El uso del cubrebocas genera polémica y dudas en la población

Salud Total

El uso de cubrebocas detiene las gotas de saliva y evita la contaminación de superficies, pero no sustituye el lavado de manos frecuente ni la sana distancia.

Usar cubrebocas coadyuva a reducir el contagio, pero muchos piensan que la población podría confiarse.
Consejo Editorial
Ciudad de México /

Austria, Eslovaquia, Bosnia-Herzegovina y la República Checa hicieron obligatorio el uso de cubrebocas en algunos lugares públicos; muchos otros países de la Unión Europea no lo aconsejan. Los ciudadanos de muchos países asiáticos se las ponen de manera rutinaria.

En EU, Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron recientemente consejos para que las personas usen cobertores bucales a base de tela, incluso pañuelos o camisetas, en áreas concurridas. El presidente Donald Trump declaró públicamente que no piensa hacerlo”. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) revisó su guía, pero aún insiste en que el uso generalizado de máscaras por parte de personas sanas en la vida cotidiana “no tiene respaldo de la evidencia actual y conlleva incertidumbres y riesgos críticos”.


La cautela hacia el uso de máscaras en parte se dicta por la necesidad de evitar las compras de pánico y garantizar suficiente protección de grado médico para el personal de salud, en medio de la escasez. 

Sin embargo, se han realizado pocos ensayos clínicos adecuados sobre cómo el uso de máscaras faciales afecta las tasas de infección viral. Los expertos temen que las máscaras puedan crear una falsa sensación de seguridad, tentando a los que las usan a ignorar el distanciamiento social, o que las puedan considerar como un sustituto de otras medidas como el lavado de manos.

Además, la superficie externa puede contaminarse y los usuarios corren el riesgo de infectarse si se las quitan de manera torpe. Las coberturas caseras, como las bufandas, pueden humedecerse y convertirse en una posible ruta de transmisión.

Las máscaras también pueden causar daños en la piel a través del sudor y el roce, lo que lleva a otras formas de infección. Algunas mascarillas caseras conllevan peligros particulares: los consumidores han tratado de adaptar los filtros de aspiradoras que pueden contener partículas peligrosas. 

Al sopesar los pros y los contras, se ha hecho mucho hincapié en la limitada capacidad de los respiradores de grado médico para proteger a los usuarios de la infección por inhalación; los virus son tan pequeños que pueden pasar entre las fibras de muchos materiales. Sin embargo, la comprensión de la evolución del Covid-19 sugiere que puede haber fuertes argumentos para usar máscaras para reducir los riesgos de infección a otros. 

La principal ruta de transmisión del virus es a través de gotitas; las máscaras pueden atrapar algunas gotas expulsadas por los estornudos, la tos o la exhalación, lo que reduce la contaminación de superficies. 

Sea que recomienden o no las máscaras, las autoridades de salud deberían reconocer que muchos consumidores están tomando el asunto en sus propias manos; en algunas partes de Nueva York, ya empiezan a ver mal a los que no las usan.

Las autoridades deben continuar señalando que las máscaras quirúrgicas deben reservarse para los profesionales, y que el lavado de manos y el distanciamiento social son vitales.

Sin embargo, para las personas que optan por la protección facial, los funcionarios deben emitir claramente qué hacer y qué no hacer, qué sí usar y cómo. En un mundo donde los consumidores pueden ver fácilmente lo que otros países están haciendo, los consejos inconsistentes no solo son inútiles, se corre el riesgo de socavar la confianza en quienes los dan.

srgs

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