La cuenca del río Pánuco se llena de agua salada, al tener en su afluente el líquido proveniente del Golfo de México hasta Veracruz, es decir, más arriba de su caudal. Esto significa para la iniciativa privada de Tamaulipas la posibilidad de acabarse el líquido dulce, como también utilizar diversos métodos para reducir las partículas y usarse para el consumo humano e industrial.
Esto aumentó las partículas en el elemento, de acuerdo con datos mencionados por el presidente de la Comisión del Agua en el Consejo de Instituciones Empresariales (Ciest), Luis Apperti Llovet. De ahí, se abren opciones desde procedimientos conocidos hasta la construcción de plantas desaladoras.
“El agua salada en toda la Cuenca del río Pánuco llega mucho más allá del municipio veracruzano, arriba del afluente. Presenta una salinidad superior de 10 mil partes por millón, cuando Playa Miramar tiene 24 mil partículas por millón. No se puede tomar, pero con tratamiento es posible. Una pequeña parte de ese caudal es suficiente para traer lo equivalente a la lluvia faltante de los últimos años”, dijo el empresario.
Estos datos provienen de un estudio con análisis de laboratorio financiado por un empresario del ramo ganadero en el norte de Veracruz, cerca del municipio de Pánuco, quien utiliza esta vertiente para las labores agrícolas en su predio. El mismo, expuesto a sus homólogos tamaulipecos, se realiza en épocas de estiaje, sin embargo, ante esa falta de precipitaciones, se ha prolongado en los dos años recientes.
Como parte de las acciones emprendidas en el sector privado de Tampico, Ciudad Madero y Altamira, el organismo conformado por 18 cámaras y asociaciones civiles proponen varias medidas a fin de contar con el abasto, al tener niveles en el sistema lagunario menores a los 30 centímetros. Consideran alternativas utilizadas en otros países.
“Existe la posibilidad de acabarse el agua dulce. Hay ejemplos como lo hecho en Israel que construyó plantas desaladoras. Otro ejemplo está en los Emiratos Árabes Unidos, donde edificaron una ciudad en medio del desierto y para hacerla sostenible le quitan la sal al agua. Por supuesto, son naciones con infinidad de recursos para proyectos de este nivel”, añadió.
Esta localidad también padece la opción de quedarse sin este suministro ante la falta de lluvias, escasas en los últimos 4 años y con una sequía propensa a ampliarse en los siguientes meses. Ante ello, mencionó Apperti Llovet, una planta desaladora no es la única medida en quitarle dicha cantidad de partículas y ponerlas en los niveles mínimos.
“Tenemos la posibilidad de aplicar métodos que ya existen, no son nuevos, pero sí eficientes, como la filtración y la ósmosis inversa, para tener una fuente desalinizada”, concluyó.
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