El director de la Red por los Derechos de la Infacia (Redim), Juan Martínez Pérez, dijo que es común que tras un evento como la amenaza de un alumno de secundaria de relalizar un tiroteo en Monterrey en contra de sus compañeros, haya consecuencias como bromas, pues "son actor disruptivos, propios de la adolescencia que sólo no debería consternarnos".
Esta mañana, estudiante de secundaria amenazó con realizar un tiroteo y "matar a todos" en el plantel, mientras decía los nombres de quienes serían sus presuntas víctimas.
Minutos después se confirmó que dicha amenaza era sólo una broma, aunque sí provocó la movilización policiaca y la intervención de las autoridades educativas.
El director de Redim recordó que en 2017, cuando un estudiante de 15 años disparó contra sus compañeros y luego se quitó la vida, se propició una serie de bromas similares, lo que no es más "que una manera burlona de decir que el operativo (Mochila Segura) era ineficiente".
"Surgieron varios actos disruptivos, dos de ellos eran adolescentes que subieron fotos dentro de las escuelas con armas de utilería, pero que claro era una afrenta del adolescente, formas de resistencia que tienen estos chicos frente a algo que es absurdo, como el operativo en sí", indicó.
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Tras el tiroteo en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, el director de Redim afirmó que para que un evento de ese tipo se concrete "deben existir motivos que estén sustentados en odio, además de disposición de armas y darse en un contexto escolar adverso que detone que esta disposición de armas se concrete en algo".
Aseveró que esto ocurre con mayor frecuencia en Estados Unidos, donde hay crecientes grupos de odio, varios de ellos basados en tema de raza o religión, además de que hay compra legal de armas y entornos escolares de carácter policiaco, situaciones que no se replican en México. Y calificó el programa de para la revisión de mochilas como un "engañabobos".
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