José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Pancho Villa, marcó la historia del país como uno de los jefes de la Revolución Mexicana que dirigió la caída del régimen del entonces presidente Victoriano Huerta.
Diversos biógrafos han destacado el odio al alcohol por parte de Villa así como el gusto por las malteadas de fresa, las palanquetas de cacahuate y el mole, pero en el deporte, el Centauro del Norte también tenía su corazoncito.
En el libro El verdadero Pancho Villa publicado en 1970 por Ángel Rivas López, quien conoció en su niñez al revolucionario, menciona que era visitante frecuente de La Quinta Espinoza, un centro de diversión que tuvo lugar en la ciudad de Chihuahua entre 1901 y 1912. En dicha quinta, entre otras cosas, había un rebote, donde se practica el deporte con el mismo nombre.
“A los bailes, lo mismo que al rebote, solía recurrir Pancho Villa, a quien solo se le conocía con el mote EL RANCHERO por la indumentaria ajustada que siempre usaba. No se desprendía ni un momento de su pistola que solía acomodarse frecuentemente […] Muchos de los viejos moradores del Chihuahua de entonces, que aún viven, le recuerdan, ya jugando al rebote, ya bailando; pero siempre con la pistola al cinto ”, se lee en dicho libro.
El rebote es una especie de frontón donde los participantes golpean la pelota (parecida a la de beisbol con las costuras por dentro) con la mano, aunque también puede hacerse con una raqueta; hay archivo fotográfico donde se aprecia a Pancho con la palmeta en la mano izquierda y sosteniendo con la derecha la pelota.