Este año el premio Pritzker, considerado el nobel de la arquitectura, fue para la pareja formada por Anne Lacaton y Jean Philippe, cuya filosofía es ‘no demoler’. En automático, la condecoración pone como ejemplo para el mundo esa manera de pensar, y no es gratuito, porque la cuenta regresiva para cumplir con la reducción del impacto ambiental, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS), ya tocó a la puerta.
La industria inmobiliaria y de los bienes raíces genera 40 por ciento de las emisiones de carbono en el mundo, de acuerdo con los cálculos que realiza la firma inmobiliaria JLL. Esto a pesar de que el sector ya lleva décadas en el tema de construir y operar edificios de manera más sostenible.
El asunto es que desde que un terreno se prepara para construir, ya sea un edificio, una casa o un puente, ya existe una transgresión al entorno, mucho más cuando se pone la primera piedra y comienzan a llevar y traer material, extraer, tratar y transportar otros, excavar, mezclar, soldar, pegar… Y todo el cúmulo de tareas que una construcción implica.
Eso tan solo en lo que toca a la construcción, porque una vez que el edificio entra en operación, el uso de recursos no es menor. El consumo de energía y agua en un inmueble es tanto, que estos dos temas se han vuelto cruciales en el camino hacia la reducción del impacto ambiental.
Los seres humanos “buscamos controlar el medio ambiente donde sea que estemos, en el trabajo, donde vivimos o nos divertimos… Y eso requiere grandes cantidades de energía”, reflexiona Fernando Gutiérrez Ahrensburg, director de GAYA, una empresa con 35 años de trayectoria en servicios de edificación e interiores.
Ruth Corona, directora de Servicios de Energía y Sustentabilidad de JLL México, refiere a que son muchas fuentes por las que un edificio impacta negativamente al ambiente, desde el consumo de energía que implica mantenerlo iluminado o con el aire acondicionado trabajando, y todos sistemas que lo hacen funcionar (agua, drenaje, seguridad, movilidad), además de las emisiones generadas indirectamente por las personas que lo habitan o visitan.
Además del consumo de energía, el de agua y el manejo de papel y residuos sólidos en general, son las fuentes más importantes de impacto ambiental que se presentan en un inmueble, dice Juan Pablo Borray, gerente de desarrollo de negocios para Latinoamérica de Panduit, firma de soluciones de infraestructura física, eléctrica y de red para entornos empresariales.
Una estrella en la frente
El consumo energético y el manejo de desechos son las maneras más visibles en las que un edificio emite contaminantes e impacta al ambiente de forma negativa, y son también el punto de partida para las evaluaciones de las diversas certificaciones que actualmente califican a una edificación como sustentable.
Más allá de la muy conocida y popular LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), en el contexto de la pandemia se han sumado otras certificaciones que buscan garantizar que los interiores de un edificio apliquen estrictas medidas sanitarias para dar seguridad en el tema de contagios.
En opinión de Ruth Corona, aunque muchos consideran el tema de las certificaciones como una moda, ayuda al proporcionar una guía de hacia dónde puedes dirigirte y qué hacer. “Esas certificaciones marcan la pauta” para edificar.
Su importancia radica en que es un organismo externo el que certifica lo que los constructores hicieron bien, y eso también hace que las personas que interactúan con el sitio tengan cierta imagen de confiabilidad, señala Corona.
El Dato...30%
De los inmuebles, que antes de la pandemia eran oficinas, qu
Gutiérrez, de GAYA, reconoce que las certificaciones “tienen muchos beneficios para que los edificios se acerquen más a las “cero emisiones”, pero advierte que se deben abordar otros temas para alcanzar ese ideal: “una mejor gestión del uso de suelo, infraestructura eficiente, que las comunidades sean más incluyentes y que la prioridad de la vida sea la sustentabilidad”.
Gutiérrez añade que de nada sirve un edificio sustentable si la energía que recibe no se genera también de manera limpia, pues indirectamente se estarán teniendo impactos. En esa misma circunstancia caen la calidad del transporte en las comunidades, la flexibilidad de los espacios de trabajo y una infraestructura sostenible.
Una lucha en tres frentes
Por ahora las estrategias de sustentabilidad en la industria inmobiliaria buscan neutralizar los impactos y disminuir los consumos. Para ello, la generación de energía renovable es fundamental, por lo que cada vez hay más edificios que recurren a los paneles solares e incluso a los aerogeneradores, señala Ruth Corona.
En cuanto al tema del agua, una de las estrategias es contar con sistemas ahorradores en grifos y baños, que reducen el consumo. Además, “el ideal” es que los inmuebles cuenten con plantas de tratamiento de aguas negras y pluviales, para que puedan ser reusadas en baños o riego.
La generación y uso de biocombustibles en plantas de energía es otro tema que muchos están considerando.
En cuanto al manejo de residuos sólidos, la experta explica que es básico “identificar de dónde viene la basura y evitar que se genere, y si ya se se generó, hay que tratarla de manera adecuada, empezando por separarla para facilitar su reciclaje”. Esto es labor de la sociedad civil en conjunto.
Corona también refiere la necesidad de aplicar los principios de la economía circular, con el objetivo de reincoporar en procesos y servicios la mayoría de los materiales, como el papel y el cartón, y si ya no se puede reciclar, enviarlo a un relleno sanitario legalmente establecido; sin olvidar hacer un manejo de residuos peligrosos adecuado.
Tecnología al rescate
La integración de la tecnología puede ayudarnos “a controlar el consumo de los recursos” al interior de un inmueble, por eso no se puede disociar de las rutas hacia la sostenibilidad de los edificios, expresa Juan Pablo Borray, de Panduit.
Se refiere, por ejemplo, al concepto de edificio digital, cuyos sistemas están basados en infraestructura y sensores que miden distintos consumos para controlarlos y mitigar impactos en el medio ambiente; estas mediciones sirven asimismo para el registro que se hace para obtener certificaciones.
Borray, de Panduit, asegura que es benéfico en todos los sentidos invertir en tener edificios limpios. Un ejemplo es reducir el mayor gasto de mantenimiento de un inmueble, que es el energético, y significa 30 por ciento del costo total o “incluso invertir en el bienestar de los colaboradores de una empresa ayuda, pues eleva la productividad y reduce la rotación de personal”, dice.
Pensar en el futuro
Una encuesta realizada en abril por el US Green Building Council (que otorga la LEED) reveló que las preocupaciones de la comunidad giran en torno a "la salud, la equidad y el acceso a la construcción ecológica”, factores que las personas consideran “clave para el reingreso a los edificios”.
El USGBC considera que, a medida que salgamos de la pandemia, “se dará una oportunidad crucial para la industria de la construcción ecológica”.
Pero Fernando Gutiérrez, de GAYA, alerta que “buscar la sustentabilidad per se, no logrará el Net Zero Energy si no resuelves lo periférico: la infraestructura, las regulaciones, y el que las edificaciones puedan alimentarse de energía de una manera sustentable y responsable”.
Y admite que el cambio se da “lentamente”, pues los seres humanos somos altos consumidores de energía, y aunque hoy consumimos 20 por ciento menos de lo que se consumía en los años de 1980, seguimos densificando. Por ello, urge “diseñar una nueva manera de vivir” pensando en el futuro.
Más en estos días, cuando según los expertos, 30 por ciento de los inmuebles que antes de la pandemia eran oficinas, quedarán desocupados, mientras por otro lado existe un déficit importante de vivienda.
“Es fundamental que los gobiernos y líderes sociales se replanteen el uso de suelo de los edificios”, dice Gutiérrez, sin perder de vista cómo la tecnología nos puede ayudar a desarrollar una sociedad más efectiva de la que tenemos ahora.
En este punto es que viene a colación la filosofía de los ganadores del Pritzker 2021: “La demolición es la solución más fácil, pero es también una pérdida de energía, materiales e historia y un acto de violencia. La transformación es hacer más y mejor con lo que existe”.
srgs