En las últimas cuatro décadas, la representación de las mujeres en las universidades se duplicó, al pasar de 27% en 1977 a 52% en 2020; también son ellas las que más terminan la carrera, por lo que 55% de los egresados universitarios en edad de trabajar en 2021 -más de 9 millones-, eran mujeres. No obstante, el avance de la presencia femenina en las carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), apenas fue de 1.2 puntos porcentuales (de 27.6 a 28.8%) en los últimos nueve años.
Esta danza de cifras, analizada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en el estudio ¿Dónde están las científicas? Brechas de género en las carreras STEM, publicado en febrero pasado, confirma la urgencia de impulsar a las mexicanas, desde la infancia, a voltear la mirada hacia estas disciplinas, con la certeza de que esta disparidad en las aulas se extiende de manera directa hacia el mundo laboral y mantiene dolorosamente abiertas las brechas de ocupación formal y salario entre géneros, en actividades similares.
Y es que si bien hay más mujeres que se gradúan de una carrera, son menos las que obtienen un título de posgrado en comparación con los hombres. Además, las mujeres ocupan una menor proporción de puestos académicos; están subrepresentadas en las posiciones de liderazgo y reciben salarios hasta 40% más bajos que sus similares varones.
Ciertamente, en el mercado laboral STEM también existen estas brechas, pero son más angostas. “Un ingeniero o ingeniera siempre tiene chamba”, dijo Graciela Rojas, fundadora y presidenta de Movimiento STEAM, durante la presentación del estudio del IMCO, el cual también encontró que la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres en trabajos similares relacionados con ingenierías (-14%) es mucho menor que en los de servicios (41%), que son los empleos en los que más mujeres se desarrollan.
“No es una cuestión de percepción, hay una brecha real entre quienes estudian estas carreras, y no se ve que esto vaya a cambiar en el corto plazo; de los universitarios que hoy están estudiando una carrera de este tipo, solo 21% son mujeres, en contraste con casi la mitad de los hombres”, señaló Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente en el IMCO, al dar a conocer el informe.
Ensúciate, despéinate, quítate los moños
Hoy día, en México solo 3 de cada 10 profesionistas con carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres. No es falta de habilidad. De hecho, según la presidenta ejecutiva de Fundación Televisa, Alicia Lebrija, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha encontrado en diversos estudios que las mujeres obtienen calificaciones más altas en habilidades matemáticas que los hombres, “pero algo sucede con esto, que hasta la capa más talentosa de las mujeres decide no estudiar estas carreras STEM”.
En este punto, lo importante es definir por qué y trabajar en cambiarlo. “La brecha es profunda y tiene que ver con temas socioculturales. Desde pequeñas tenemos este chip de que las áreas STEM son para hombres”, comentó Graciela Rojas.
De tal suerte, es imperativo derrumbar estereotipos y echar a la basura los supuestos de que existen carreras que son para mujeres y carreras que son para hombres, además de inspirarlas con modelos a seguir y “hablarles de las oportunidades laborales, que visualicen su futuro”, dijo la presidenta de Fundación Televisa en el webinar ¿Qué son las carreras STEM y por qué son relevantes para el futuro profesional de las mujeres?, espacio que compartió con el IMCO y Movimiento STEM.
En opinión de Lebrija, la brecha comienza a cerrarse desde casa. Los padres deben decirle a sus hijas: “Toma riesgos, ensúciate, equivócate, no busques esa perfección, quítate los moños… Los tacones y los drones sí combinan, que sepan que este papel de ser mujer e ingeniera es totalmente compatible; debemos encaminarlas, inspirarlas, que vean que es divertido, que es un riesgo interesante… debemos cerrar el gap y no permitir que se siga abriendo”.
Por su parte, Graciela Rojas afirmó que debemos mostrarle a las niñas y jóvenes que las carreras STEM les ayudarán a cumplir sus objetivos. “Las mujeres tenemos una gran necesidad y vocación de transformación social, si logramos conectar -en la mente de las niñas- que estas áreas son una buena base para resolver los problemas de la humanidad, como el desarrollo sostenible, el bienestar social y el empoderamiento, las mujeres podrían involucrarse mucho mejor”.
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Algo que ayudaría a impulsar que más mujeres abracen las STEM es el ejemplo, algo que en la mayoría de los casos debe trabajarse con modelos externos.
“Viendo las cifras, sabemos que los papás y mamás no somos ingenieros ni matemáticos, así que solo perpetuamos patrones. Pero hay muchas mujeres que pueden servir de modelo, y los profesores y profesoras en las escuelas pueden ayudar a motivarlas, reconociendo que son buenas para estas materias”, afirmó Alicia Lebrija.
Además de los modelos, una buena orientación vocacional y las campañas de difusión son también muy importantes para generar este cambio, opina Rojas: “con Movimiento STEM hicimos un ejercicio, de la mano del IPADE, con 10,000 chicas y al final 26% cambiaron de intención, solo por tener la información a tiempo para elegir su carrera”, contó.
En este mismo sentido, Lebrija señaló la necesidad de que tanto la sociedad como las universidades y los padres de familia “seamos más flexibles. Las chicas pueden arriesgarse con una carrera STEM y probar, y si no es lo que quieren, cambiar. También al revés, alguien que ya estudia leyes, podría cambiarse a una ingeniería”.
Para una correcta orientación vocacional, Alicia Lebrija resaltó el papel de los docentes. “Sabemos que ya hacen muchas cosas y que el tiempo no sobra, pero tendrían que hacer esto también. Dados los rezagos, nos falta hacer un sesgo explícito a favor del género, no dejarlo al azar”.
La revolución educativa
Para la presidenta de Fundación Televisa, institución que tiene en marcha un programa digital llamado Cuantrix —que busca generar equidad de oportunidades a través de las Ciencias de la Computación en niñas, niños y adultos—, el tema STEM va más allá de impulsar el estudio de ingenierías o carreras tecnológicas.
“No es un tema del futuro, sino del presente. Estos dos años con los estragos del covid-19, hemos visto lo necesario de la parte técnica y lo que se puede hacer en términos de data, comunicación, software… me parece más que evidente por qué necesitamos STEM”, dijo Lebrija y añadió que las universidades deberían tomarlo en cuenta y comenzar a transformar sus programas.
“Las carreras que miran hacia adelante, deben tener una versión STEM; alguien que estudia comunicación, por ejemplo, ¿cómo no entender la forma de comunicarse a través de las plataformas digitales y de procesamiento de datos. Cada vez será más difícil para las personas desempeñar cualquier actividad si no están familiarizadas con los lenguajes básicos de programación; será necesario para ser parte de la sociedad y no quedarnos fuera”, afirmó.
Graciela Rojas, de Movimiento STEM , coincidió en que el cambio urge; “todas las carreras requerirán de estas habilidades y competencias para desempeñarse en temas de innovación, emprendimiento, inclusión y resolución de los retos que tenemos como humanidad y que están marcados en la agenda 2030”, dijo.
GAF