Desde que Angélica Fabela decidió estudiar la carrera de Enfermería, sabía de la pasión que requiere la profesión pero también el riesgo que representa atender a un enfermo, con una posibilidad latente de contagio de cualquier enfermedad o virus.
Sin embargo, en la actual contingencia sanitaria por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19 ha reforzado las medidas de seguridad al llegar al hogar para cuidar de los suyos.
Forma parte del grupo de enfermeros que laboran en el Hospital de Zona número 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Gómez Palacio, lugar donde hasta el momento se reportan cuatro muertes confirmadas por coronavirus, además de recibir casos sospechosos y confirmados.
“Como enfermera y como madre de familia no me da miedo enfermarme, temo a enfermar a mi familia. Yo tomé la decisión de llevar esta carrera, sé los riesgos y estamos preparados, pero ellos no”.
Al igual que otros compañeros, desde que fueron separadas las áreas al interior del la clínica 46 por el aumento de casos atendidos, realizan diferentes acciones de prevención de contagio al interior del nosocomio y en sus hogares, con la sana distancia como prioridad.
Luego de una jornada laboral en el hospital, Angélica tiene como protocolo propio darse un baño al llegar a casa, No da ni un solo paso dentro de casa con sus zapatos blancos tradicionales de las enfermeras, son recogidos para ingresar descalza directo a la regadera, no sin antes ser rociada por una dosis de alcohol o cloro diluido con un atomizador.
“Hay muchos que optan por usar el uniforme solo en el hospital y a casa llegar con ropa normal, pero yo no, yo llego uniformada a mi casa, me quito los zapatos y los tomo con las manos para irme directo al baño, todo esto antes de llegar a saludar a mi familia”.
La ropa del uniforme se mete a una bolsa donde irá directo a la lavadora, que al ser ropa blanca, se le añade con confianza desde jabón, cloro y hasta limpiador de pino, tal como lo comparte la enfermera general tipo 08 de la clínica 46 del IMSS.
Al tener en casa a un hijo de tres años de edad, para Angélica es complicado explicarle el motivo por el que no lo puede llenar de besos y abrazos como es costumbre, incluso dice que se las arregla para llegar a la casa sin avisar.
“Procuro ni siquiera avisar que ya llegué porque son niños y no se les puede explicar que no pueden tocar a mami y que no pueden besarla, por eso llego, me baño, guardo mi ropa para lavarla de inmediato y luego ya continuo con las medidas de precaución normales”, externó.
Respecto a los ataques que se han presentado en diferentes regiones personal del sector salud, la enfermera gomezpalatina señala que más que miedo a ser atacados, existe un miedo de la gente hacia ellos que se puede representar como un rechazo, incluso comenta, “se siente el rechazo de la gente, como un miedo que se ve cuando estamos cerca”.
Así, la pasión y dedicación del trabajador de la salud ante una contingencia sanitaria de tal magnitud como la del covid-19, se refleja en el compromiso de mujeres y hombres que como el caso de Angélica Fabela, ponen en riesgo su integridad y salud a fin de salvaguardar la salud de los demás.
EGO