Del saxofón salían los acordes musicales del pentagrama de los sueños de un jovencito nacido el 24 de abril de 1922, en Rinconada, un pueblo del estado de Nuevo León. Alejandro Muñoz Moreno aprendió a tocar este instrumento que le permitió cultivar su amor por la música. Las circunstancias lo llevaron a cambiar de residencia por lo que a los 14 años se asentó en la ciudad de Monterrey, donde empezaría a trabajar como ferrocarrilero.
Jamás se imaginó que conocer a Rolando Vera, quien además de ser ferrocarrilero, era entrenador de lucha libre, él fue quien lo motivó a practicar este deporte que lo llevó a forjar una exitosa carrera en el cuadrilátero como el gran Blue Demon, con una trayectoria 41 años, de 1948 a 1989, en la lucha libre, narró a M2 su hijo Alejandro Muñoz Lomelí.
“A los 12 años formó parte del grupo musical del pueblo, y lo hizo como saxofonista. Dejó la música al salir de Rinconada porque decía que ese lugar le quedaba chico para desarrollarse. Cuando se convirtió en luchador profesional y tenía que salir de viaje, siempre a su regreso traía entre 20 y 30 discos de todos lados para conocer la música de otros países del mundo, su preferida era la de Los Panchos y Eydie Gorme, pero en general toda la música que tenía; le gustaba escucharla durante la comida en nuestra casa, era como su remanso de paz”, asegura Alejandro.
Los festejos
En este recuento de la trayectoria de su padre, Alejandro Muñoz Lomelí señala que la primera lucha profesional ya como Blue Demon (Nuevo León, 1922- Ciudad de México, 2000), tuvo lugar en Laredo Texas el 31 de marzo de 1948, cuando a los 26 años de edad se enfrentó a Chema López.
Con decenas de anécdotas de uno de los personajes más identificados de la cultura popular, Muñoz Lomelí, dice que en estos momentos trabaja en el diseño de una serie de actividades para celebrar los 100 años de vida y de trayectoria del ídolo del ring, que se cumplen el 24 de abril de 2022.
“Estamos iniciando este proyecto para la conmemoración del centenario del nacimiento de Blue Demon que contempla, entre otras cosas, una gran exposición en algunos museos de Ciudad de México, Monterrey y Puebla: por eso he decidido anunciar desde ahora esta iniciativa. En un primer momento la exhibición contará con fotografías, máscaras, carteles, guiones y memorabilia, así como con algunas obras de arte, unos cuadros al óleo de gran formato con la imagen de Blue Demon, pintadas, por encargo, por el artista Israel Balbuena”.
Sabiendo que los museos calendarizan sus exposiciones con antelación, el hijo de Blue Demon optó por anunciar esta gran muestra para que los museos se interesen y la consideren dentro de su programación del próximo año.
No obstante, la idea es que esta muestra, bajo la curaduría de Aldo Sánchez Ramírez y Héctor Orozco, itinere en varias sedes y recintos del país para brindar un homenaje a la gran figura de la lucha libre: Blue Demon.
Una significativa victoria que siempre atesoró esta figura del ring, recuerda Muñoz Lomelí, fue cuando le ganó a El enmascarado de plata: el Campeonato Mundial Welter, el 23 de septiembre de 1953, en la Arena Coliseo.
“Como ese triunfo de Blue Demon sobre El Santo fue una fecha memorable, tengo documentos, fotografías y recortes de periódicos de ese momento, que se registra la consolidación de su carrera, de igual forma conservo imágenes del inicio de su carrera y de su consolidación”.
Del ring a set
Al consolidar su trayectoria como campeón, en 1964, la gente de la cinematografía se acercó a él para ofrecerle una película: Blue Demon el demonio azul, bajo la dirección de Chano Urueta. De ahí le seguirían 26 filmes más, que también registraron éxitos a nivel internacional, en los que compartió la pantalla con actores como Carlos Ancira, David Reynoso, Eric del Castillo, Martha Elena Cervantes, Ana Martin, Jaime Fernández, Elsa Cárdenas, Maura Monti, Sasha Montenegro, Nubia Martí, Regina Torné, Ana Luisa Peluffo y Alma Delia Fuentes, entre otras figuras de aquellos años.
Blue Demon debutó como rudo en 1948, después de ganarle a El Santo hizo un cambio a ser técnico, que es cuando empieza a ganar cartel y el público comienza a seguirlo y a idolatrarlo. “Luego de filmar su primera película, se convirtió en gente del bien, con lo que dejó de ser rudo y se asumió como técnico”.
Para llegar hasta la cúspide, hizo caso de los consejos de su entrenador Rolando Vera: “Como novato no te va a dejar pasar, así que rómpeles todo, solo así podrás ir ganando un lugar, tener reconocimiento y respeto. Con el tiempo y sus películas, el público lo aclamaba: ¡Demon!, ¡Demon!, ¡Demon!”.
Para poder exhibir fragmentos de esa filmografía en la exposición que está planeando, solicitará los permisos correspondientes a los dueños de los derechos de dichas películas, para que los espectadores tengan la oportunidad de disfrutarlos.
Muñoz Lomelí subraya que la vida del ídolo del pueblo mexicano siempre estuvo guiada por tres valores que preservaba con un enorme cariño: “Su máscara, su dignidad y su sencillez como ser humano”.
Por supuesto que un momento inolvidable también fue su despedida como luchador, el 25 de noviembre de 1988, en la Arena México: “Al retirarse, Blue Demon se convirtió en empresario, decidió abrir cuatro gimnasios “con la intención de entrenar a jóvenes talentos con ambiciones en la lucha libre”.
En la historia colectiva, subraya Muñoz Lomelí, Blue Demon es un ícono de la cultura popular, que se le puede ver en playeras, murales y hasta en grafitis: “De hecho, yo vi la imagen de Blue Demon en un mural en Barcelona.
“Tengo la satisfacción de que todavía en vida, él participó en el libro sobre su autobiografía que publicó Clío. Además contraté con Sony un proyecto de una serie de televisión, encabezada por Tenoch Huerta, que a la fecha se sigue exhibiendo en diversas partes del mundo. Por eso creo que Blue Demon merece este reconocimiento y por eso lo estoy intentando con todo mi esfuerzo”.
Decenas de historias y anécdotas le relataba de viva voz el luchador profesional a su hijo, quien llegado el momento se convirtió en su representante, y hoy en día preserva la memoria de este ídolo y aspira a compartirla con el público en el centenario de su nacimiento.
Además
Le gustaba la música, pero no bailar
Cualquiera se imaginaría que Blue Demon teniendo ese gusto por la música, sería un gran bailarín, pero no fue así: “Bailar nunca le gustó, no tenía tantas aptitudes, pues carecía del ritmo y de la cadencia para hacerlo bien, o por lo menos aceptablemente”, relata su hijo Alejandro Muñoz Moreno
MGC