El regreso a clases está cerca, primero en formato virtual y even- tualmente híbrido, y las familias tienen que facilitar la transición y hacerla lo más amena posible para sus hijos. La ansiedad y el estrés son los denominadores comunes de la cuarentena, aseguró la psicóloga Gladys Vargas, por eso, preparar a los niños para el regreso a clases es importante.
¿Cómo afecta a los niños la dinámica de la cuarentena?
Los niños son testigos y receptores del estrés que los papás han acumulado desde hace unos meses por el confinamiento. Estar lejos de amigos y seres queridos afecta a los niños, aunque aún no tenemos un estudio claro que nos ayude a dimensionarlo.
Sabemos que esta situación ha traído cambios a su estilo de vida que propician estrés y ansiedad. Por este motivo, muchos niños están teniendo problemas para dormir y manifiestan más frustración o enojo, porque es mucho más fácil que afrontar la tristeza o el miedo por la muerte de sus seres queridos. Lo primero que hay que hacer, entonces, es detectar si están sobreestimulados.
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¿Cómo saber si sienten ansiedad?
La ansiedad es un extremo del estrés. Además de la información que los adultos les comunican, los niños están expuestos a lo que dice la gente y a lo que sucede en las noticias. Por eso, hay que estar muy aten- tos a las señales. Ejemplos claros de que hay un problema son la falta de sueño, las pesadillas y no sentir placer, que estén más retraídos y poco comunicativos o que tiendan a enojarse con más facilidad.
El mal humor y el hartazgo son señales que hay que entender, de otra manera se pueden romper los canales de comunicación. Una vez que hemos detectado señales de ansiedad en los niños, debemos tomar acciones para ayudarlos a recobrar la calma.
1. Ordenar espacios, energías y relaciones
Antes del regreso a clases, tenemos que empezar a ordenar la vida afectiva en casa, los espacios y la energía, para volverla una fuente de bienestar para todos y que los niños puedan hacer la transición escolar con los mayores recursos posibles. Ordenar cualquier espacio es difícil si la información es confusa. En ese sentido, es importante explicarles lo que está pasando, para que tengan herramientas y palabras para explicar ellos mismos el fenómeno que están viviendo.
2. Vuélvelos parte de la solución
Una vez que los niños comprenden lo que sucede, hay que ver cómo manejar la situación y darle sentido. Una forma de lograrlo es hacer que se involucren con las labores domésticas y reconocer cuando hacen un buen trabajo. En algunas ocasiones, no hay que tratar a los niños como “niños”. Son muy perceptivos y puedes volverlos parte de la solución a los problemas cotidianos si conversas con ellos.
3. Establezcan rituales nocturnos
Si tienen problemas para dormir, es importante acompañarlos en ese proceso; contarles cuentos por la noche, cantarles algo o platicar con ellos para que se calmen. De la misma forma, a la hora de despertarlos, hacerlo con cariño, preguntarles cómo durmieron y si tuvieron pesadillas. En tal caso, hay que ayudarles a digerirlas con información más regenerativa.
4. Prepáralos para el regreso a clases
Hay que preparar una rutina compatible con la de la escuela. Esta rutina debe incluir ratos de convivencia con la familia, entretenimiento y un tiempo para el juego, además de las horas que se le destinan a la vida estudiantil. Hay que ayudarles a preparar sus útiles como si no estuviéramos en cuarentena: decorar sus cuadernos, acomodar sus estuches, etcétera.
5. Hacer comunidad familiar y social
Hay que ayudarles a mostrarles la importancia del sentido de comunidad. Para eso hay que resaltar lo importante que es participar en todas las actividades de la casa y extender ese sentido de comunidad más allá de los límites del hogar, aunque no puedan convivir con otras personas. Por ejemplo, ayudar a otros y ser empáticos con las personas que son más vulnerables debido a la pandemia.
¿Cómo resanar la comunicación que se ha desgastado en el ámbito familiar?
Nunca es tarde para resarcir un mal. Para eso, no hay nada mejor que reconocer con humildad las cosas que se nos fueron de las manos. Aprendamos a pedir disculpas. No podemos esperar que nuestros hijos sean claros con nosotros, si nosotros no lo somos con ellos.
yvr