Migrantes extranjeros y mexicanos celebraron la tradicional posada binacional, en donde los niños rompieron una piñata que simulaba ser el muro fronterizo.
“¡Dale, dale, dale!… si pierdes el tino, pierdes el camino”, coreaban los pequeños a quien tenía la oportunidad de golpearla.
Carlos Siu, un joven voluntario en los albergues que brinda apoyo a los migrantes en su tránsito, fue quien armó y decoró la piñata, donde también se aprecia un ojo detrás de los barrotes, simulando a quienes se acercan a ver por los pequeños orificios a la policía internacional.
Y a veces de lejos a algún familiar o paisano en el llamado Parque de La Amistad en Imperial Beach, California.
En esta 29 edición de La Posada Migrante, repartieron atole y tamales, en donde cantaron villancicos en anisó lado de la frontera, a una distancia mayor a 500 metros.
“Fue un momento muy emotivo, de manera tecnológica nos pudimos unir, al menos para la canción de posada”, expresó Esmeralda Siu, coordinadora de la Coalición Prodefensa del Migrante en Tijuana.
“Pero sigue siendo triste”, dijo, “el que tengamos que estar separados”.
Marina Guadalupe, adolescente de 15 años, estuvo entre los menores que golpeó la piñata.
Ella es hija del salvadoreño Emilio Osvaldo, quien agradeció la oportunidad de estar en Tijuana con gente que lo apoya en el albergue del migrante Escalabrini.
El ver a su hija y otro pequeños golpear al muro de cartón para derribarlo, es algo que muchos esperan en la vida real, consideró.
“Muchos deseamos eso, que es algo que nunca se va a hacer realidad, que nunca va a llevar a cabo ese sueño, que se va a tumbar ese muro”, expresó.
Aunque confío en que pronto se resuelva su situación y logren entrar sin problemas a la Unión Americana.
LG