Para la tradición yóguica, las direcciones geográficas no solo se encuentran en la Tierra física, sino al interior del ser humano. De entrada, los yoguis recomiendan realizar la práctica hacia el Este, primero porque es por donde sale el sol, el astro dador de vida, luz, calor y energía, y luego porque con la Tierra girando sobre su eje de oeste a este, viajan energías sutiles en este mismo sentido.
Y aquí es donde entra en escena la posición de Purvottanasana que hoy revisaremos. La también llamada postura del Sol se utilizaba en la antigüedad como posición final para que el cuerpo estuviera extendido, alargado, y mirando en dirección al sol y al este físico e interno.
El este y el oeste, de acuerdo con el portal practicaryoga.com, aluden simbólicamente a la orientación de la vida del hombre: Si ésta se orienta hacia el exterior y se experimenta eminentemente a través de los sentidos en el mundo material, se dice que la persona está orientada hacia el oeste. Si por el contrario, la persona lleva una vida enfocada en el interior y la intuición, se habla de que está dirigida hacia el este:
“El chakra Ajna, o el Tercer Ojo, uno de los centros espirituales más altos, se encuentra a la altura de la frente, y está altamente vinculado a la intuición y a una vida espiritual elevada. Así, a la frente del hombre se llama también la parte Este del cuerpo”.
DESPERTAR CON YOGA
Resulta que Purvottanasana relaja completamente el cuerpo y reequilibra la musculatura, dos puntos importantes en el despertar diario. Los expertos aseguran que luego de dos o tres semanas de practicarla se sentirá el cuerpo realmente revitalizado cada mañana. Quien lo lleve a cabo, debería comenzar a sentir mejor humor y la mente sumamente despejada.
De hecho, la autora y yoguini Rachel Brathen describió esta asana como una buena taza de café: “Para ganar fuerzas al despertar, solo se tiene que realizar este movimiento algunas veces”. Con esta postura se realiza un intenso estiramiento desde la frente hasta los pies, es decir la parte frontal o el este del cuerpo que es por lo general la dirección del potencial y los nuevos comienzos.
“Esta asana abre el camino hacia la luz interior en un nivel espiritual. El corazón se considera frágil, pero esta asana contrapone esa noción. Con ella se permite que el corazón se abra, y que la luz interior se eleve. Casi siempre, fijamos nuestras limitaciones y marcamos nuestras fronteras. Esta asana abre las cerraduras y nos ayuda a mirar más allá de estos temores y aprehensiones. La fuerza inmensa formada en los brazos, hombros y columna vertebral nos da el valor de romper con la oscuridad”.
A nivel físico, las piernas, los hombros y el núcleo, que se colocan bajo el corazón brindan inmensa fuerza para mantener la posición. Fortalece y activa la parte posterior del cuerpo. Estira empeines, dedos de los pies, muslos y flexores de la cadera. Extiende la parte frontal del torso, pectoral, cuello, abdomen, muñecas y dedos.
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