Pierde su trabajo por el covid-19 y comienza su negocio de frutas y aguas frescas

Gerardo Camargo, de 63 años es una víctima colateral de la pandemia, ahora ubica su negocio a la altura de la clínica 51 del IMSS en Chapala.

Con 63 años de edad, don Gerardo Camargo es una víctima colateral de la pandemia. (Rolando Riestra)
Luis Alatorre
Gómez Palacio, Durango. /

Con 63 años de edad, don Gerardo Camargo es una víctima colateral de la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19 como muchos otros de su edad. Trabajó 30 años en una tienda de autoservicio en el área de tortilleria, pero luego de ser liquidado y no le quedó de otra que meterse de cerillito, algo que hacía más por ocuparse, ya que es pensionado.

Sin embargo desde hace meses que les obligaron por la edad tuvo que dejar de presentarse, por lo que ante la necesidad de trabajar, sentirse activo y obtener ingresos, instaló afuera de su casa en la colonia Chapala de Gómez Palacio la venta de fruta en vaso y agua fresca, negocio que fue producto de su creatividad y del que tuvo el respaldo de sus hijos.

La tragedia, el dolor y la soledad que ha causado este confinamiento hizo crisis cuando hace tres meses le falleció su esposa, por lo que ahora vive con sus dos hijos, los cuales trabajan y cuenta con la compañía de su perrita “Roberta”, a la que deposita su “seguridad” dice a broma.

La difusión del negocio de don Gerardo se hizo a través de Facebook cuando uno de sus hijos colocó fotografías y un texto en el que invitaba a sus amigos a partir de este lunes al pequeño negocio de su padre dedicado a la venta de fruta, aguas frescas, dando explicación. 

El domicilio y negocio de don Gera está ubicado por la avenida Fidel Velázquez a unos pasos de la tienda de conveniencia a la altura de la clínica 51 del IMSS en Chapala.

"Pensamos que iba a durar sólo unos tres meses y aceptamos diciendo que al rato regresamos, pero no ha habido chance de regresar y se me ocurrió a mi poner un negocito aquí afuera de la casa mientras vuelven a recontratar”, dice.

Relata que ya tenía dos años de laborar como empacador, luego de permanecer tres décadas de laborar en Soriana, ocupando la jefatura de diversos departamentos y el último fue como responsable de tortillería, logrando con ello obtener una pensión que le permite obtener ingresos fijos, pero inquieto como ha sido siempre, no puede quedarse cruzado de brazos y por ello instaló este pequeño negocio.

“Me gusta estar en movimiento, por eso puse este negocito, no porque tenga mucha necesidad de vender, sino por uno mismo para obtener movimiento, pues de lo contrario si no se mueve uno, se va acabando más pronto y me ocurrió esto”, agregó en su relato.

Don Gerardo aprovecha este espacio de su casa para vender jicama con chile, mango, zanahoria rayada, tunas de la temporada, así como agua fresca de tamarindo o de la que hay en la temporada, por lo que lleva dos días instalado y espera la respuesta de sus vecinos como de los amigos y conocidos para que acudan y puedan adquirir su vendimia.

EGO

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