La casa de Richard Volz en la Bahía de Hawke, Nueva Zelanda, tenía en 2001 un clima casi perfecto para cultivar manzanas: inviernos frescos y veranos soleados que no eran demasiado intensos. Por el contrario, Cataluña, la principal región productora de manzanas de España, es mucho más calurosa y llueve mucho menos.
Los productores catalanes habían llegado a Oceanía en busca de nuevas variedades que fueran capaces de prosperar en su clima.
Nueva Zelanda tenía un conjunto excepcional de semillas y plántulas. Pero nadie podía decir si, enterrados dentro de este preciado germoplasma, estaban los genes necesarios para producir una manzana capaz de crecer en condiciones climáticas más allá de los límites que la pomología conocía. Hubo otra dificultad: cultivar, probar y lanzar una nueva manzana lleva mucho tiempo, a menudo más de 20 años.
Demasiado calor es perjudicial para las manzanas en muchos sentidos. Cada una necesita hasta 70 litros de agua para madurar por completo y los árboles necesitan el frío invernal para descansar antes de brotar en la primavera.
Volz cortó una manzana en cuatro, mordió una rodaja y me entregó otra. “Mmm. Es dulce, bastante crujiente y jugosa, pero inmadura”, afirmó. Todavía faltaban varias semanas para la cosecha. Los almidones de la manzana aún tenían que convertirse en azúcar, y los pigmentos antocianinas debían hacer que la piel fuera de rojo intenso. Pero aquí por fin estaba la Tutti.
Es el primer fruto de Hot Climate Partnership, una colaboración entre científicos y productores de España y Nueva Zelanda, incluido el empleador de Volz, Plant & Food Research. Tutti se venderá por primera vez en los supermercados españoles a finales de este año. La apuesta de Volz ha salido bien: él y sus colaboradores han producido la primera manzana diseñada para cultivarse en un clima muy caluroso.
Pero algo más sucedió en las décadas intermedias: el ritmo del cambio climático superó las expectativas. El verano pasado fue el más caluroso en España en 700 años, mientras que la Bahía de Hawke fue azotada por un devastador ciclón en febrero. Eso dejó otra pregunta flotando en el aire de la huerta catalana: ¿la llegada de Tutti marca el inicio de una nueva era para la industria de la manzana, o el principio del fin?
Roja, crujiente y jugosa
La presión para encontrar la manzana perfecta es implacable. Durante los últimos 50 años, el negocio de las manzanas frescas, valorado en 99 mil millones de dólares, se ha convertido en una máquina altamente optimizada para proporcionar frutos grandes, rojos y dulces. Ahora, el cambio climático está obligando a que la máquina funcione más rápido.
el dato70 litros de agua utiliza un solo fruto
Para madurar por completo.
Joan Girona, investigador y especialista en riego, trabaja desde hace 40 años en el uso del agua en la agricultura y siempre ha tenido problemas para llamar la atención de los agricultores hacia la modernización sustentable. Eso cambió este año. En abril, después de que las lluvias de primavera no llegaron, les advirtió que podrían tener que sacrificar toda su cosecha quitando la fruta para mantener vivos sus árboles. Al final, las manzanas sobrevivieron. Los productores recibieron la mitad del riego habitual y las lluvias del verano los ayudaron.
Un problema es que la mayoría de los agricultores de Lleida todavía emplean el método tradicional de inundar los campos cada dos semanas. Se trata de una práctica extremadamente despilfarradora, cada manzana recibe unos 54 litros de agua de riego. Si se riega por goteo, es mucho más eficiente y podría reducir esa cifra a 19 litros por manzana.
Pero puede costar 40 mil euros por hectárea comprar árboles nuevos, pagar regalías de patentes, instalar riego medido y proteger la fruta con redes, de las quemaduras solares y el granizo. Hasta ahora, ha habido pocos incentivos económicos para realizar una inversión tan importante en Lleida, pero la sequía de este año podría ser el shock necesario.
Albert Batlle, productor local en la provincia catalana de Girona, y su hermano Martí, supervisan una finca que forma parte de Girona Fruits, una cooperativa de productores. En 2020, sus miembros decidieron plantar manzana Tutti, y los hermanos ahora tienen 22 mil árboles que darán frutos el próximo año. Su huerto es moderno, con redes suspendidas de postes de hormigón y un sistema de riego por goteo que funciona con energía solar. Mientras hablábamos, las raíces de los árboles muy espaciados se hidrataban con precisión.
Pero incluso esta sofisticada operación está bajo una presión inexorable. Las manzanas Gala han dejado de ponerse rojas lo suficientemente rápido antes del período de tres semanas en agosto, en el que deben ser recolectadas. Los hermanos Batlle ahora quieren cultivar variedades que maduren más tarde en el año, como la Tutti. Ya no tienen que preocuparse de que el otoño en Cataluña se vuelva frío y húmedo. “Octubre no es como hace 20 años. Ahora hace menos calor y no llueve”, dijo Batlle.
El dato99 mil mdd es el valor del negocio
De las manzanas frescas en el mundo
A medida que el clima cambia y los árboles enfrentan más amenazas de plagas y enfermedades, surgen preguntas sobre la falta de diversidad. Un estudio de mil variedades en un depósito de germoplasma del gobierno de Estados Unidos en Ginebra, Nueva York, concluyó que “los estadunidenses comen manzanas en gran medida de un solo árbol genealógico”. Sin embargo, ampliar la base genética de las manzanas con técnicas de cultivo tradicionales llevaría mucho tiempo.
Una posibilidad es la edición de genes con tecnología como Crispr. La secuenciación del genoma de la manzana ha mostrado objetivos para atributos deseables. Ya se han editado otras frutas. Los científicos de la Universidad ETH de Zurich han experimentado al diseñar árboles Gala para que porten una copia de un gen de resistencia a la niebla del peral.
Pero incluso si las manzanas pudieran desarrollarse más rápido, todavía podría resultar demasiado difícil cultivarlas en Cataluña. Tutti y otras variedades de climas cálidos han demostrado que la región puede producir manzanas rojas, crujientes y dulces a una temperatura que pocos creían posible. Pero, ¿qué pasa si sigue haciendo más calor y se pierde el frío invernal?
Volz, que había dedicado gran parte de su carrera a ampliar los medios de vida de los productores catalanes, no se dará por vencido tan fácilmente. “Estoy un poco menos preocupado”, dijo con una sonrisa y un brillo en los ojos. “Se podría pensar que no hay manera de que podamos cultivar manzanas a 50°C. Pero pienso que la solución está en el germoplasma. Solo tenemos que encontrarla”.
RPG