Un rudo único en su especie. Pierroth Jr es recordado como uno de los luchadores más fuertes del deporte, su máscara y personalidad única lo llevaron a consolidarse en el medio. Con 62 años de edad, goza de una de las carreras más prestigiosas, aunque su desafortunado accidente lo han apartado por completo de los cuadriláteros.
Norberto Salgado Salcedo nació el 10 de marzo de 1958 en Cuernavaca, Morelos. Desde pequeño mostró afición por los deportes de contacto, empero la lucha libre se convirtió en su más grande sueño. En su adolescencia comenzó a entrenar en la Arena Isabel, una de las más importantes de su ciudad natal. Al demostrar un talento superior a sus compañeros, rápidamente recibió su oportunidad para debutar en 1984.
Bajo el nombre de Pierroth Jr, un personaje ya utilizado en Cuernavaca, el 1 de julio del mismo año tuvo su primera lucha. Poco a poco fue cosechando logros, por ejemplo se hizo del Campeonato de Peso Semipesado de Morelos, así como los títulos en parejas con El Judío.
EL CAMINO DEL VILLANO
Tras convertirse en uno de los luchadores con mayor peso en Cuernavaca, la EMLL no dudó en firmarlo y, en tan sólo un año, conquistó los Campeonatos de Parejas con Bestia Salvaje, así como coronarse Campeón Nacional Semicompleto.
Más tarde entró en rivalidad con Los Infernales tras formar parte de la tercia de Los Intocables, junto con Masacre y Jaque Mate, entregando luchas memorables. Después, ya de forma individual, conquistó las máscaras de Supremo y El Boricua.
Aunque ganó popularidad en el Consejo, tomó el riesgo de firmar con la Triple A y en 1995 llegó para robar los reflectores en la nueva empresa. No tardó mucho en hacerse de enemistades con Cien Caras, Konan y Cibernético, pero su más grande logro fue ser el primer Campeón de Campeones. Por consiguiente la directiva lo prestó a WWF (ahora WWE) por unas fechas, aunque no tardó mucho en retornar a tierras mexicanas.
Tras abandonar AAA, llegó a Promo Azteca y al circuito independiente, donde se encontró con LA Park, uno de sus más grandes rivales. Las emociones no tardaron, por lo que en 1998 apostaron sus tapas. En una lucha con más que sangre, sudor, lágrimas y máscaras rotas, Pierroth fue despojado de su incógnita de forma legítima, mostrando respeto hacia su contrincante más duro.
EL COMANDANTE PIERROTH
Luego de perder su máscara en México, Pierroth se fue a Puerto Rico para luchar en la WWC, donde entró en feudo contra Ray González. En una trilogía de contiendas, el enmascarado demostró cátedra de villanía frente a la afición boricua, ganándose el odio y el respeto del presente.
Después de concluir esta etapa, regresó al Consejo Mundial con una nueva faceta. Ahora bajo el nombre del Comandante Pierroth de Puerto Rico, creó su facción llamada Comando Boricua, generando odio del público por mostrar repudio hacia los mexicanos.
Sin embargo, años más tarde el Comando entró en una guerra civil y la facción se dividió. Por ello, Pierroth tomó la decisión de enfrentarse ante los renegados para solucionar el problema que generó, dando como consecuencia su victoria ante Gran Markus Jr, Cien Caras y Violencia.
Al quedar solo, buscó entablar una relación con Los Perros del Mal, empero la facción lo rechazó y lo vapuleó en más de una ocasión. Gracias a ello, creó un ejército de enmascarados para atacar al equipo. Aquella noche, Pierroth se robó los reflectores luego de obligar a sus rivales a comer comida de perro.
Esto trajo como consecuencia una lucha de apuestas ante Héctor Garza, quien se impuso ante el Comandante y le arrebató su cabellera. Al concluir la lucha, Los Perros le devolvieron la jugada a Pierroth y lo obligaron a comer nopales.
UN INESPERADO RETIRO
Tiempo después de culminar la rivalidad con Los Perros del Mal, la carrera de Pierrtoh fue perdiendo estelarísimo, vagando entre las funciones del Consejo. De esta manera, comenzó a cuestionarse si seguir ahí o cambiar de rumbos.
El 2008 fue un año complicado, puesto que la idea del retiro llegó a su cabeza. Pese a tener en mente un plan, varias complicaciones en su apéndice lo llevaron al quirófano en más de una ocasión, pero en ese mismo año sufrió un derrame cerebral que le cortó cualquier plan.
Desafortunadamente, Pierroth quedó en silla de ruedas y con algunas complicaciones para poder hablar. Su idea de tener un retiro digno se desplomó por dicho accidente; a pesar de ello, ha recibido homenajes por todo el país. Además, después de su trágico final, algunos atletas continúan con su legado, y tanto aficionados como colegas recuerdan a Norberto Salgado como el rudo más grande de la historia de la lucha libre.
RGS