Las mujeres y hombres presentes en una reunión en Pachuca, Hidalgo, quedan atrapados por una canción que en sus primeros acordes se identifica como “17 años”, de Los Ángeles Azules. Un tema de 1999 que habla de un hombre que se enamora de una mujer “que aún es una niña”, criticada duramente en 2021 por considerase que promovía la pedofilia y el abuso contra menores de edad.
Pero esta canción que escuchamos lleva otra letra y se torna aún más perversa. Los presentes abren sus ojos grandes, grandes, levantan las cejas por el asombro, abren la boca hasta caerse la quijada; inevitablemente sonríen nerviosamente, descolocados. No falta el que se ríe. “¡Qué poca madre!”, dice alguien. La letra sigue:
Amigo qué crees, acabo de conocer
a una mamá que aún es una niña.
Sabes que tiene dos hijos y aún
no se le quita andar de ponedora.
Amigo, sabes, me la acabo de comer,
vamos te invito, tiene más amigas.
Eso se está haciendo tan común
que tiene su club de mamás luchonas.
Esta es una versión realizada por El Gran Proyecto, del músico Luis Hernández, que lleva siete años colgada en Spotify y YouTube, donde tiene 2.9 y 1.2 millones de escuchas y vistas. Va pasando de “whats en whats” como un gusano informático. En los comentarios de YouTube la gente se ríe y divierte con esta nueva historia: un hombre abusa sexualmente de una menor de edad que ya tiene dos hijos; tiene 823 comentarios y casi todos celebran la ocurrencia: “un saludo a esas madres solteras y ponedoras que nos alegran la vida a los casados”, dice uno de los usuarios.
Es tal la burla que todos los presentes en la reunión de Pachuca guardan silencio para no perderse la historia narrada por el abusador.
Amo su indecencia, 17 años.
Da unos mamadones, 17 años.
Busca quien mantenga, 17 años,
a su bendición.
- Te recomendamos ‘The man’, la canción de Taylor Swift que describe la desigualdad de género que viven las mujeres Música
“Mamá soltera” se les dijo por mucho tiempo a las mujeres que viven el abandono del padre de sus hijos, con un tono indulgente o condescendiente, como si el estado civil asegurara que los hombres no huirán de sus responsabilidades. En México hay 38.5 millones de mujeres que son madres, de las cuales 11.5 millones son “jefas del hogar”, como clasifica el Inegi a las que resuelven solas las necesidades económicas, sociales y emocionales de sus hijos.
De ahí que feministas pidan que se les llame “madres autónomas”, término que reconoce y reivindica su esfuerzo y resiliencia, inscribiéndose con un lenguaje más inclusivo y respetuoso con la diversidad. Bien cabría dentro de lo que hoy llaman cultura ‘woke’.
“Mamá luchona” es un concepto peyorativo para calificar a la mamá que consideran irresponsable, pero en un mundo misógino no hay forma de quedar bien. Si se dedica cuidado de los hijos, es mantenida; si sale a trabajar, cuestionan que salga a “luchar”; si tiene trabajo, descuida a los hijos; si demanda la manutención, es oportunista; si inicia una relación nueva, es puta y quiere atrapar a un papá para su hijo.
En ese mundo se ensañan con ellas por “dejarse” embarazar, por concebir un hijo sin padre y al que llaman burlonamente “bendición”. Hay infinidad de videos que se mofan de esta situación, están en plataformas y monetizando. Expertas en los derechos de las mujeres cuestionan por qué siguen colgadas sin que nadie los detenga. Para ellas es la burla y la saña; para ellos, silencio cómplice, con el que salen bien librados. “Privilegios de la naturaleza”, alegan los “teóricos machistas”.
Es callada, tímida, indecente y fuma mariguana,
pues todos su novios han sido mariguanos.
Le invito dos caguamas, sé que va a aflojar
y tiemblo de miedo pues les juro
que nunca había tenido un revolcón así.
Las mujeres de la reunión rompen el silencio y preguntan con indignación: “¿Quiénes son estos?” y “¿qué mierda acabo de escuchar?”. Los creativos son una agrupación de Guadalajara, Jalisco, surgidos en 2008 como El Gran Proyecto. Hace siete años subieron a Spotify Parodias, un álbum de siete canciones en las que muestran su “talento” para mofarse del cuerpo de las mujeres, de los homosexuales, los “cornudos”, los gordos, los que lo tienen “chiquito”.
Y ya en plena pasión, ella me sorprendió.
Me ofreció su chiquito, y le dije sí mi amor.
Que transa me salió, su chiquito me vió.
Ella se refería, pero a su bendición.
Su presentación en Spotify dice que son un concepto único en América Latina. “Para gusto de cualquier público, desde el más exigente hasta el más divertido”. Tienen un millón de oyentes mensuales.
Parodia de "17 años", un himno machista
Los “17 años” misóginos canta en contra de las mamás autónomas y a la cosificación de la mujer, celebra el pacto patriarcal plasmado en una música y una letra; hombres hablándole a hombres y colocando al centro el juzgar a las maternidades y no a los que abandonan. Así lo dice Diana Luz Vázquez Ruiz, activista e impulsora de la Ley Sabina. “Qué cosa tan horrible, detestable, nefasta. ¿Quiénes son estos tipos?”, pregunta. “He escuchado cosas espantosas y ¿esto?”.
La Ley Sabina busca obligar a los padres ausentes a cumplir con las obligaciones económicas de sus hijos a través del Registro Nacional de Deudores Alimentarios. Diana Luz comenzó esta lucha con los tendederos de deudores alimenticios en varias plazas públicas del país; en 2023 el Senado aprobó este registro y a la fecha se ha legislado en siete entidades. Las resistencias han venido de los estados a través de una avalancha de amparos, justo para no hacer públicos los registros. Pero recientemente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de hacerlos públicos.
“Quería pararla [la canción de El Gran Proyecto] a menos de la mitad, pero tuve que escucharla para poder hacer una reflexión”, dice Diana Luz, autora del libro Salvavidas para madres autónomas (Grijalbo), una guía emocional y jurídica para estas mujeres.
Lo más grave es que “17 años” aborda una problemática social que aqueja a 30 millones de infancias que sufren el abandono paterno. “Quienes hemos sido lastimadas por estos hombres sabemos las consecuencias para madres, abuelas, hijas, hijos, porque los hombres también son víctimas de esto, es una herida que te acompaña toda la vida en todas tus relaciones: afectivas, de poder, personales y laborales”, dice la activista.
Posiblemente El Gran Proyecto está violando la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, incluso leyes comerciales, como la Ley Federal del Derecho de Autor; sin embargo, a éstas se contrapone una garantía constitucional en México como lo es la libertad de expresión. Pero “ésta debiera agotarse en el respeto hacia las mujeres en un país feminicida [12 mujeres son asesinadas al día] de tantas violencias y de padres ausentes”, reflexiona Diana. “Jurídicamente estos señores pueden decir lo que les plazca, pero no quiere decir que esté bien”.
- Te recomendamos Berenice y Margarita fueron atacadas con ácido, ignoradas por la justicia Sociedad
Diana Luz esperaría que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres y la Secretaría de las Mujeres dieran un posicionamiento respecto a esta canción, y otras, para visibilizar y señalar las prácticas machistas que atentan hacia la integridad de las mujeres, revictimizando a madres que trabajan doble o triple jornadas para sacar adelante a los hijos.
“Este grupo [de hombres] también debería tener una canción en donde hablen, señalen y juzguen la sexualidad de estos padres abandónicos, de manera tan peyorativa como lo hacen con las mujeres”.
Y más adelante agrega: “Seguramente ellos pueden ser hijos o hermanos de mamás autónomas, ningún hombre o mujer de este país escapa a esta realidad”. Más allá de una cultura de cancelación, Diana Luz quisiera una reflexión social sobre este tipo de música que sigue poniendo en peligro a las mujeres y voltear a ver al sistema de justicia cómplice.
Rechazan la “paternidad” de la canción misógina
El director de El Gran Proyecto, Luis Hernández, defiende con vehemencia la canción: “Hablamos de una muchachita que para empezar es menor, no tiene ni 18 años y ya se embarazó, se fue con un marihuano porque ella era marihuana […]. No hablamos de todas las mamás en general, solo de una, imagínate, las mamás son de respeto, así sean mamás sin esposo”, dice.
Hernández rechaza la “paternidad” de la letra “17 años”: los creadores son los mariachis de Guadalajara, esos que amenizan las fiestas y agregan payasadas a las canciones. Hernández, asegura, sólo vió que la canción tenía potencial y decidieron grabarla y subirla a Spotify y YouTube. No hay un sello discográfico detrás, ni existe el álbum en físico.
El músico insiste en que no ve la misoginia, no nota la violencia de género ni el daño que ocasiona al burlarse de una menor de edad, abusar de ella e invitar a otros hombres a disfrutar del club de las “mamás luchonas”: “Es parodia y las parodias son cosas chuscas”, insiste.
- Te recomendamos Éstas son las canciones que 'envejecieron' mal y ahora son tachadas de machistas Música
Luis Hernández es tapatío, estudió Contaduría pero abandonó la carrera para dedicarse a la música. Además de director de El Gran Proyecto, es compositor, productor musical y fue galardonado en el Senado de la República el 27 de octubre de 2017. En sus redes el grupo anunció que fue invitado a participar en la película de Netflix, Fiesta en la Madriguera, del director Manolo Caro. “Tengo más de 100 canciones originales y solo 10 son parodias”, dice en entrevista.
Tiene además una agencia de edecanes, modelos y bailarinas. En el medio artístico es conocido como Luis Vanthage.
Sus respuestas parecen las de un adolescente: No recuerda cuándo grabaron la canción, se cambia la edad, dice que tiene 50 años y luego tiene tres años menos, pide voltear a ver a otros grupos que sí agreden y sobajan a la mujer, y se justifica con una “rara” consciencia social. Dice que El Gran Proyecto no ataca a las mujeres, al contrario, las ayudan a prevenir embarazos. Y la burla es una herramienta para que más rápido caiga “el veinte”: “Te andas marihuaneando, te vas con este y el otro, es lógico que salgas embarazada y te abandonen”.
El embarazo adolescente descendió 16.7% en los últimos siete años, según el Consejo Nacional de Población, de 72.4 a 60.3 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años. Pero se debió a políticas públicas como la prohibición del matrimonio infantil, la interrupción legal del embarazo y la prevención. No a la burla ni a la humillación, como Luis Vanthage imagina.
La burla es hiriente, una agresión ocupa el primer paso en el violentómetro elaborado por el Instituto Politécnico Nacional y no aporta nada a la vida de una joven, rodeada de violencia e invalidaciones, explica la doctora Montserrat Jiménez, especialista en género y sexualidad.
Los embarazos adolescentes en su mayoría vienen de este entorno difícil, adolescentes que recurren al consumo de sustancias o a relaciones destructivas justo porque están tratando de salir de eso. “Es un problema en un sistema. No es que las chicas vayan a ver esto y digan ‘Ah claro, ya me cayó el 20’”, agrega la especialista.
Pero Luis Hernández activa una memoria selectiva. En esta entrevista, sólo ve el rol tradicional donde las mujeres necesitan ser “salvadas”. Dice: “A un vecino lo dejaron y la mujer se fue con la hija a Zacatecas y ahora resulta que lo demanda”; “si yo subo un video cantando no pasa nada, pero si sale una mujer guapa, vestida muy provocativa, tiene miles de vistas”; “una amiga que bailaba en un ‘table’, se la llevaron a Cancún y ahora está casada, tiene hijos, camioneta y un spa”; “Ustedes las mujeres siempre tienen opciones para casarse con un hombre mejor, pero eligen al peor”. No hay razones económicas, políticas o sociales que valgan más que la costumbre.
“No sé si haya un nombre clínico para llamarle a los hombres que niegan la realidad social, pero es parte de la normalización que tienen de sus privilegios y cambiarlos es empezar a responsabilizarse”, resume la doctora Jiménez.
Le insisto al músico Luis Hernández por la responsabilidad de los padres que abandonan a los hijos, se desespera y responde: “Pero para qué perder el tiempo en cuestionar al papá, no sé qué quieren, porqué piensan así”.
Otras canciones machistas suman escuchas
No tiene el permiso de Los Ángeles Azules para su canción misógina “17 años”, ni del sello Universal Music, pero tampoco lo necesita. Ni la industria musical, ni las plataformas de contenido o las redes sociales se lo piden: “Cuando la registras [una parodia] le pones que es derivada de tal canción y así se maneja […]. Acá es cotorreo, todo el mundo hace parodias”.
Spotify prohibe incitar a la violencia o el odio por motivos de género o sexo; promover el abuso o la explotación sexual infantil; normalizar o glorificar conductas de acoso sexual infantil e infringir los derechos de propiedad intelectual, entre otras reglas. Las sanciones van desde eliminar el contenido, al creador, reducir la distribución o desmonetizar.
“Al momento, no hemos recibido quejas de los titulares de los derechos de esta canción para tomar medidas al respecto”, respondió Spotify. Requieren de una queja y ningún particular o agrupación la ha denunciado. Y ellos tampoco lo harán, aunque ya están enterados.
Las aplicaciones son muy laxas con sus propias reglas. Facebook tiene 83.10 millones de usuarios en México, TikTok 74.15 millones y Spotify tiene en la Ciudad de México el mayor número de oyentes, de entre todas las ciudades del mundo. Hallar los mensajes de odio contra la mujer no parece estar entre sus prioridades.
- Te recomendamos IA incrementa violencia digital de género en México; expertas ven laguna jurídica en la materia Comunidad
Luis Hernández no es el único responsable. Las parodias son todo un subgénero musical en la red, cuentan con la flexibilidad de la industria del entretenimiento y con “la vista gorda” de los artistas. Se amparan en la ley “de uso justo” que permite utilizar las obras originales para hacer crítica, comentarios, investigación, enseñanza o información periodística.
Están desde Los Tres Tristes Tigres, quienes se ríen de sí mismos y de situaciones ridículas, hasta lo más extremo como Grupo Marrano, originarios de Monterrey, creadores del “pornocorrido”, parodias de violencia machista y glorificación del pene. Se montan sobre los éxitos de Los Tigres del Norte, Los Tucanes de Tijuana, Joan Sebastian, Grupo Pesado, aunque dicen que “solo toman su estilo”.
“Nosotros no nos estamos burlando de las mamás luchonas porque no es una canción seria. Hay otras que sí, ponle #MamásLuchonas y te van a salir un montón”, invita Luis Hernández.
TikTok es el reino: 75.2 millones de publicaciones en idioma español, Instagram, 74 mil publicaciones y YouTube 426 videos por toda América Latina. En estas plataformas, algunos títulos rezan: “No salgas con madres solteras”; “Nunca seas padrastro”; “Ser madre soltera es su culpa”; “Cuatro razones para evitar a madres solteras”. Muchos hombres se visten de mujer para ridiculizarlas, verlas buscando desesperadamente un “papi para su bendi”.
Pero también ya hay voces que señalan los daños que causan ellos. La etiqueta ‘Papá Luchón’ agrupa 30.4 mil videos en TikTok, no hay una para ‘Papá Abandónico’, pero sí existen: 'Fallaste como papá'; ‘Papá daño emocional’; ‘Indirectas fuertes para papá’; ‘Ya no te necesito papá’, ‘Tal vez en otra vida papá’.
Dani Flow, uno de los reguetoneros más polémicos por sus letras misóginas, canta: “Se mueven más rico las que no tienen papá. Puta, puta”, y tiene 40 millones de vistas en YouTube. La canción “Mamá Luchona”, del grupo Los Amos, las llama 4X4 y tóxicas y tiene 107 mil vistas en tres años. Pero la melodía “Mamá Luchona” de Los Traviesos de la Sierra, que sí celebra el esfuerzo de estas mujeres, tiene 302 mil vistas en cinco años.
El machismo en su máxima expresión
La canción del Gran Proyecto “es el machismo en su máxima expresión”, dice Ricardo Ayllón, director de Gendes, una organización que trabaja con los hombres para promover y lograr relaciones igualitarias desde una perspectiva de género.
El 80 por ciento de los varones que llegan a sus aulas van porque los mandaron sus empresas, trabajos o escuelas. Llegan muy enojados. No entienden por qué ya no pueden expresar sus opiniones o por qué caen en machismos. “Es que así es la cultura”, “así ha sido siempre”, “ahora ya no se puede reír de nada”, se lamentan muchos de los que llegan a Gendes.
Canciones como los “17 años” misóginos le enoja y preocupa, seguramente tiene una penetración impresionante, dice Ayllón. Muchos estarán riendo, cantándola, compartiéndola y reproduciendo los roles tradicionales machistas. “Todo lo que viene ahí es apologia a una violencia sexual y psicológica”, dice. Para desmontar esto se necesita trabajo desde distintos lugares: gobiernos, organizaciones y desde lo individual.
Por lo pronto, Luis Hernández dice que se queda con una tarea. Promete hacer un tema dedicado a los papás que abandonan a los hijos. “Nunca se me había ocurrido, pero va a estar superdifícil, porque ¿cómo lo haces cómico? Tengo que hallar la manera de hacerlo viral”.
GSC/ASG