Contrario a lo que muchas personas suponen, la pandemia lo único que hizo fue acentuar lo que ya se veía venir para el cine y la televisión.
¿Qué? Primero, un consumo cada vez más masivo de los sistemas de distribución de contenidos en línea por encima de la salida a las salas cinematográficas o del consumo de televisión tradicional.
Y, segundo, mucha nostalgia, retransmisiones, volver a ver lo que ya habíamos visto con contenidos cada vez más “a la antigüita”.
¿Qué podemos encontrar detrás de estas dos tendencias? Economía.
¿Por qué la gente prefiere ver películas de estreno en sus dispositivos a vivir la experiencia cinematográfica? Porque le sale más barato.
¿Por qué las grandes apuestan por la nostalgia y las retransmisiones?
Porque si van a gastar en algo, prefieren hacerlo en cuestiones que saben que no los van a hacer perder ni su dinero ni su tiempo.
Si a esto le sumamos el impacto económico que ha tenido la pandemia, toda esa sustitución de las salas cinematográficas por dispositivos y todo ese consumo de contenidos como los de antes, se convierte en un fenómeno todavía mayor.
2020 será recordado como el año del hiperconsumo de streaming y de la nostalgia, el año en que los medios volvieron al origen.
¡Qué tan grande no habrá sido esto que durante los últimos 12 meses volvimos a ver canales enteros dedicados a la educación por televisión y nuestras autoridades vieron una utilidad tan grande en esto, que le pusieron un impuesto a las plataformas!
¡Qué tan grande no habrá sido esto que la gran noticia en materia de cine y televisión de 2020 fue la llegada a México de Disney+ con el catálogo más grande de material nostálgico que jamás se haya visto en el mercado!
Muchas cosas se movieron este año por culpa del covid-19. Hubo estrenos que se pospusieron, producciones que pararon. Pero nada tuvo más impacto que la ausencia o la abundancia de dinero. ¿A poco no?
srgs