En menos de un mes, la sociedad mexicana se ha digitalizado precipitadamente: desde amas de casa que solicitan frutas vía WhatsApp hasta despachos contables que operan por videoconferencia. Las órdenes emitidas por el Consejo de Salubridad General y las autoridades locales desde el 23 de marzo, cuando se reconoció al COVID-19 como enfermedad grave, han obligado a millones de personas a quedarse en casa para realizar sus actividades laborales que antes hacían en oficinas, fábricas y talleres.
Pero no son solo los trabajadores quienes hoy usan internet desde casa. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), alrededor de 36.6 millones de estudiantes en todos los niveles educativos han sido enviados a sus hogares a tomar clases, pero también se entretienen en línea.
La demanda de internet pone a las redes de telecomunicaciones del país y sus empresas operadoras bajo una prueba de tensión inédita que durará en tanto millones se mantengan lejos de las calles, sus lugares de trabajo y las aulas.
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México interconectado
Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de la Información en los Hogares (ENDUTIH) en 2019, en México hay 80.6 millones de usuarios que cuentan con internet, lo que representa 70.1% de la población de seis años en adelante.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones indica que en los primeros nueve meses de 2019 las redes móviles generaron un tráfico de 11.6 petabytes de datos al día, mientras que la herramienta Visual Networking Index (VNI), de la empresa Cisco, estima el movimientos de datos en el país en 11.1 petabytes diarios.
Una mayor cantidad de personas en casa implica un consumo de datos mayor, especialmente de video, según Ariel Barlaro, vicepresidente para Dataxis, empresa de análisis del mercado de consumo audiovisual.
“La gente dentro de sus casas buscará más contenidos audiovisuales en internet para entretenerse, pero también usará más soluciones de videollamada como Zoom, Skype y otras herramientas para comunicarse y atender eventos que antes se realizaban en persona”, dice.
En el mundo, el volumen de tráfico de datos ha comenzado a sentir el efecto del encierro de millones de personas. La empresa Ookla, que analiza datos de velocidad de acceso a internet a nivel mundial con su herramienta Speedtest, reportó el pasado 6 de abril una tendencia a la baja en la velocidad de transmisión de datos, debido a un mayor tráfico en las redes.
El impacto también se percibe entre los operadores nacionales, dice Salomón Padilla, vicepresidente de la Asociación de Telecomunicaciones Independientes de México (ATIM), que agrupa 72 empresas de telecomunicaciones fijas que dan servicio a 250,000 hogares.
Él estima un aumento de 30% en el consumo de datos en redes fijas. “La gente comienza a hacer home office y entretener a los hijos, por lo que la demanda de datos móviles se empieza a elevar”.
Mayor demanda para las empresas
Sin embargo, los servicios digitales no solo dependen de las empresas de telecomunicaciones. Hay otras organizaciones que proveen centros de datos y conectan las redes de distintos operadores regionales; incluso se encargan de proveer conexiones con el exterior del país por medio de enlaces de fibra óptica. Un ejemplo es KIO Networks.
José Fonseca, director de KIO Enterprise, dice que espera un incremento en la demanda de servicios como alojamiento y distribución de datos en la nube, plataformas para colaboración remota, e-commerce, entre otras aplicaciones remotas.
Esta empresa también opera un conmutador para intercambio de datos en la capital llamado IXP México, donde empresas de telecomunicaciones y datos como Megacable, Google y Facebook están asociadas e intercambian tráfico.
En esta instalación, el ejecutivo de KIO Networks también ha visto incremento en el tráfico, pero declinó dar detalles acerca del monto de dicho incremento.
Tales aumentos parecen lógicos para Christian O’Flaherty, vicepresidente para Latinoamérica y el Caribe de la Internet Society (ISOC), organización dedicada a promover el desarrollo de internet. Sin embargo, el directivo agrega que no debería ser un tema imposible de manejar para las empresas proveedoras de conectividad.
“Si bien se han registrado incrementos de entre 20% y 30% en el tráfico en puntos de intercambio de datos, internet está diseñado para que los operadores intercambien tráfico y así balancear cargas extraordinarias de datos”.
Además, de acuerdo con el directivo, la gestión de internet opera gracias a que operadores de las diversas verticales pueden entrar en acuerdos para disminuir la carga de datos en aplicaciones intensivas.
El pasado 23 de marzo, Netflix, uno de los servicios de video en línea más populares, anunció la reducción de 25% de la carga de datos que generan sus clientes, que en el país ascienden a poco más de 6.7 millones de usuarios, de acuerdo con cifras de Dataxis.
El Dato.80.6 millones
de usuarios cuentan con internet en México, según ENDUTIH
Más datos, mismos recursos
Sin embargo, las redes de telecomunicaciones no solo tendrán que afrontar un incremento en la demanda de datos, ya que la industria usa materiales y equipos provenientes de Asia y que se cotizan en dólares, lo cual podría dificultar a las empresas del sector para mantener la estabilidad de sus redes.
“En la asociación tenemos problemas de abastecimiento desde que comenzó esta situación y lo que hemos hecho es que los operadores se ayuden unos a otros para suplir estas deficiencias”, dice Salomón Padilla de ATIM. Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías
de la Información (CANIETI), Carlos Funes, señala que de los tres sectores que ampara la Cámara (telecomunicaciones, manufactura electrónica y servicios de tecnologías de información) ninguno ha sufrido problemas de abastecimiento, aunque no descarta problemas en el futuro en la industria.
La industria tiene experiencias previas que podrían ayudarle a sortear esta contingencia. Un ejemplo es el terremoto de septiembre de 2017 que afectó al centro y sur del país, así como los daños que anualmente causan los huracanes en las costas del país, señala Gabriel Székely, director en la Asociacion Nacional de las Telecomunicaciones, la cual agrupa a distintas operadoras de telecomunicaciones móviles en el país. “Hay equipo disponible y colaboración de las empresas.
No estamos en alguna situación problemática”, dice el directivo, y agrega que entre los operadores y el Instituto Federal de Telecomunicaciones existen canales de comunicación abiertos para mantener el soporte de las redes en caso de imprevistos.
En el mediano plazo se cierne otro reto para la industria de las telecomunicaciones.
El profundo deterioro de la economía mexicana por la pandemia de coronavirus podría afectar los ingresos de las empresas del sector, según estimaciones hechas por la consultora IDC México, que calculó un crecimiento de entre 2.1% y 1.1% para este año, además de un crecimiento de entre 1.7% y 0.8% para 2021.
Para mantener su mercado, algunas empresas del sector han comenzado a tomar decisiones como la oferta de canales premium por tiempo limitado, eliminación de límites en el uso de datos e incrementos en la velocidad de acceso, dice Alberto Arellano, gerente de investigación para el sector telecomunicaciones en IDC México.
Pero las empresas de telecomunicaciones pequeñas que representa ATIM ya enfrentan una situación complicada. “Nuestros afiliados son concesionarios independientes que no tienen capitales en bolsa ni acceso a financiamiento internacional.
Desde el lado financiero operan día con día”, dice Padilla. Además, el apoyo gubernamental para impulsar a la industria ha sido limitado. Las Secretarías de Comunicaciones y Transportes y de Gobernación emitieron un oficio en conjunto, en el cual invitan a los gobiernos estatales y municipales a solicitar el menor número de trámites locales para facilitar la labor de las empresas del sector.
Pero la realidad es que mientras más dure la contingencia sanitaria por Covid-19 en el país, la red de telecomunicaciones podrían sufrir un colapso mayor en su servicio, que de por si es deficiente por no contar con una banda ancha suficiente y de buena calidad.
YVR