Guadalajara, testigo de la grandeza de Katy Perry

Una producción impresionante enmarcó el espectáculo de la cantante, quien dio una noche inolvidable como parte de Witness the tour

Katy Perry conquistó Guadalajara. (Francisco Martínez)
Mauricio Ortega
Guadalajara /

Más de 15 mil tapatíos fueron testigos del magnífico espectáculo que anoche ofreció la cantante californiana Katy Perry en Guadalajara, quien conquistó la Arena VFG con su exitosa gira Witness: The Tour con el que sorprendió gracias a su ostentosa producción y enérgicas interpretaciones.

Las sorpresas de Perry para el público tapatío se hicieron notar desde el imponente escenario en forma de ojo que se extendía como lagrima en una gran pasarela. Junto a la majestuosa estructura, cientos de fanáticos desfilaron con creativos disfraces alusivos a los videoclips de la cantante y aprovecharon la panorámica vista para tomarse fotografías.

En punto de las 20:20 horas, la arena que aún seguía iluminada por el sol se estremeció para recibir a la cantante estadounidense Cyn. Ella junto con su modesta banda arrancó los primeros gritos de la noche.

Repentinamente, el escenario despertó a las 21:20 horas y abrió su ojo curioso para vislumbrar el abarrotado inmueble que ya vibraba impaciente por la presencia de la intérprete.

La pantalla en forma de pupila atravesó el cosmos al ritmo instrumental de “Witness” y fue entonces cuando el ojo se dividió para recibir a Katy Perry montada en una estrella. Mientras aún se suspendía por los aires, la cantante saludó con un “¡Buenas noches Guadalajara!” y terminó de interpretar el tema homónimo de su gira para inmediatamente aterrizar sobre dados gigantes y extender su entrada triunfal con “Roulette”.

Vestida con una brillante armadura dorada, la originaria de Santa Bárbara se elevó en ocho plataformas LED sincronizando sus movimientos al compás de “Dark Horse”, tema que enloqueció a los presentes con el característico beat de su estribillo. Acto seguido aparecieron un par de enormes marionetas con cabeza de televisión para bailotear con “Chained to the Rhythm” acompañadas de más bailarinas quienes también portaban una T.V. como cabeza.

Tras un breve interludio, la cantante desapareció y regresó con un singular vestuario asimétrico que encajó en la temática nostálgica del segmento encabezado por “Teenage Dream”, tema que ejecutó a bordo de una plataforma amarilla flotante.

Una breve pausa a la música fue el momento perfecto que aprovechó la también compositora para dedicarle unas palabras a los tapatíos: ¡Buenas noches! ¿Cómo estás? Oh bien bien... ¡Viva México cabrones! dijo después de mencionar que la noche anterior había comido mole, platillo al que le dedicó un aplauso.

La simpática californiana hizo honor a su tierra natal y entonó entre flamencos “Hot N’ Cold” y “Last Friday Night”, temas donde aprovechó para pedirle una cerveza a un miembro del público.

Luego de un colorido show al ritmo de “California Gurls”, emergió sobre el escenario el conocido en las redes como “Left Shark”, quien se hiciera famoso en el halftime show del SuperBowl. Tras arrasar ante el público con curiosos movimientos durante el bridge de Snoop Dogg, el tiburón acompañó a la cantante en su spanglish y ambos interactuaron con el público en una dinámica musical.

La euforia del público se intensificó cuando el ojo abrió de nuevo su pupila para esta vez dejar salir unos gigantescos labios. La boca hambrienta permaneció inerte durante “I Kissed a Girl” hasta que literalmente “se tragó” a Perry para llevarla tras bambalinas.

Al tiempo que la cantante se alistaba, en el escenario florecían rosas gigantes y demás plantas provenientes de otro planeta. Perry arribó enfundada en un body monocromático para encontrarse con una avispa alienígena a la cual le dedicó “E.T.”. Después apareció una planta carnívora venus en matices tornasol para escoltar a Katy, sus meseras y cocineras mientras sazonaban la velada con “Bon Appétit”.

El paseo por el universo hizo escala en una galaxia más y la atmósfera pintó más tranquila. El escenario permaneció en penumbra y un sistema planetario apareció sobre el recinto, pero la ovación aumentó decibeles cuando Katy levitó tocando guitarra acústica mientras navegaba sobre un planeta similar a Saturno. La cantante recorrió gran parte de la arena a unos 15 metros sobre las miles de almas presentes en tanto interpretaba “Wide Awake”. Luego descendió sobre un pequeño escenario secundario y conversó con los presentes en tanto se envolvía con la bandera de México.

La cantante despegó de aquella tierra y aterrizó en una cancha de básquetbol para encestarse así misma dentro de una enorme canasta junto a su equipo de rasgos exagerados; enfundada en líneas azules y acompañada de sus jugadores , Perry interpretó “Swish Swish” donde invitó a un miembro del público al escenario para una competencia de baloncesto. Toño, originario de San Luis Potosí, fue el afortunado quien ganó la contienda y una serie de besos y abrazos por parte de la intérprete.

Divirtiéndose entre piruetas y bailes, el equipo de Katy fue testigo de un estruendoso rugido que atemorizó al público. El mítico ojo dejó salir de sus entrañas a un enorme tigre que posó elegantemente para “Roar”.

El tiempo corrió sin piedad y el público sabía que el final estaba por llegar pues un gran reloj suspendido en forma de péndulo osciló mientras sostenía a Katy Perry cantando “Pendulum”, una vez más balanceándose desde los aires.

Con el péndulo en movimiento, la cantante dejó caer su capa blanca y se aferró a una soga, la cual delicadamente la colocó sobre una mano gigante al borde de la pasarela. Sobre la palma gigante, Katy interpretó el último tema de su repertorio “Firework” entre una lluvia de serpentinas, globos y fuegos artificiales. Por último, la mano cerró el puño y con ello cobijó y despidió a Katheryn Elizabeth Hudson tras dos horas de frenético espectáculo, seis cambios de vestuario, múltiples escenografías y una producción que combinó música, canto e interpretación teatral.

MC

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