En la década de los años cincuenta, el luchador Pancho Valentino se convirtió en un personaje popular en México, no por sus habilidades y hazañas sobre el ring, sino por el infame apodo del Matacuras.
José Valentín Vázquez Manrique nació en 1919 en Pachuca. Desde pequeño soñó con convertirse en torero, pero su habilidad nata con los golpes lo llevaron a convertirse en luchador. Debutó como profesional en 1942 y pronto ocupó puestos estelares en las carteleras de la Arena Coliseo, debido a que tanto su carisma como su físico lo convirtieron en un atractivo para el público femenino.
Por consiguiente, Valentino aprovechaba su fama para vivir a expensas de sus fanáticas: recibía dinero, regalos o invitaciones a lugares exclusivos de la Ciudad de México.
Incluso gracias a su popularidad, Valentino hizo equipo con El Santo en diversas ocasiones, protagonizando carteleras de la antigua Arena México. Alguna de las lucha más recordadas de dicha pareja está la victoria ante Tarzán López y Jalisco González en 1952.
Sin embargo comenzó a aparecer en las portadas de los diarios locales por escándalos fuera del ring, que por hazañas dentro del mismo. Le retiraron su licencia como luchador del Distrito Federal tras ser encarcelado por golpear a su esposa; tuvo cuatro hijos con distintas mujeres; le quitaron la nacionalidad estadunidense, la cual obtuvo por su señora, tras provocar un zafarrancho en Silver City, Nuevo México.
Gracias a sus actos delictivos, Valentino estuvo 15 veces preso en la penitenciaria de Lecumberri (hoy sede del Archivo General de la Nación), donde conoció a Pedro Vallejo El México, Pedro Linares Hernández El Chundo y Ricardo Barbosa Ramírez Novillero, con quienes planificó un atraco.
El 'Matacuras'
Una tarde en Lecumberri, el Novillero les platicó a sus compañeros de celda que era ahijado de José Moll, un cura que resguardaba un millón de pesos en la iglesia donde oficiaba, por lo que comenzaron a idear un plan para robarle el dinero.
La noche del 10 de enero de 1957, Valentino, junto con El México, El Chundo y Novillero, llegaron a la iglesia Nuestra Señora de Fátima ubicada en la colonia Roma, pero antes de entrar, los ladrones asesinaron al perro guardián con carne envenenada para evitar complicaciones.
Una vez dentro, los ladrones buscaron el supuesto millón de pesos, pero sólo encontraron 25 pesos y algunos adornos de oro. Luego de algunos minutos, un sacerdote los descubrió robando limosnas, por consiguiente, Valentino se aventó hacia él, lo amarró, lo torturó y lo ahorcó hasta matarlo.
Al día siguiente, los diarios locales dieron la noticia sobre la muerte del sacerdote Juan Fullana. A su vez, las autoridades comenzaron la búsqueda de los asesinos e intensificaron su investigación debido a la indignación social ocasionada por la muerte de un cura.
Después de algunas semanas, las autoridades encontraron y aprehendieron a Pancho Valentino y le sentenciaron 33 años encerrado en Lecumberri. No obstante, gracias a que intentó escaparse en varias ocasiones, lo trasladaron al penitenciario de Islas Marías.
Dentro del penitenciario se ganó la fama de un asesino y lo bautizaron como el Matacuras. Pese a ello, gracias al Padre Trampitas encontró en la religión una alternativa para cambiar su vida cuando saliera de prisión.
A 20 años después de su aprehensión, Pancho Valentino falleció en las Islas María. Algunas versiones dicen que murió por un ataque epiléptico ocasionado por los golpes en su etapa como luchador, otras mencionan que le dio un paro cardiaco; sin embargo, su historia queda como lo que pudo ser una carrera exitosa en el deporte.
RGS