¿Cómo muere un restaurante? Dolorosamente. A mordidas, podría decirse.
José Chávez cuenta la agonía de su negocio, devorado por la pandemia del coronavirus. Tiene 37 años de edad, hace doce años que egresó de la licenciatura en Gastronomía y hace 12 meses inició su propio proyecto: un restaurante ubicado en la Colón en Torreón. Luego llegó el covid-19 y el sueño se fue al traste. De un día a otro, el negocio dejó de ser eso, un negocio.
Las cuentas, literalmente, "se lo comieron”: luz, salarios, agua, renta.
Incluso, debió dejar su departamento y en un espacio que comparte con su pareja, los fines de semana realiza platillos sobre pedido y mantiene un negocio de venta de pays, su única fuente de ingresos por el momento.
Su caso es el de miles empresarios restauranteros que ya no tienen forma de salir adelante en su negocio. José comparte cómo, por las consecuencias que trajo el covid-19, su vida cambió “en un mil por ciento”: su restaurante “Taco Wabo Marisquería” dejó de tener clientes de una semana a la otra. Al mismo tiempo, aumentaron las cuentas, los servicios por pagar comenzaron a superar sus ingresos y cuando ya fue insostenible la situación, decidió cerrarlo ya que ni siquiera era opción un traspaso.
Antes de que la pandemia llegara a Torreón, a la par de ser chef en su propio restaurante, dirigía una escuela de cocina, daba clases privadas y brindaba asesorías gastronómicas, las cuales también suspendió por el distanciamiento social decretado por las autoridades.
Ahora, los fines de semana vende comida por pedido con platillos como lasaña, barbacoa americana, cochinita y una de sus especialidades: los pays dulces y salados.
Pese a todo, mantiene el ánimo en alto. “La verdad es que siempre he sido muy movido y a darle para adelante, comenzamos de cero nuevamente, pero saldremos de esta yo y toda la gente que resultamos afectadas por esta pandemia”, asegura.
ledz