• Petróleo, poder y piedra: la historia de la catedral de Tampico que fue construida gracias a la bonanza del oro negro

La obra reflejó la bonanza de aquella época y el interés de los capitales extranjeros por contar con una iglesia acorde con la prosperidad del momento

Tampico /

Cuando Tampico se consolidó como una de las ciudades más ricas de México gracias al auge petrolero, el dinero no solo transformó su economía, también dejó huella en su paisaje religioso.

Mientras compañías extranjeras controlaban refinerías y oleoductos, capitales privados vinculados a esa bonanza financiaron la reconstrucción de la Catedral de la Inmaculada Concepción, símbolo del poder que marcó al puerto a finales del siglo XIX y principios del XX, como lo pudo atestiguar MILENIO.

Magnates y capitales extranjeros financiaron su reconstrucción

Ese aporte tuvo nombres y apellidos. Entre los principales donantes estuvieron magnates petroleros como el estadounidense Edward L. Doheny, fundador de La Huasteca Petroleum Company; empresarios vinculados a la compañía El Águila —propiedad del británico Weetman Pearson—, y miembros de la influyente comunidad española asentada en el puerto.

La obra reflejó la bonanza de aquella época y el interés de los capitales extranjeros por contar con una iglesia acorde con la prosperidad del momento. Aunque la estructura original de este recinto católico de singular belleza data de 1850 y se reconstruyó en 1922, el paso del tiempo ha cobrado factura al también referente histórico.

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La humedad, el enemigo silencioso del recinto histórico

La humedad es un enemigo silencioso que amenaza la integridad del inmueble. En la parte superior y frontal de la estructura ya se han desprendido fragmentos de cantera; los frescos —pinturas murales que cubren la bóveda y las naves laterales— presentan un deterioro progresivo, y el Cristo Pantocrátor, mosaico de inspiración bizantina que representa a Dios Todopoderoso y juez universal, muestra afectaciones visibles.

Se necesitan 40 millones de pesos para su restauración

Y así como en otros momentos de su historia la catedral dependió del respaldo económico de su tiempo para levantarse, hoy atraviesa una fase crítica en la que el desgaste acumulado, la falta de mantenimiento estructural y los daños visibles obligan a replantear su preservación no como un gesto simbólico, sino como una inversión necesaria para evitar un deterioro mayor.

El proyecto integral de restauración requiere una inversión de al menos 40 millones de pesos e incluye intervenciones tanto en el interior como en el exterior del inmueble, además de la instalación de un sistema de iluminación nocturna para resaltar su fachada, informa Elvia Holguera Altamirano, presidenta del Patronato.

Señala que en enero de 2026 se anunciará formalmente la campaña de recaudación de fondos, luego de que el Patronato creado para este fin fue dotado de seguridad jurídica, tras constituirse ante el SAT como asociación civil y obtener la autorización como donataria.

Catedral de Tampico. | Yazmin Sánchez

Un patrimonio religioso y nacional en riesgo

No solo se trata del principal centro de fe católica de la Diócesis de Tampico, sino de un inmueble patrimonio de la Nación; por ello, fue necesario cumplir con las formalidades ante el INAH y el Inbal, instancias que ya dieron su respaldo para la realización de trabajos en el edificio.

“Con nuestro lema ‘Unidos en la fe, restauremos nuestra Catedral’, la intención es que entre los tampiqueños lo hagamos posible. Es un llamado no solo a los católicos, sino a la sociedad en general, para contribuir al mantenimiento, la conservación y la restauración integral de un inmueble que es patrimonio de la ciudad y de la Nación”.

Filtraciones, murales dañados y obras pendientes

El recinto sacro necesita primero un plan de mantenimiento general. Mientras tanto, se han realizado algunas mejoras con aportaciones voluntarias, entre ellas la adquisición de un nuevo sistema de audio, la rehabilitación de las bancas y la renovación de la iluminación interior.

“Requiere una impermeabilización total, el sellado de muros laterales y la rehabilitación de los bajantes —conductos por los que se evacúa el agua de lluvia que cae en techos, bóvedas y azoteas—, a fin de evitar filtraciones internas y daños estructurales”, explica Holguera Altamirano.
Catedral de Tampico. | Yazmin Sánchez

Se busca también renovar el sistema de aire acondicionado e intervenir los elementos artísticos, como la cantera, la fachada, los murales y la bóveda principal, que nunca ha recibido mantenimiento.

Hemos hecho un cálculo y estamos hablando de 40 millones de pesos. Nos llevará tiempo, pero poco a poco lo iremos concretando. Actualmente se trabaja con el INAH y el Inbal en la actualización del plan maestro elaborado entre 2005 y 2006, que ya estaba autorizado, pero los trabajos nunca se llevaron a cabo”, comenta la presidenta del Patronato Pro-Restauración.

Historia paralela al nacimiento y consolidación de la ciudad

Tras la fundación de Tampico, en 1823, se decidió construir la primera capilla para sus pobladores. Se trataba de una modesta estructura que comenzó a levantarse en el costado poniente de la hoy Plaza de Armas, donde actualmente se ubica el Palacio Municipal, relata David Granados Ramírez, presidente de Rescate Histórico de México, asociación civil.

De capilla modesta a catedral porteña

Sin embargo, una inconformidad ciudadana obligó a replantear su ubicación y se decidió situar el templo al norte de la plaza, donde permanece actualmente transformado en catedral. Con el crecimiento de la población y la consolidación de Tampico como puerto estratégico, pronto surgió la necesidad de construir un espacio de mayores dimensiones.

Lorenzo de la Hidalga y el diseño ecléctico

El 9 de mayo de 1841 se colocó la primera piedra de lo que, con el paso del tiempo, se convertiría en la actual catedral porteña. El proyecto quedó a cargo del arquitecto español Lorenzo de la Hidalga, quien imprimió al edificio un diseño ecléctico, al combinar elementos de distintos estilos arquitectónicos.

“Él formaba parte de la Academia de San Carlos, la principal institución de formación artística de México. Estaba haciendo obras relevantes como el Gran Teatro Nacional, el proyecto del monumento a la Independencia para la Plaza Mayor, la Plaza del Volador, entre otras, y su participación le dio renombre al proyecto en Tampico”, cuenta el historiador.

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El auge petrolero devolvió su esplendor

Inaugurado en 1850, el templo que luego sería catedral sufrió modificaciones importantes: la nave central colapsó en 1917 y un rayo derribó la torre poniente en 1922. Los magnates petroleros financiaron entonces la reconstrucción, asegurando que el edificio recuperara su esplendor.

“En ese tiempo, la ciudad vivía su mayor auge petrolero; aquí operaban grandes compañías extranjeras y se concentraban los capitales de la época. Fue así como Edward L. Doheny y su esposa, junto con directivos de la refinería El Águila, la comunidad española y otros actores económicos, comenzaron a aportar recursos para la reconstrucción”, relata Granados Ramírez.

Se financió entonces la construcción de una segunda torre, la nave central, la cúpula, la compra de un órgano de patente alemana y el altar mayor de mármol de Carrara, de estilo renacentista, que fue traído desde Italia por los hermanos Biagi. Posteriormente, se colocó el polémico piso con cruces gamadas en el eje central que conduce al altar principal.

Catedral de Tampico. | Yazmin Sánchez

Cruces gamadas, un símbolo anterior al nazismo

Sobre estas cruces, asociadas posteriormente con el nazismo, David Granados sostuvo que no guardan relación alguna con esa ideología, que surgió años después. Se trata de un símbolo religioso ancestral que fue interpretado, dentro de la tradición cristiana, con un significado positivo, además de representar el logotipo de la compañía El Águila.

Para 1922, el inmueble había recuperado su esplendor y volvió a lucir el reloj monumental traído de Londres, donado por Ángel Sáinz Trápaga. Ese mismo año adquirió el rango de catedral y se decidió que la sede episcopal de Tamaulipas se estableciera en Tampico.

En 1931 fue consagrada como Catedral de la Inmaculada Concepción, consolidándose como sede episcopal y uno de los principales referentes institucionales y simbólicos de la Diócesis.

Ciclones, refugio y transformaciones urbanas

El presidente de Rescate Histórico de México añade que, a lo largo del siglo XX, la catedral fue testigo tanto de los embates de la naturaleza como de profundas transformaciones urbanas y sociales.

“Presenció el impacto de los ciclones de 1933 y 1955 (Hilda) y fue refugio para la población. La catedral tiene un pozo de venero y de ahí se tomó agua para los damnificados del centro de la ciudad”, refiere el investigador.

Comenta que, en la década de 1950, se pintó el viacrucis alrededor del inmueble y la catedral comenzó a incorporar elementos que le dieron una fisonomía singular, al conjugarse el diseño original neoclásico y añadidos decorativos asociados al art decó y al art nouveau. Alberga dos estatuas de la Inmaculada Concepción: una de ellas de mármol blanco de Carrara, traída de Italia; la otra, policromada, corresponde a un estilo de inspiración medieval.

“Hacia los años 60, la fachada fue recubierta con cantera rosa. En el mismo periodo se elaboró el Cristo en mosaico de inspiración bizantina, el Cristo Pantocrátor, ubicado en el frente del edificio, y ya en el 2000 se concluyó la colocación del piso de mármol”, añade.

Catedral de Tampico. | Yazmin Sánchez

Una alerta tras la tragedia en Ciudad Madero

Más que un templo, la catedral es un documento de piedra. Habla de un país que permitió que el petróleo financiara no solo su economía, sino también sus espacios religiosos, apunta, a su vez, el cronista adjunto de Tampico, Francisco Ramos Alcocer.

El colapso de la Iglesia de la Santa Cruz, en Ciudad Madero, Tamaulipas, que cobró 12 vidas durante un bautismo grupal el 1 de octubre de 2023, encendió las alertas y obligó a las autoridades eclesiásticas a revisar, con el apoyo de ingenieros y arquitectos, las condiciones estructurales de todos sus inmuebles religiosos, incluida la Catedral.

El entonces titular de Desarrollo Urbano en Tampico, Carlos de la Rosa Durán, advirtió que los trabajos de mantenimiento y conservación eran inaplazables por razones de seguridad para la feligresía, ya que las lluvias aceleran el deterioro de murales y vitrales. Pero hasta ahora continúan pendientes.

ICGC

  • Cristina Gómez
  • Con más de tres décadas en el periodismo, escribir es mi pasión. Buscadora de verdades ocultas, de convertir cifras en relatos y de tejer reportajes que dejen huella en la memoria colectiva, porque todo dato encierra un rostro, una vida, una historia. Orgullosamente panuquense y tampiqueña por adopción.

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