El riesgo de muerte para más de 50 familias del sur de Cuernavaca, Morelos, se triplicó: las lluvias, el reciente sismo de 7.7 y sus constantes réplicas, elevaron al máximo el peligro de los habitantes de la colonia Los Pilares de sufrir el colapso de toneladas de piedras, arena y tierra sobre ellos y sobre sus viviendas.
El 14 de septiembre, un alud de tierra cayó sobre tres viviendas, lo que provocó la muerte de tres personas, en tanto que cuatro más resultaron heridas, lo que revivió la necesidad de que tres centenares de personas sean reubicadas para evitar que un nuevo colapso del paredón que colinda con sus casas, eleve el número de afectados.
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La mañana del 14 de septiembre, el pesado alud destruyó tres casas de concreto, colapsó techos e hizo explotar muros. La intervención de las autoridades de rescate permitió que cuatro personas pudieran salir de los escombros. Un bebé, dos mujeres y un hombre, salvaron sus vidas, y fueron trasladados a hospitales de la ciudad.
En contraste, y después de varias horas de trabajo, fueron rescatados los cuerpos de tres mujeres: Montserrat Molina Sánchez y su madre Reina Sánchez Hernández, así como Sofía Valdez Alvarado.
Tras los hechos y frente a las circunstancias de riesgo agravado, algunos colonos han expresado su deseo de recibir apoyo gubernamental, pero la mayoría desea permanecer en esa zona.
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Al respecto, el presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, afirmó que el gobierno local ha estado pendiente, y junto con el gobierno del estado se han coordinado acciones para que, en primera instancia, las personas que deseen salir de ahí puedan ser reubicadas momentáneamente en un albergue.
Agregó que los sistemas DIF municipal y de Cuernavaca ya comenzaron a trabajar coordinadamente para realizar la reubicación de las personas que quieran salir, lamentablemente no son familias completas, sino algunas personas que advierten el peligro y sí desean irse del lugar.
El origen
Fundada a principios de los años 70, la colonia Los Pilares siempre ha permanecido bajo riesgo debido a su asentamiento sobre terrenos blandos y a un costado de un frágil paredón de más de 30 metros de altura, hoy único testigo de la explotación de minas de arena en la zona.
A principios de la década de los 2000, la zona ya había sufrido el desgajamiento de una porción del mismo paredón, en cuya parte superior se asienta el panteón La Paz de Cuernavaca, sin embargo, la ausencia de personas lastimadas y casas afectadas, ayudó al olvido rápido de los acontecimientos, sin embargo, en el 2022 las cosas fueron diferentes.
A una semana de los hechos, los colonos regresaron a sus actividades normales. En el lugar donde murieron las mujeres, entre los escombros, fueron colocadas dos cruces, mientras que una tercera fue clavada sobre un muro que se resistió a caer por completo. Las casas, destruidas, donde aún se ven los muebles y los aparatos electrónicos de las familias que ahí viven, son custodiadas por un elemento policiaco.
Los riesgos se agravan
De acuerdo con informes de Protección Civil estatal a los que MILENIO tuvo acceso, otros desgajamientos son previsibles. Lo blando del paredón, el agua de las lluvias torrenciales que han caído en la ciudad y los constantes sismos de los últimos días, agravan drásticamente la situación.
“Unos sí, y unos no… no todos quisieran ser reubicados”, afirmó un vecino de la calle Bugambilias, lugar del colapso. Quien pide no ser identificado porque “no tiene caso decir nada, porque el gobierno no va apoyar”.
Acompañado de otro vecino, observan en silencio los escombros, y algo se dicen entre sí: “Imagínese que nos digan que nos van a dar dinero para reconstruir ¿aquí? o una casa en otro municipio cuando nosotros trabajamos y vivimos en Cuernavaca”, expone con fatalismo.
DMZ