“Simón” narra el conflicto de su protagonista, quien logra escapar de su país tras ser capturado y torturado por sus manifestaciones políticas junto con sus amigos. La cinta es una denuncia importante sobre lo que ha pasado con la represión de opiniones y los refugiados políticos de Venezuela en tiempos recientes y ante esto el director y escritor de la cinta nos comenta.
“La película y el llamado de que se vea en salas de cine es alzar la voz de quienes ya no están con nosotros, de quienes mataron y de los millones que se han tenido que ir del país. Es lograr generar algo de empatía para transmitir un poco el impacto de lo que ha pasado”.
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Al mostrar la cinta en distintos lugares de América Latina, Diego compartió algunas de sus experiencias con el público: “En Ecuador, cuando la mostramos, por ejemplo, una persona se levantó al final y nos dijo: ‘Quiero disculparme con los venezolanos, si es que están aquí, por si los hemos maltratado por haberse ido de su país’. También en Lima, Perú una mujer nos dijo: ‘Ahora entiendo a nuestros hermanos los venezolanos’. Así que poder vivir en tiempo real ese efecto me hace sentir que todo ha valido la pena”.
Al hablar del poder que tiene una historia cuando pasa de los titulares a la pantalla grande, y en especial una historia como la de Simón que pareciera muy particular, nos damos cuenta de que es una experiencia compartida por millones de migrantes y refugiados políticos: “Tener representación en el cine es importante. Tantos años con la situación actual de mi país y que yo sepa no hay una película que plantee directamente el tema. Muchos lo tienen que tocar sutil o indirectamente porque siguen en Venezuela”, aclaró, haciendo alusión a la libertad que le da el hecho de ya vivir en Estados Unidos.
“Yo regresé a Venezuela por primera vez en 13 años para presentar Simón y tuve que entrar por la frontera, por Bogotá, tomando todas las precauciones y estar ahí en Venezuela con los venezolanos, lo cual fue una experiencia impresionante.
“Mi conclusión es que ha sido un privilegio increíble para quienes nos hemos ido, permitirnos que nos duela el país. Hablar de ello contigo, poder llorar al respecto, porque en el país es demasiado fuerte, han reprimido por años todo lo que ha pasado. Por eso la gente solo trata de seguir su vida si están ahí”.
Además, aseguró que todo esto lo vio en los ojos de la gente.
"Se quedaban sin palabras. Hay tanta represión allá que verse reflejados de esta manera y saber lo validante que es. Una mamá me llamó, mataron a su hija en 2014 y me dijo: 'Gracias, le estás haciendo justicia'. Fue impactante pensar en todas las vidas que podemos tocar. No es solo oír que les encantó la película, sino saber cómo tantos se vieron reflejados".
Con gobiernos autoritarios y que reprimen la expresión en tantos lugares del mundo, Diego reflexionó un poco sobre la idea de tener contraargumentos a manera de arte, especialmente cuando hay comparaciones de cómo inició la actual situación política y social en su país nativo.
“Tuve ese pensamiento antes de empezar a hacer la película: tú puedes mandar a alguien a hacer un documental o escribir de todo lo horrible que ha pasado, pero en el cine puedes llegar a ver algo y de pronto sentirte involucrado. En una hora y media, de pronto, puedes salir llorando por algo que pensabas que no tenía nada que ver contigo, y te cambia para siempre”.
Claves
El personaje de Simón batalla entre aceptar el asilo político y la idea de no poder regresar a su país y con su gente al recibirlo.
La ópera prima del venezolano ha ganado varios premios, incluyendo el Festival de cine venezolano 2023.
YVI