupo de strippers. “Antes yo tenía un grupo llamado los Latin Lovers. Cuando estaba viendo mi nombre junto con el licenciado Carlos Elizondo, su secretaria le enseñó una publicidad donde decía que nosotros llenábamos arenas. Al ver que yo estaba ahí, me bautizó con el nombre”, reveló para el canal de YouTube +Lucha.
Ya con una identidad definida, Latin Lover debutó en una lucha contra Comando Ruso, Hijo del Solitario y Canadian Butcher. Sin embargo, su verdadero reto fue cuando se subió al cuadrilátero con El Satánico, MS1, Pirata Morgan, Pierroth, Masacre y Jaque Mate, ya que ellos le dieron la novatada.
“Lo único que escuchaba eran los sillazos que me daban. Me decían ‘lánzate’ y me tiraba por la tercera cuerda, pero ellos se quitaban. Llegaba a casa lastimado. Pero a los seis meses renuncié, le dije al promotor que me golpeaban y me hacían bullyng.”, contó en una entrevista.
Pese a los insultos y comentarios que desprestigiaban su trabajo, Latin Lover siguió trabajando, a tal grado de que era el luchador más popular en Monterrey. Pero debido al consejo del Vampiro Canadiense, y del apoyo de Carlos Elizondo, llegó en 1992 a la Arena México con sólo seis meses de entrenamiento en la lucha libre.
Sin importar los esfuerzos de Latin por destacar en el pancracio nacional, los mismos luchadores intentaban sabotear sus luchas; incluso decían rumores sobre una supuesta relación con los promotores de lucha libre.
“Fue difícil porque había celo profesional porque no iban a aceptar que alguien que entrenó sólo seis meses compartiera escenario con ellos. Cuando yo empecé decían que tenía una relación con el promotor de Monterrey. También, cuando llegué a Triple A decían que yo tenía algo que ver con Antonio Peña, pero nunca pasó”, dijo para +Lucha.
RGS