El ataque a dos plataformas y un buque petrolero en la Sonda de Campeche -y por lo menos tres incidentes más en el sur del Golfo de México en lo que va del año- dejaron expuesto otro modelo de negocios para las organizaciones criminales: la ‘Piratería Moderna’, que encontró un área de oportunidad en el robo de combustible y el petróleo, en los objetos de valor, en equipo especializado y material eléctrico, empleando principalmente a petroleros, pescadores locales y personas con conocimiento del mercado para los artículos que se roban en alta mar.
Tan solo en lo que va del año, en esta región se han registrado por lo menos seis incidentes contabilizando los del pasado 28 y 29 de junio; a los que se les suma uno a principios de junio en Yucatán, cuando se retuvo temporalmente a los empleados; otro en mayo, en el que sujetos armados abordaron y robaron otra embarcación petrolera; y en enero, cuando los delincuentes atacaron otra plataforma, hechos que quedaron registrados también en los reportes de la Oficina de Inteligencia Naval de Estados Unidos, a los que MILENIO tuvo acceso.
Desde 2018, el Sur del Golfo de México ya ha sido considerado por Washington como una región con potencial para convertirse en “un clúster de piratería moderno”, siguiendo los pasos de la piratería en el Golfo de Adén (Somalia) o el Golfo de África (centro-oeste África), por la forma en la que han venido operado las organizaciones criminales. Inclusive en 2020 ya fue emitida una alerta marítima por el gobierno estadounidense, cuando se registró un repunte en los incidentes de piratería en la región y se alcanzaron hasta 55 incidentes en tan solo dos años.
La consultora global de inteligencia y ciberseguridad S-RM, también tiene focalizados los ataques de piratas en esta región del golfo, y en su último informe ‘Inseguridad Marítima En El Golfo De México: Piratería Y Pandemia’ se refiere a las costas de Campeche, Tabasco y Veracruz, entre los puertos de Ciudad del Carmen y Dos Bocas, en el área de la Bahía de Campeche, como regiones de riesgo.
Además, explica el modus operandi de estos grupos de piratas, que ya se pudo observar esta semana por los trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), y que se ha visto desde hace más de una década en las costas africanas, donde la piratería ha repercutido en el encarecimiento de productos y servicios.
Los piratas operan en pequeños grupos de entre cinco y 15 personas a bordo de lanchas rápidas, que abordan plataformas y buques en alta mar. Habitualmente, utilizan embarcaciones de fibra de vidrio, similares a lanchas pesqueras, que son equipados con motores fuera de borda.
Según este documento, existe una relación entre los delitos marítimos y la pandemia de Covid-19. En principio, ante una disminución de personal naval en alta mar que fue empleado en los centros urbanos para coadyuvar a los servicios sanitarios del país.
En cuanto a los criminales, se destaca el empleo de personas familiarizadas con la industria petrolera, principalmente trabajadores que cuentan con el conocimiento del valor de los equipos, que además asesoran a los piratas sobre qué robar y cómo robar.
Generalmente son utilizados rifles de asalto, pistolas, escopetas, machetes o cuchillos, y sus principales objetivos estarían en el robo de petróleo y combustible, en el robo de objetos de valor para la tripulación, pero de manera particular costosos artículos de comunicación y navegación, tanques de oxígeno o motores.
La noche del pasado 28 y 29 en la Sonda de Campeche, no se reportaron víctimas mortales, solamente pérdidas materiales. Se llevaron equipos electrónicos, cableado, materiales eléctricos, herramientas, así como Equipos de Respiración Autónoma (SCBA por sus siglas en inglés Self Contained Breathing Apparatus), o ERA, diseñados y desarrollados para suministrar oxígeno.
ledz