“Es bueno perseguir los sueños”, afirma Gon Curiel (Ciudad de México, 1980), quien se dio cuenta de esto en un bar de Lima, pues mientras iba representando a una compañía financiera mexicana, descubrió que con la comedia podía convencer a los clientes. Y ante este ‘poder’, que ya llevaba tiempo mostrando en los pocos sitios que en ese tiempo ofrecían stand up en la Ciudad de México, esa noche en la capital de Perú lo tuvo claro: apostar todas sus fichas a las risas.
Los inmediato tras tomar esta decisión y vaciar su escritorio no fue fácil: primero hizo números para saber con cuántos shows podría costear su día a día y luego habló con su familia: “Toda mi familia me mandó a la chingada, menos mi familia nuclear; mis tías, mis primos era de: 'Qué horror'. Tardé años de convencer a mi familia de ir a ver un show, y cuando lo fueron a ver fue de 'Perdónanos, creímos mal de ti”.
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Al momento, el humorista no se ha arrepentido de dejar las quincenas, pues tras vivir “toda una vida sin foco”, de repente se vio en un medio donde existe el reconocimiento público: “Ese rollo te vuela los sesos, no existe otra manera, tienes que enloquecer. Lo único que a mí me ha ayudado es tener la comparación con mi vida anterior, que en cierto modo la llamo la vida normal. Esto es un espejismo. (…) He tenido mucho el problema de que se sube el ego, pero a cada madrazo me vuelvo a acordar”.
Destaca que único que Gon mantiene de su antiguo trabajo, además del gusto por la planificación, son los trajes elegantes, que lo han acompañado desde su primera presentación.
Un comediante bien vestido
A su primer show en el Café 22, al cual llegó por invitación de Héctor Suárez Gomís, su guía y amigo, Curiel llegó bien vestido: un traje que no le dio tiempo de cambiarse al salir de la oficina financiera.
Allí, ante algunos conocidos y muchos rostros nuevos, expectantes por saber qué era eso del stand up - eran los albores de dicha actividad en México-, el también gustoso del trabajo de Jerry Seinfeld se inspiró en eso que sentía cuando, de niño, no dejaba de carcajearse viendo El Pájaro Loco, La pantera rosa y Don Gato y su pandilla.
“Siempre me gustó y en mi casa existía buen humor, mi papá es un cuate de buen humor; veíamos programas de comediantes españoles y cosas raras que él encontraba. Por otro lado, mi mamá tiene un humor negro que no te la puedes creer. Además, crecimos religiosos y mi mamá rompía mucho con eso”, reconoce Gon, a quien el entorno familiar directo le representa apoyo y el génesis de su gusto no por ser “el payasito de la clase”, sino por las observaciones “acidas y críticas” que rompen paradigmas.
“La gente vive con un montón de paradigmas que nos impiden mucha libertad y como que me obsesioné con eso; en el momento que vi la opción de dedicarme a la comedia, dije 'A partir de hoy mi vida tiene que ser siempre retar el paradigma de la gente que cree que burlarse es malo, que cree que reírse de algo incorrecto es malo, o la gente que cree lo que sea, porque siempre te encuentras con nuevos obstáculos'. Te puedo decir que se los debo a mis papás”, agrega.
Y ante tantos años sobre los escenarios, frente a las cámaras – para programas como Ya ni llorar es bueno, que se transmitió por Canal 28, y Esta noche con Arath, late show de Televisa que no obtuvo los resultados esperados -, haciendo reír y enfrentado críticas, se puede afirmar que Gon es un comediante bien vestido, no sólo en cuestión de ropa sino en experiencias.
Además, se define – y de paso a los standuperos – como “gente que tuvimos problemáticas sociales y ahora estamos sobre compensando queriendo llamar mucho la atención. Y la verdad es que yo soy así: siempre adoré que me adoraran. Lo único malo es que no sueles mostrar el lado negativo, porque estás queriendo dar impactos positivos. Sin embargo, la comedia más honesta es la que muestra tus defectos; todos conectamos por nuestra imperfección y por nuestra vulnerabilidad”.
No tengo que ser el mejor comediante
Al “chingue a su madre” es como Gon actualmente enfrenta la vida, pues tras 2 años de intensa labor en Multimedios, que le implicó un enorme desgaste emocional y mental, aunque también una gran escuela de improvisación, el también guionista por fin se dio cuenta que “la obsesión de que el podcast tiene que ser el número 1, de que cuando haga un show tenga que llenar, de que mis chistes peguen”, más que beneficiarlo, impedía su desarrollo.
Además, otro factor que lo ayudó a relajarse fue darse cuenta que los standuperos “nos estamos convirtiendo en lo que juramos destruir, porque nosotros comenzamos como una alternativa a la tele; de un día para otro existe internet y la gente voltea a ver eso en lugar de ver la tele. Entonces, salimos: 'Hola, si quieren venir a mi show, es de comedia moderna'. Sin embargo, empiezan a pasar los años y las empresas empiezan a voltear a vernos y de repente dejan de contratar al de la tele y te contratan a ti. (…) En realidad sólo somos un exponente más del entretenimiento de México".
“Para efectos de ego, me he dado cuenta que no tengo que ser el mejor comediante de México, lo único que tengo que hacer es que el día que yo me muera, poder estar orgulloso de todo lo que hice en pro de lo que amo, que es la comedia. Si yo le enseño a gente que eventualmente va a triunfar y algún día en una entrevista me mencionan, mi trabajo está hecho. Impactar vidas enseñándoles cosas chidas”, agrega.
Enseñar a hacer reír
“Enseñar es para lo que soy bueno, porque tengo muy claro qué es el stand up, que requiere unas herramientas de escritura y que lo que estás presentando tiene que tener burla desde el fondo de tu corazón sin afán destructivo”, asegura Gon, que ha visto salir de sus talleres a colegas de la talla de Alex Fernández y Slobotzky.
Y apunta: “Yo le transmito a mis alumnos: ‘Búrlate, no incites nunca al odio, pero sí búrlate chingón de las cosas y cuida mucho a tu público, y que incluso si son ellos de los que te estás burlando, digan 'Qué padre que hagan chistes de lo que yo soy'”.
Porque él es consciente que actualmente el paradigma de los internautas ha cambiado y manifiestan efusivamente su rechazo a contenidos racistas, clasistas, misóginos y homofóbicos.
“Hay que diseñarla (la comedia) para que, aunque toque puntos sensibles de grupos de personas que con buena razón se pueden indignar, esas mismas personas te puedan decir 'Si alguien iba a decir un chiste de nosotros, que bueno que fue este güey, lo comparto'. Por esa razón soy de los comediantes menos espantados”.
“Creo que lo que está pasando es algo muy positivo; el mundo se está convirtiendo cada vez en una plataforma más globalizada, donde más gente nos va a escuchar. En lugar de estar contradiciendo a los correctitos, escúchalos y date cuenta que también eres insoportable en cosas. Nuestro negocio puede ir hacia arriba gracias a esto, no a pesar de esto”, señala.
GonlyFans
Debido a su afán por afrontar nuevos retos, además de la búsqueda de otra fuente de ingresos para aminorar el golpe económico de la pandemia, Gon abrió un perfil en OnlyFans, que al momento está resultando exitoso, pues “estoy a 2/3 partes de cumplir la meta que representa vivir de esto; me refiero a que ya tendría todos los gastos básicos”.
En esto, el comediante se metió debido a una broma en su Twitter: “Leí un comentario de que las mujeres no sé qué cosas, que cuando le va bien a una chica es porque es mujer... Entonces, yo puse un tuit que decía 'Yo voy a abrir mi OnlyFans para demostrar que no nada más las mujeres y que no tiene nada de malo', pero la respuesta de la gente fue positiva”.
“Estaría a toda madre que se filtre (su pack), porque todo mundo sabe que este es mi negocio y en primera estoy orgulloso de lo que subí. Y por otro lado, se convierte en una publicidad, en una cosa positiva, darle la vuelta”, agrega.
Pero ante esta diversificación de sus actividades -que también incluye el podcast El desprecio de la historia, Gon no desestima su regreso a los escenarios para seguir provocando carcajadas: "Cuando regresemos a escenarios, va a reventar el stand up en México, porque la oferta creció muchísimo y la demanda se volvió más selectiva; ya empiezan a ver el detalle. Por fin va a haber una industria, va a haber claridad”.
Perspectivas
MuerteLa veo desde un punto de vista poco romántico. Me parece un proceso natural y me parece penoso que al momento de cerrar los ojos digas: 'Qué mal viví'. Lo que hay que lograr es pensar: 'Estuvo chido'. Es una cuenta regresiva.
Escribir
Creo que todo en esta vida se escribe; el principio básico de la creación, en todo, es la planeación de ese algo. Por eso estudié sistemas: crear un sistema para cualquier tipo de proceso que quieras hacer, es escribir, es darle vida a un proceso que no existía.
Silencio
Para la comedia, el silencio es una parte obligatoria, tienes que contar tu chiste que es planteamiento, remate y pausa. El protagónico de un show nunca es el comediante, es el objeto de observación cómica y la manera que le das ese espacio es con pausas, el silencio. Callar muchas veces es el ingrediente secreto para que algo funcione.
yhc