Acercándose a una década de trabajo en el turismo gastronómico, Verónica Zumalacárregui se recuerda constantemente que lo que vive en sus viajes es una experiencia única.
Algo que ha logrado gracias a su trabajo y esfuerzo, y que ahora le lleva a un territorio, África, que hasta ahora había quedado pendiente dentro de su programa Me voy a comer el mundo, de canal El Gourmet que hoy estrena temporada en México .
“Esta experiencia está llena de matices, decidimos grabar en África porque era un poco mi continente pendiente”, explicó Verónica en entrevista con MILENIO.
“Ya había estado en África a nivel personal, pero era el continente que menos explorado tenía. Y en Me voy a comer el mundo sí que lo tenía pendiente porque sólo habíamos grabado en algunos países del norte de África, pero no en África profunda”.
Así como en otros países y continentes, Verónica y el equipo de Me voy a comer el mundo están en cada territorio por cinco días, aproximadamente, luego regresan a España a hacer base y trabajar en la postproducción del programa.
En el caso de África – donde la periodista visitó Senegal, Uganda y Kenia – no fue la excepción; sin embargo, el equipo encontró más situaciones inesperadas en este continente a lo que están acostumbrados y eso dio pie a experiencias inolvidables que quedaron plasmadas en el programa.
“Me parece que tiene muchísimo valor poder retratar algunos países de ese continente a los que no mucha gente tiene acceso o que no mucha gente tiene ganas de viajar, pero sí de conocer”, explicó.
“Se sabe de África que no tiene tantas comodidades como otros continentes; hay que comer con las manos, a lo mejor la comida no nos gusta, se tarda mucho en llegar… Hay mucha gente que no quiere o no puede ir a África, entonces voy yo para contártelo y para que veas cómo vive la gente local. Por eso hemos ido”.
Y agregó: “Ha sido un reto que nos ha hecho salir de nuestra zona de confort. A mí particularmente eso me gusta mucho porque no me gusta nada aburrirme ni acomodarme y aunque Me voy a comer el mundo es el trabajo menos rutinario del mundo, en África esto cambió: desde el proceso de preproducción, la ejecución del plan de rodaje, hasta un porcentaje mayor de improvisación y aleatoriedad en lo que sucede en el viaje, porque no podíamos llevar todo tan organizado como normalmente”.
Zumalacárregui debe abordar cada expedición con una mente enfocada en la organización y la logística, pues el objetivo principal es el correcto funcionamiento del programa, pero sabe que la flexibilidad es un factor fundamental de su trabajo en Me voy a comer en mundo, por lo que admite que siempre está “abierta a todo aquello que pueda pasar”.
Me voy a comer el mundo… a lo largo de los años
Verónica ha desarrollado una importante carrera en el periodismo de turismo a nivel internacional – en México muchos podrán reconocerla por su participación en Abuelita linda, otro programa de El Gourmet enfocado en la gastronomía heredada de nuestras abuelas –, pero actualmente se sorprende de hasta dónde la ha llevado su trabajo y, especialmente, el programa que conduce.
“Si contara cómo íbamos en el primer programa… Ha crecido y cambiado todo. Yo he madurado como profesional y como persona”, señaló en entrevista.
“Empecé siendo una niña y eso tiene cosas preciosas, como la ilusión por recorrer el mundo y es algo que me tengo que recordar muchas veces, pero también a veces estoy tan acostumbrada a esas realidades tan distintas que me tengo que recordar que eso no es algo que se vive siempre, que es algo único y especial”.
Añadió: “La metodología cuando arrancas un programa es mucho más complejo y cuando lo tienes rodado sabes qué es lo que funciona y va todo mejor. Antes las jornadas de filmación eran eternas y ahora son más normales porque ya sabemos qué funciona mejor y qué no. Nunca me imaginé que llegase tan lejos y que la gente vería el programa en países como México, y sigo alucinando viendo que esto puede tener mucha más vida”.
Con más de 70 países conocidos y cuatro temporadas para Me voy a comer el mundo, Verónica asegura que por ahora no ve el momento de detenerse, aclarando que mientras pueda El Gourmet y pueda ella: “Todavía falta mucho por visitar”.
AJR