Sólo 5% de las jugadoras en Wimbledon tienen entrenadora

De las 128 mujeres en el cuadro de individuales en Wimbledon, que concluye este fin de semana, sólo seis trabajan con una entrenadora,

Iris Harris se recarga en una cerca mientras observa una práctica en el torneo de Charleston,
WIMBLEDON, Inglaterra /

En el día del sorteo para definir el cuadro de individuales en Wimbledon, Billie Jean King y otras integrantes fundadoras de la gira profesional de tenis de mujeres se reunieron a unos ocho kilómetros, en un hotel de Londres, para conmemorar el 50mo aniversario de la reunión que derivó en que se formara la WTA.

Aquella fundación se derivó de lo frustrante que resultaba para las tenistas el recibir mucho menos paga en premios que los hombres. Y pese a todo el progreso que se ha logrado desde entonces en este ámbito, persiste un aspecto del tenis donde la equidad de género no está ni cerca de lograrse: El de los entrenadores.

De las 128 mujeres en el cuadro de individuales en Wimbledon, que concluye este fin de semana, sólo seis trabajan con una entrenadora, menos del 5%. En cambio, todos los entrenadores de hombres son hombres también.

“Es terrible, extremadamente decepcionante”, dijo King, integrante del Salón de la Fama del Tenis Internacional y defensora de la equidad de género, cuando The Associated Press le preguntó por la falta de entrenadoras. “Esto tiene que ver absolutamente con la sociedad. Tienes que verlo para creerlo. Si no ves a una mujer ahí como entrenadora, ni siquiera pasa por tu cerebro. ¿Cómo es que nosotras, las mejores jugadoras, los contratamos? Tenemos que resolver el problema”.

King y otras en este deporte consideran esto un reflejo de los mismos prejuicios arraigados que han impedido a las mujeres avanzar en otros ámbitos de la vida. Y la WTA realizará esfuerzos para cambiar la situación, mediante una iniciativa que coloque a las aspirantes a entrenadora con otros ya establecidos.

Sólo 13 de las tenistas que se ubican entre las 200 mejores del escalafón tienen una entrenadora, de acuerdo con la WTA. En cuatro de esos casos, se trata de su madre.

“Lo importante para nosotras es la equidad, y me gustaría ver ahí la misma cantidad de entrenadores y entrenadoras”, dijo Steve Simon, director general de la WTA, en una entrevista. “Decir: ‘Deberíamos hacer que todas fueran entrenadoras’, no es lo que buscamos tampoco... En un mundo perfecto tendríamos un equilibrio”.

Es por ello que la WTA creó el Programa Inclusión de Entrenadoras, que está en su primer año tras un pequeño proyecto piloto lanzado en 2022. Diez solicitantes fueron elegidas para tomar clases y trabajar con entrenadores veteranos. Cinco entrenadoras trabajaron con otros colega y con jugadoras durante un torneo realizado en abril en Charleston, Carolina del Sur.

Otras tendrán la oportunidad en certámenes que se disputarán en agosto, en Montreal y Cincinnati. La WTA prevé expandir el programa en 2024.

“Muchas de estas mujeres que participan tienen las mismas aptitudes que los entrenadores que están en la gira, pero no tienen idea de cómo colocarse y llegar”, dijo Mike Anders, director del programa. “Mucho de lo que pasa es que, cuando estás adentro, los entrenadores más o menos se reciclan. Gran parte de eso se debe a que se vuelven conocidos y tienen los contactos adecuados, así como la experiencia”.

La idea consiste en añadir candidatas a la base de datos de la WTA, que se actualiza regularmente y que muestra a entrenadores certificados y elegibles. Esa información es parte de Player Zone, un recurso en línea que se ofrece a los deportistas.

Por el momento, sólo 15 de los 186 entrenadores activos son mujeres. Se trata del 8%.

“Simplemente no hay opciones suficientes”, dijo Simon. “Necesitamos más mujeres en esa lista”.

¿Por qué no hay más? Una explicación posible mencionada por Simon, los entrenadores y las jugadoras que hablaron con la AP fue ésta: En general, el camino más probable para llegar a ser entrenador pasa por ser jugador. Y las mujeres que dejan la gira alrededor de los 30 años de edad encontrarían más difícil el equilibrio entre tener hijos y viajar por el mundo como entrenadoras cuando dejan de jugar.

“Tienen una familia. Se convierten en madres. Es más fácil para los hombres tener una familia cuando son exjugadores. Mírenme a mí, tengo un hijo de 6 años, uno de 3 y otro de 1 y medio. Es impensable que pudiera tomarme el tiempo para entrenar a alguien”, comentó la italiana Flavia Pennetta, quien se retiró poco después de ganar el US Open de 2015. “Tal vez, en adelante, podría hacerlo, pero no podría dedicarme ahora por completo a una jugadora en la actualidad”.

Una entre la media docena de mujeres que dirigen a mujeres en Wimbledon este año es Pam Shriver, y es madre. Durante años, no necesariamente quería dirigir, salvo a su hijo.

Pero Shriver, quien es también comentarista de TV está sorprendida de que nadie se le haya acercado antes del año pasado, cuando se comunicó para trabajar a medio tiempo con Donna Vekic, quien viaja regularmente con otro entrenador, Nick Horvat.

“Una de las cosas en las que reflexiono es en que si yo hubiera sido un hombre, con mis logros como tenista en individuales y dobles, además de comentar y observar el tenis como lo he observado en las últimas décadas, alguien debió haberme propuesto eso”, dijo Shriver.

La estadounidense ganó 21 títulos del Grand Slam en dobles y llegó a ser tercera del ranking en individuales.


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