Es una mujer completamente enamorada del teatro, la danza y la lectura, aspectos que no se quedan atrás como sus complementos de amor desde la infancia.
Su trayectoria como actriz y directora data de los primeros meses de los noventa, un camino lleno de ramales que la llevaron a trabajar con personas y su infinidad de habilidades por desarrollar.
Su nombre es Guadalupe del Consuelo Múzquiz Hadad, en honor de la hermana y de la abuela de su padre, pero es mejor conocida como Cony Múzquiz, directora del Grupo de Teatro de Sordos “Miradas y Señas”, una alternativa de desarrollo para personas sordas con el arte dramático como expresión, hilvanando historias en el silencio.
Para ella la palabra inclusión tiene un significado que va más allá de la moda que ha tenido, sobre todo en discursos políticos y programas de desarrollo social, “La palabra inclusión está de moda, sin acción se queda en sólo una palabra bonita, lo mismo pasa con la palabra amor”.
¿Qué disfruta hacer Cony Múzquiz fuera del teatro?
Me gusta mucho nadar y amo bailar. Me encanta bailar porque es algo que desde niña he practicado mucho. Bailé ocho años tahitiano y hawaiano cuando era pequeña, eso me quitó la pena al estar frente al público.
Estuve en teatro y declamé también porque me encantan las sensaciones y emociones que causa la palabra. Mi padre fue un maravilloso lector, por lo que me impulsó mucho a la lectura y me atrapó la poesía.
¿Qué libro acaba de leer y cuáles clásicos son sus preferidos?
Terminé apenas “El guardián entre El Centeno” del americano Jerome D. Salinger. A mí me encanta Mario Vargas Llosa, que primero me chocaba por una novela que leí de él, luego en otra y me enamoré de él. Me gusta García Márquez y no se diga Benedetti y “La Tregua”.
¿Qué soñaba Cony Múzquiz con ser de grande?
De niña siempre quise ser maestra y al vivir en Toluca por el trabajo de mi padre cursé la preparatoria en una Normal para ser educadora. Terminé ahí la prepa, pero sabía que no quería seguir la carrera, sentí que no era opción para mí cuidar a niños y por las tardes preparar material.
Estudié la licenciatura en Comunicación y terminé haciendo maestría en Educación, así es la vida.
¿Cómo incursiona en el teatro con personas con discapacidad?
Empecé a trabajar con niños down en el 1997 y así duré muchos años, ya por el 2008, More Barrett me invitó a trabajar en un proyecto que empezaba a formar grupos de teatro de sordos en la república mexicana. Ahí empecé con el grupo hasta ser la directora de Teatro de Sordos “Miradas y Señas”.
¿Qué representa para usted la palabra inclusión?
La inclusión deja de ser sólo una palabra bonita cuando se convierte en acción. Realmente es reconocer en el otro sus habilidades, es darle la oportunidad al de desarrollar sus capacidades.
La palabra inclusión está de moda, sin acción se queda en sólo una palabra bonita, lo mismo pasa con la palabra amor.
Como maestra, ¿cuál es su estrategia para explotar las habilidades de los demás?
Primeramente reconociéndolos, hacerles saber que todos tenemos algo que aportar. En el teatro trabajamos con lo mejor de cada uno y si aprendemos a trabajar en equipo con eso salen las cosas.
No es una labor tan complicada, ya que es teatro lo que enseñamos, creo que hay que entender los ritmos de cada persona. Lo toman muy en serio, con respeto y seriedad; con eso yo me doy por bien servida.
Cuando se concreta una obra es un logro compartido, compartimos la misma satisfacción, así es en el teatro.
¿Qué les aprende como docente a sus alumnos?
Les aprendo su valor y fortaleza, les apremio que todos podemos, así sea de grande su temor o inseguridad, al trabajar en una obra de teatro los llegas a vencer apoyados en los demás.
¿Cómo queda el teatro de sordos tras la pandemia?
Nos fue muy mal y fue algo muy triste, complicado. Ahorita ya estamos empezando de nuevo. Los integrantes del grupo también la pasaron mal, unos se quedaron sin trabajo y se les complicó todo, luego el vernos de nuevo nos llenó de energía.
¿Cuál ha sido su obra favorita?
“Diatriba de amor contra un hombre sentado” de García Márquez, con la actuación de Marisa de Serna, la disfruté muchísimo.
¿Qué música disfruta más?
Como me gusta mucho bailar, me encanta la salsa, los boleros o el danzón. Me gusta mucho Agustín Lara y su música que son poemas. También me gusta el pop actual.
¿Cocina?, ¿qué le sale de rechupete?
Disfruto mucho cocinar. Me salen muy bien las calabacitas rellenas de queso o picadillo.
¿Cómo le llamaría a la obra de teatro de su propia vida?
La llamaría “Gracias a la vida”, la llamaría “Gracias”, algo así.
EGO