María de la Luz se aferra a los barrotes del área de urgencias del Hospital General de México. Observa desde afuera la ambulancia donde está su esposo Iván, intubado y en estado grave. Tiene apenas 33 años de edad.
Una paramédico se convirtió en su vocera. María de la Luz intenta escuchar desde esos barrotes y constantemente reitera que "toda la información está en los papeles".
El área de terapia intensiva del Hospital General está saturada. "Vine en la mañana y me dijeron que lo iban a aceptar. Mi esposo viene intubado y con catéter. De repente comenzó a ponerse grave. Lo llevé al Hospital General Dr. Enrique Cabrera y nos dijeron que no era covid; me lo llevé a casa, como no mejoraba, lo llevé al Hospital General La Villa donde me dijeron que sí era covid, pero no le hicieron estudios", relata.
"Lo trasladé a un hospital privado de Tacubaya. Ahí le hicieron una radiografía del tórax y me dijeron que sí tenía. Lo saqué de ahí porque por noche me cobraban 10 mil 500 pesos, muchísimo dinero que no tengo", cuenta.
Iván forma parte de los 15 pacientes que llegaron al área de urgencias y de valoración de triage en menos de dos horas.
"Mi marido de pronto perdió la conciencia de todo, desconoció a sus hijos y hasta olvidó su nombre.
"Ayer, por la tarde, era el cumpleaños de mi hija. Le dijimos que ya reaccionara para que le hiciéramos un pastel. No entendió nada. Nunca tuvo síntomas de gripe ni de tos, tampoco de fiebre. Sólo está gordito por su problema de tiroides", narra.
María de la Luz asegura que jamás rompieron con la disposición de la sana distancia.
"Sólo salíamos los sábados a comprar comida para toda la semana, no estamos en la calle ni nada de eso", asegura.
"Me dijeron que sufrió un paro respiratorio y falleció, así no más"
Unos minutos después, pasa a su lado un hombre agobiado. Se dirige al automóvil donde les informa a sus hijos que su esposa, Mónica Zoila, murió.
Una de las hijas se desmaya. El hombre, en medio de su dolor, comenta que su mujer, de 54 años, padecía de diabetes e hipertensión:
"Me dijeron que sufrió de un paro respiratorio y que falleció, así no más".
(Foto: Araceli López)
"Estuvo a punto de morir en el traslado, pero lo estabilizaron"
En la acera del pasillo que se ubica afuera del área de urgencias, sobre la calle Doctor Pasteur, se concentra el miedo, la incertidumbre y el dolor que enfrentan los familiares con pacientes infectados con covid-19.
En el área de triage está don Alfonso, de 83 años de edad. Su caso llamó la atención médica porque estuvo a nada de fallecer.
Cristina, su hija, relata que llegó con 30 de saturación de oxígeno y los médicos no daban crédito.
"Me dijeron que estaba a nada de morir en el traslado. Ya lo estabilizaron con oxígeno. Él no quería internarse, pero debe quedarse unos dos días porque está oxigenando a 80", narra Cristina tras recordar que su padre es un sobreviviente de cáncer de próstata.
La mujer ve a lo lejos cómo su padre se persigna mientras es trasladado en una silla de ruedas hacia el internamiento.
A su lado pasan hombres de blanco movilizando cápsulas de aislamientos para los pacientes con covid-19.
"Yo era de las personas que no creía en el coronavirus"
En las bancas de piedra, Leticia observa también todo ese ajetreo de ambulancias y pacientes. Su esposo vende nieves, pero hace unos días se enfermó.
"Antonio tiene 68 años, pero ha estado sano; sin embargo, comenzó a sufrir de temperatura alta, dolor de pecho, espalda y de cabeza, en las articulaciones.
"Tenía sensación de cansancio aún estando acostado. Busqué servicios privados porque se dicen tantas cosas malas de los hospitales de gobierno. Tenía tanto miedo, pero no encontramos un hospital adecuado para atenderlo de covid".
Leticia se dice sorprendida: "Yo era de las personas que no creía en la enfermedad y me lo tomaba a la ligera, ahora, estoy viendo esta situación triste y difícil como familiar. Yo les pido a todas las personas que se cuiden y que nada les cuesta ponerse un cubrebocas, protegerse".