Claire Foy. “La película no intenta darle sentido a las cosas que pasan”

Todos somos extraños, dirigida por Andrew Haigh llega a cines el mañana

Todos somos extraños, dirigida por Andrew Haigh
Ciudad de México /

Galardonada y reconocida durante su recorrido por festivales internacionales de cine –incluyendo el Festival de Cine de Morelia, los BIFA (Premios del cine independiente británico) y nominaciones en los BAFTA (Premios de Cine de la Academia Británica) — Todos somos extraños (All of us strangers), la más reciente película y guion del cineasta británico Andrew Haigh (45 years, 2015), Lean on Pete, 2017), se prepara para llegar mañana a cines mexicanos.

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Protagonizada por Claire Foy, Andrew Scott, Paul Mescal y Jamie Bell, esta historia propone una profunda reflexión sobre cómo el amor nos define y nos acompaña a lo largo de nuestras vidas contribuyendo al autoconocimiento a través de nuestra forma de amar y del de aquellos que nos aman.

Claire Foy (The Crown, 2023, Women Talking, 2022) platicó con MILENIO sobre su participación en la cinta y la posibilidad de trabajar con Andrew Haigh, de quien se confiesa fan, destacando qué fue lo que la motivó a platicar en este ambicioso proyecto cinematográfico: “A veces se me dificulta traducir la página a la pantalla. Mi imaginación visual siempre es la peor versión de lo que una película puede ser. Cuando platiqué con Andrew Haigh para el trabajo le pregunté mucho sobre lo que quería hacer, sobre cómo quería hacerlo. Si íbamos a ser fantasmas o tener voces graciosas… Afortunadamente, él es un genio”.

“Al leer la historia me dí cuenta de que sería algo universal, para mucha gente. El guión es increíblemente bello. Andrew Haigh es un director sumamente humano, tiene sentido del humor y la habilidad de acompañarte a través del viaje de una manera que encuentro sorprendente, tomando en cuenta el calibre de las cosas que hace”, declaró la actriz británica.

En Todos somos extraños, Adam (Andrew Scott) es un guionista en el proceso de escribir una nueva historia. Perseguido por su propia vida, vuelve a la casa donde vivió su infancia y descubre que ahí siguen sus padres, vivos y con la edad que tenían cuando murieron en un accidente automovilístico. Adam se enfrenta a este escenario fantástico como un hombre maduro y realizado viendo a sus padres como a sí mismo por primera vez.

Todos somos extraños, dirigida por Andrew Haigh

Claire Foy y Jamie Bell (Rocketman, 2019, Billy Elliot 2000) dan vida a los padres de Adam bajo un planteamiento complejo, pues como personajes entienden las situación atípica en la que se encuentran: la posibilidad de platicar con su hijo, que ahora es de mayor edad que ellos, siendo conscientes de su propia muerte, pero no del contexto social en el que ahora vive Adam.

¿Qué dirección recibieron de parte del director para llevar a cabo esta compleja labor actoral?

Desde el principio supimos que no podíamos interpretarlos como fantasmas porque eso no lo son; son sus recuerdos. Hubo muchas decisiones específicas a través del diseño de vestuario: a través de la memoria, recuerdas cómo huele tu madre, lo que más le gustaba vestir o cómo se peinaba, el olor de su pelo, la forma de sus manos, las joyas. Esas son el tipo de cosas que permanecen en tu mente. Especialmente para Adam que perdió a su madre tan joven y seguro tenía esta información marcada en su mente”, describió Claire Foy.

Jamie y yo teníamos muy claro quiénes eran nuestros personajes antes de su muerte,su día a día, así como sus puntos de vista morales, su humor y su relación. Para nuestra suerte, el guión era tan bueno que en pocas líneas pudimos entender su dinámica”.

Sin explicaciones

Como parte de su narrativa, Todos somos extraños no se preocupa por explicar la lógica detrás de la posibilidad fantástica de estos encuentros entre familiares que ahora son desconocidos; sin embargo, Claire Foy está convencida de que este hecho es un factor fundamental del éxito del desarrollo de esta historia: “La película funciona tan bien porque no intenta darle sentido a las cosas que pasan; uno tampoco tendría que hacerlo en la vida real”.

“Adam tiene que resolver la relación con sus padres para seguir adelante como adulto; esa es la idea filosófica y metafórica que concuerda con lo mismo que está pasándole a lo largo de la película”.
Todos somos extraños, dirigida por Andrew Haigh


La cinta está basada en la novela Strangers (1987), de Taichi Yamada; el principal cambio de la versión de Andrew Haigh está en el interés romántico de Adam, que en este caso es Harry (Paul Mescal), añadiendo un integrante subtexto a la ya profunda experiencia cinematográfica.

Interesado en poner sobre la mesa experiencias que viven algunas generaciones en torno a la reflexión familiar y social de la sexualidad, Haigh coloca a Andrew Scott y Claire Foy en el centro de su discusión.

¿Cuál es la importancia de esta relación en el mensaje de la película?

Lo que Andrew Scott (Adam) tenía muy claro es que no quería que esto fuera la historia de un hombre saliendo del clóset frente a sus padres, porque no lo necesitaba. Tiene 40 años, es un hombre homosexual, muy seguro de su sexualidad y de quién es como persona; no necesita sentirse justificado de ninguna forma. De verdad que no hay necesidad alguna de eso.

Lo interesante del guion es que Adam lo dice como una realidad y la reacción de los padres es lo que muestra las diferencias generacionales. No podemos olvidar que en esa época, durante la década de los 80, existía la epidemia de sida y la impresión social era que ser homosexual era peligroso en ese tiempo. Había mucho prejuicio, y ellos estaban viviendo en ese mundo, tenían esos valores y ese entendimiento.

Cartel de Todos somos extraños, dirigida por Andrew Haigh


¿Cuál es el pilar ideológico con mayor presencia en la cinta?

La película se centra en el amor, en el dolor y en la valentía que se necesita para amar. Un hombre a punto de comenzar una nueva relación tiene que lidiar con la más grande pérdida de amor en su vida. Eso es algo sumamente valiente y no tiene por qué limitarlo más. A veces ponemos demasiada presión en el amor romántico cuando hay tantas formas de amor.

Una de estas formas de amor es la posibilidad de tener estas conversaciones con tus padres —aunque no estén vivos— y que todos se vean como seres humanos, en lugar de como padres, madres, hijos, hijas; decirse que se aman, que hicieron lo mejor posible y que nadie es perfecto. Muchas veces esas conversaciones llegan en momentos de crisis o de pérdida. Esta película motiva a la gente a tener esas conversaciones y desafiarse mutuamente a pensar diferente, a no tener que estar en lo correcto y a que su amor recíproco sea el nivel base para una conversación abierta sobre aceptación y entendimiento.


  • Alejandro Membrillo Garrido
  • gamembrillo@gmail.com
  • Nacido en Cuernavaca, Morelos, se graduó como comunicólogo por parte de la Universidad Intercontinental en Ciudad de México. Además, ha desarrollado estudios en dirección de arte, fotografía digital, edición audiovisual, gestión cultural y doblaje. Por fuera del periodismo es músico, compositor y actor de teatro musical.

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