El sonar de los timbales, el güiro, las trompetas, tambores. La cumbia lagunera ambienta uno de los cruceros más comerciales del centro de Torreón congregando a cientos de compradores. Ellos son músicos y cantantes que quedaron sin ingresos tras el cierre de bares y restaurantes por la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19.
La incertidumbre en la reactivación de espacios de entretenimiento, sumado al cierre definitivo de muchas de sus fuentes de trabajo, los orillaron desde hace algunas semanas, a unirse y conformar esta nueva propuesta musical urbana.
Siendo su primer “toquin” callejero, en la esquina de la avenida Hidalgo y Valdés Carrillo en el centro de la ciudad de Torreón, “Tropicalisimo Covid” aprovecha la asistencia de clientes a comercios para mostrar su talento musical a cambio de unos pesos.
Olvera, Yahir, Fran, Cabe, son tan sólo algunos de los jóvenes que están integrando esta agrupación de músicos laguneros, que muestran su talento a cambio de unos pesos que llevar a sus hogares.
“Ha sido la necesidad de llevar sustento a nuestras familias, lo que nos motivó a dejar a un lado la competencia y unirnos para hacer lo que nos gusta aunque ahora sean las calles”, platicó “Cadete”, quien levantaba el ánimo de los transeúntes con el güiro en mano, bailaba, brincaba, y daba sus mejores pasos al ritmo de las mejores cumbias del repertorio de El Gran Silencio e incluso de los laguneros Chicos de Barrio, no sólo por unas monedas, sino por el aplauso y la admiración de quienes con celular en mano, grababan el momento.
La “sana distancia”, pasaba a segundo plano, por momentos hasta se olvidaba. El ir y venir de los compradores por las banquetas del centro de la ciudad, quizás permitía olvidar momentáneamente los tiempos de pandemia, enfermedad y carencia.
Familias detenían su trayecto al salir de la Farmacia Medex de Telas Parisinas, para “mover el bote” por un momento. Los pequeños con sus cubrebocas se movían al ritmo de la música, mientras sus mamás cadenciosamente hacían lo propio.
“Los de la Coca no se han reportado”, lanzaba el vocalista a los repartidores de bebidas gaseosas que surtían de refrescos a los puestos de la peatonal Valdés Carrillo, y que se hicieron de la vista gorda.
El ánimo no caía, la cumbia seguía sonando; de las ventanillas del transporte urbano salían brazos para dar unas monedas; “Cadete” de inmediato alzaba el botecito para captar la ofrenda., mientras que las selfies y los Facebook live, no se hicieron esperar.
“Es la primera ocasión que nos ponemos en este crucero y la verdad nos está yendo muy bien; creo que mientras que reactivan las cosas y abran los lugares, seguiremos trabajando en las calles, y aprovechamos para no perder el ritmo” señalaron rápidamente, antes de comenzar la siguiente pieza.
EGO